La orden se produjo cinco meses después de que un informe de inteligencia clasificado de los Estados Unidos sobre posibles ovnis extraterrestres no fuera concluyente: podría explicar algunos incidentes reportados, pero no pudo explicar otros fenómenos, algunos filmados por pilotos cerca de áreas de pruebas militares.
La nueva oficina se centrará en incidentes en, o cerca de, áreas designadas de “espacio aéreo de uso especial” (SUA, por sus siglas en inglés) estrictamente controladas y bloqueadas de la aviación general debido a sensibilidades de seguridad.
Al ejército estadounidense le preocupa que algunos de los fenómenos aéreos no identificados (UAP, por sus siglas en inglés) detectados por pilotos militares en el pasado puedan representar tecnologías de rivales estratégicos desconocidos para los científicos estadounidenses.
“Las incursiones de cualquier objeto en el aire en nuestro SUA plantean problemas de seguridad de vuelo y operaciones, y pueden plantear desafíos de seguridad nacional”, dijo el Pentágono en un comunicado.
El Departamento de Defensa “toma muy en serio los informes de incursiones —por cualquier objeto en el aire, identificado o no identificado— e investiga cada uno”, agregó.
La nueva oficina recibió el nombre de Grupo de Sincronización de Gestión e Identificación de Objetos Aerotransportados (AOIMSG, por sus siglas en inglés), el sucesor de la Fuerza de Tarea de Fenómenos Aéreos No Identificados de la Armada de los EE UU. Será supervisado por un panel de expertos de la comunidad militar y de inteligencia.
Una revisión oficial en su mayoría clasificada de informes OVNI publicados en junio determinó que la mayoría de los alrededor de 120 incidentes en los últimos 20 años podrían explicarse y no tenían nada que ver con tecnología desconocida o secreta de EE UU o extranjera, pero no pudo explicar algunos informes y videos seductores hechos por personal militar.
El año pasado, el Pentágono lanzó un vídeo aún inexplicable, tomado por pilotos de la marina, de objetos que se mueven a velocidades increíbles, giran y desaparecen misteriosamente.
La prueba de julio de China de un vehículo hipersónico que daba vueltas alrededor del mundo que podía lanzar un misil separado mientras viajaba a más de cinco veces la velocidad del sonido alertó a Washington de que Pekín podría tener tecnologías que Estados Unidos aún no ha desarrollado.