El cromosoma Y desaparece: ¿el planeta se quedará sin hombres?

Según un estudio científico checo, el cromosoma Y que determina que un embrión será macho se ha ido reduciendo a lo largo de las décadas y en el futuro podría dejar de existir. Muchos se preguntaron si eso significaba que los hombres desaparecerían de la faz de la Tierra sin su cromosoma. No, no lo harán.

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Vladímir Trífonov es director del laboratorio de genómica comparada del Instituto de Biología Molecular y Celular de la Academia Rusa de Ciencias en Siberia. Durante una entrevista con Sputnik, Trífonov ha querido restar importancia a la función del cromosoma Y que, por cierto, está presente en los hombres y no en las mujeres.

Es precisamente esta una de las funciones más importantes de este cromosoma: la de determinar el sexo del recién nacido.

De su número depende que los atributos propios del sexo masculino surjan durante el embarazo. Trífonov explica que este cromosoma se está acabando porque no se renueva tanto como el resto, según revelaba a principios de 2018 el estudio.

“El cromosoma Y se está reduciendo inevitablemente porque se intercambia poco con el cromosoma X. Por lo general, todos los cromosomas de nuestro genoma intercambian sus piezas de vez en cuando con los de su tipo y, por tanto, el intercambio [de piezas] detiene su desaparición”, explica.

Una gran parte de los cromosomas Y tiene la costumbre de no intercambiar información y, cuando ese intercambio, llamado meiosis, se detiene, esos mismos cromosomas Y comienzan a degenerarse. La velocidad a la que desaparecen, prosigue Trífonov, con el tiempo se reduce.

Al menos, eso es lo que han demostrado los experimentos en los que se compararon los cromosomas Y de las personas y de los chimpancés. Al principio desaparecían más rápido, pero de un tiempo a esta parte su desaparición se ha ralentizado. Trífonov tranquiliza al mundo: “No hay razón para pensar que el cromosoma Y vaya a desaparecer durante los próximos cien millones de años”.

¿Pero qué pasará cuando desaparezca?

De hecho, ya ha desaparecido en algunas especies de mamíferos. Y siguen haciendo su vida. Trífonov pone de ejemplo al tokudaia osimensis, un pequeño roedor japonés, y a ciertas especies de roedores del género de los ellobius propias del oeste y del centro de Asia.

“No les pasó nada. Otro cromosoma de su genoma hizo suyas las funciones propias de los cromosomas Y y los genes responsables de la espermatogénesis se marcharon a otra parte del genoma”, tranquiliza.

Define la desaparición de este apreciado cromosoma como “parte de la evolución”. La velocidad a la que desaparece también depende de la especie de mamífero. Así, por ejemplo, algunas especies de peces lo están perdiendo más rápidamente. Las poblaciones de una misma especie pueden perder el cromosoma a distinta velocidad. Trífonov vuelve a tranquilizarnos.

“Eso ocurre, y a nadie le entra el miedo y dice ‘vaya, ¿y ahora qué va a pasar cuando desaparezca en alguna parte el cromosoma sexual? (…) Como nosotros los mamíferos tenemos un sistema tan estable, que desaparezca uno de nuestros cromosomas nos da miedo. Pero no hay nada que temer. Es un proceso natural que lleva ocurriendo desde hace miles de millones de años”.

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