El “baño del bosque” también podría funcionar en realidad virtual

¿Podrían los bosques eléctricos provocar las mismas respuestas fisiológicas que los bosques reales?

Lukáš Hejtmánek

El concepto japonés de “baño del bosque”, o shinrin-yoku (森林浴), ha sido aclamado durante mucho tiempo por sus supuestos beneficios para la salud. Cientos de estudios científicos sugieren que puede mejorar la salud mental y el rendimiento cognitivo, reducir la presión arterial e incluso tratar la depresión y la ansiedad. Sin embargo, los bosques pueden ser de difícil acceso o, para algunos, completamente inaccesibles en un mundo donde casi 5.000 millones de personas podrían vivir en entornos urbanos en 2030.

Algunos científicos creen que la realidad virtual podría ofrecer una solución. La RV ya se ha utilizado para distraer a niños que deben someterse a procedimientos médicos, y los paisajes virtuales helados han aliviado el dolor de las víctimas de quemaduras. ¿Podrían los bosques virtuales provocar las mismas respuestas fisiológicas que aquellos bosques reales?

Un grupo de científicos de la Universidad Checa de Ciencias de la Vida, compuesto por un psicólogo en colaboración con investigadores del departamento forestal, ha puesto a prueba la hipótesis. El ensayo consistió en trasladar a un grupo de 15 personas a la reserva natural de Roztocký háj, cerca de Praga, para realizar sesiones de baño de 30 minutos. Después, utilizaron escáneres láser para crear un gemelo virtual de la misma zona de bosque y, además, se mejoró con grabaciones de audio. De entre los 20 participantes, diez de ellos habían visitado el bosque real. Según los resultados, publicados en noviembre de 2022 en Frontiers in Virtual Reality, los cuestionarios que evaluaban el estado emocional de los participantes no revelaron diferencias significativas entre la experiencia virtual y la real. Como explicó Martin Hůla, el investigador forestal que dirigió el proyecto, “era consciente de que el bosque no era real. Sin embargo, la experiencia era inmersiva y resultaba fácil olvidar que estaba en una sala de experimentos”.

Otro grupo de científicos investigó el baño forestal virtual en un trabajo reciente, que ha sido publicado en la revista Forests. Esta vez, los científicos desarrollaron un juego, basado en métodos reales de terapia forestal guiada al aire libre. Los participantes debían hacer fotos con una cámara virtual, recoger diversos objetos y participar en un sencillo programa de ejercicio físico, diseñado para dar a los jugadores una sensación de aventura. Las ocho personas que participaron en este segundo estudio comprobaron que su depresión generalizada, su ira y su fatiga disminuían gracias al juego.

La ciencia sigue dividida sobre los mecanismos que subyacen al baño de bosque en sí. Algunos dan crédito a la teoría de la biofilia, popularizada por Edward O. Wilson en la década de 1980. Esta sugiere que los humanos necesitamos interactuar con la naturaleza porque nosotros mismos formamos parte de ella. También existe la “teoría de la restauración de la atención“, que sugiere que entornos naturales como los bosques ofrecen múltiples oportunidades para que las personas se recuperen de las agotadoras tareas del día a día. Ambas teorías podrían aplicarse también a los bosques virtuales.

Por supuesto, existen algunas limitaciones. Por ejemplo, como la capacidad de procesamiento de los ordenadores es finita, los bosques virtuales tienen límites físicos. Algunos de los participantes del estudio checo afirmaron sentirse enjaulados cuando se encontraron con el muro invisible del bosque. Las limitaciones de potencia también significan que la tecnología no es perfecta al crear pequeños detalles, como setas o insectos. Los entornos virtuales tampoco pueden imitar todas las experiencias sensoriales de un bosque real, como el olor de las hojas húmedas. Un artículo sugería que este problema podía resolverse esparciendo hojas por el suelo de la sala de experimentación. Replicar otras sensaciones, como el contacto del viento en la piel, resultaría más complicado.

Los entornos virtuales también pueden provocar mareos cibernéticos, ya que los ojos perciben el movimiento, pero el cuerpo no. Psicólogos, expertos forestales e informáticos esperan que nuevas investigaciones con grupos más amplios ayuden a superar estas limitaciones.

MIT TR