El asombroso caso de Christopher Knight, el ermitaño que vivió 27 años en el bosque sin hablar con nadie
June 27, 2020 El Mundo , NoticiasEl fascinante caso del “último ermitaño”
Christopher Knight vivió solo durante veintisiete años en los bosques de Maine. Su caso se convirtió en un mito. Muchos dudaban de su existencia. Sin embargo, los pobladores locales compartían historias. Encuentros indirectos. Objetos que se perdían. En ocasiones Knight entraba a sus casas y robaba comida, cervezas, libros, etc. Robaba lo mínimo para no llamar demasiado la atención. Finalmente, la policía lo detuvo en el año 2013. Knight fue sentenciado a siete meses en prisión, luego de que confesara sentirse mal por sus pequeños pero numerosos hurtos.
Todavía eran los años 80 cuando Knight, de 20 años, se internó en el bosque cerca de Rome, Maine. Sus padres jamás reportaron su ausencia. Según diría más tarde, su relación con ellos era buena, pero no empalagosa. Solamente en una ocasión, en los 90, se encontró con otro hombre en una vereda en el bosque e intercambiaron un leve saludo. Esa fue toda su comunicación en veintisiete años.
Knight logró sobrevivir inviernos de -27 grados, aparentemente despertando en la parte más fría de la noche y manteniéndose caliente caminando en torno a su campamento, que calentaba con una estufa de propano. En los inviernos más difíciles, cuando sentía que podía morir de frío y hambre optó por meditar. Nunca encendió una fogata, para no llamar la atención. Se rasuraba y mantenía relativamente limpio, presuntamente robando ropa, para así no generar sospechas si se encontraba con alguien. Era como si quisiera que lo dejaran en paz, al tiempo que escapaba de este mundo.
El también apodado “North Pond Hermit” sigue siendo, en cierta medida, un misterio. Este misterio es indagado por un nuevo documental producido por The Atlantic, pero aunque el documental es bueno, la psicología y la motivación de Knight siguen quedando en el vacío.
Cuando se le preguntó a Knight qué hacía, contestó que al principio leía libros pero que su actividad principal era “hacer nada”. Y esto nunca le aburrió. En todos los años que llevaba en el bosque, según le dijo a la policía, no se enfermó ni una sola vez. No había quien lo contagiara.
La frase más enigmática y fascinante fue dicha por Knight al periodista Michael Finkel, quien escribió un libro sobre su caso. Cuando se le preguntó si tenía una razón para su retiro o algún aprendizaje sobre el tiempo que pasó en el bosque, Knight contestó: “Me examiné. La soledad otorga un aumento de algo valioso… mi percepción. Pero cuando apliqué mi percepción incrementada a mí mismo, perdí mi identidad. No había audiencia, no había nadie para quién montar la obra… Por ponerlo románticamente, era completamente libre”.
El lector quizá encontrará una similitud entre la frase de Knight y algunas de las recientes teorías de la neurociencia que sugieren que el yo es una ilusión. Nietzsche creyó observar que el yo es una máscara que usamos, y buscó destruir el pensamiento representacional. Y por supuesto, en el budismo se dice que la verdadera libertad existe solamente cuando se ha logrado la más alta sabiduría: la ausencia del yo. ¿Alcanzó Knight un estado de libertad inefable en el bosque, hasta el punto de perder toda noción de identidad?
Si en realidad encontró ese estado de paz y libertad, lamentablemente no duró mucho tiempo, pues lo último que supimos de Knight, cuando estaba en prisión, fue que estaba enfermo, inquieto y desesperado.