Dos pavos reales cósmicos muestran el violento pasado de las Nubes de Magallanes

El Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA) reveló dos nubes de gas con forma de pavo real en la Gran Nube de Magallanes. 

Un equipo de astrónomos descubrió dos estrellas bebés masivas en las complejas nubes filamentosas, un hallazgo que coincide con las simulaciones informáticas de colisiones de nubes de gas gigantes. Para los investigadores, la presencia de los filamentos y las jóvenes estrellas son el resultado de violentas interacciones ocurridas entre la Gran Nube de Magallanes y la Pequeña Nube de Magallanes hace 200 millones de años.

Los astrónomos saben que las estrellas se forman en nubes que colapsan. Sin embargo, los procesos de formación de las estrellas gigantes, con masas al menos 10 veces superiores a la del Sol, son difíciles de entender, puesto que no se sabe a ciencia cierta cómo se ha podido concentrar tanto material en zonas tan pequeñas. Algunos investigadores postulan que las interacciones de las galaxias crean un entorno perfecto para la formación de estrellas. Debido a la enorme gravedad, las nubes de las galaxias se revuelven y se estiran, y muchas veces entran en colisión unas con otras. De esa forma, se comprimen grandes cantidades de gas en áreas muy pequeñas, donde nacerían las estrellas masivas.

Los investigadores usaron ALMA para estudiar la estructura del denso gas presente en N159, una incubadora de estrellas de la Gran Nube de Magallanes. Gracias a la alta capacidad de resolución de ALMA, lograron obtener un mapa detallado de las nubes en dos subregiones, la nebulosa N159E-Papillon y el campo N159W Sur.

Lo interesante es que ambas nubes tienen un aspecto muy similar, con filamentos de gas en forma de aspas que se extienden hacia el norte y ejes centrales en el sur. Las observaciones de ALMA también permitieron detectar varias estrellas bebés masivas en los filamentos en ambas regiones.

“Es extraño que se hayan formado dos nubes con la misma estructura y estrellas bebés de edad similar en dos regiones a 150 años luz de distancia”, comenta Kazuki Tokuda, investigador de la Universidad de la Prefectura de Osaka y del Observatorio Astronómico Nacional de Japón. “Debe haber una causa común para ambos objetos. La interacción entre la Gran Nube de Magallanes y la Pequeña Nube de Magallanes es una explicación bastante plausible”.

En 2017, el profesor de la Universidad de Nagoya Yasuo Fukui y su equipo revelaron el movimiento del gas de hidrógeno en la Gran Nube de Magallanes y descubrieron que un componente gaseoso muy cerca de N159 se desplazaba a velocidades distintas del resto de las nubes. Para explicar este fenómeno, postularon que el brote de formación estelar era causado por un flujo masivo de gas proveniente de la Pequeña Nube de Magallanes y la Gran Nube de Magallanes, generado a su vez por el encuentro de ambas galaxias hace 200 millones de años.

Las dos nubes en forma de pavo real reveladas por ALMA ahora avalan esta hipótesis. Las simulaciones informáticas, que muestran la formación de numerosas estructuras filamentosas en un corto período tras la colisión de dos nubes, también confirman esta teoría.

“Por primera vez, revelamos con un gran nivel de detalle el vínculo entre la formación de estrellas masivas y las interacciones galácticas”, celebra Fukui, autor principal de los artículos publicados. “Este es un importante paso para entender el proceso de formación de cúmulos de estrellas masivas en los cuales las interacciones entre galaxias tienen una gran incidencia”.

ALMA