Desvelados los detalles de una ciudad maya sumergida en el lago de Atitlán, en Guatemala.

Un equipo internacional de arqueólogos ha investigado la ciudad maya de Samabaj, cuyos restos se encuentran bajo las aguas del lago de Atitlán, en Guatemala, y que fue abandonada hacia el año 200 d.C.

Panorámica del lago de Atitlán, en Guatemala, bajo cuyas aguas se oculta la ciudad maya de Samabaj

En 1996, el buceador Roberto Samayoa estaba explorando las profundas aguas del lago de Atitlán, uno de los más espectaculares del mundo, situado a una altitud de 1.500 metros sobre el nivel del mar y de 18 kilómetros de longitud, cuando descubrió algo que lo dejó sin palabras. En el lecho del lago, a unos 20 metros de profundidad, encontró fragmentos de cerámica y otros elementos que llamaron su atención y que parecían estructuras realizadas por la mano del hombre. Aquellos misteriosos restos pertenecieron a un asentamiento maya que se alzó en una pequeña isla del lago y que fue bautizado como Samabaj, un nombre que reunía una parte del apellido de su descubridor, “sam”, y el vocablo maya “abaj”, que significa “piedra”.

Desde entonces, Samabaj ha despertado el interés de los investigadores, que han realizado diversas expediciones para explorar los restos y conocer qué fue lo que causó su abrupto final. La primera de ellas tuvo lugar en 2008, dirigida por la arqueóloga guatemalteca Sonia Medrano, que logró localizar diversas estructuras bajo el agua: basamentos rectangulares, graderíos, estructuras circulares, elementos de amarre de embarcaciones y un espacio que los investigadores denominaron Plaza Cerrada, un recinto que, según ellos, parecía destinado a usos rituales y públicos. Esta investigación, y algunas posteriores, sacaron a la superficie elementos cerámicos y líticos que han permitido a los arqueólogos datar el sitio en el Preclásico Tardío maya, entre los años 400 a.C. y 250 d.C.

EXPLORANDO LA CIUDAD MAYA DE SAMABAJ

La actual campaña arqueológica en Samabaj, que ha tenido lugar entre el 14 de marzo y el 3 de abril de 2022ha logrado relocalizar y georreferenciar estructuras, estelas y edificios de este asentamiento sumergido para crear un nuevo mapa planimétrico del lugar. “Con esta planimetría podemos hablar de un sitio que mide, al menos, 200 por 300 metros”, ha afirmado la arqueóloga Helena Barba, responsable de la investigación. El equipo arqueológico ha recolectado, asimismo, muestras de limo del fondo del lago para poder estudiar la dinámica del sitio y esclarecer los procesos que llevaron a su hundimiento bajo las aguas del lago.

Un buceador investiga algunas de las estructuras de la ciudad sumergida de Samabaj / INAH

El equipo arqueológico ha recolectado muestras de limo del fondo del lago para poder estudiar la dinámica del sitio y esclarecer los procesos que llevaron a su hundimiento.

De hecho, el objetivo de la investigación ha sido dar visibilidad al sitio arqueológico mediante el uso de tecnologías virtuales y no invasivas para promover su conservación, crear modelos en fotogrametría y elaborar paseos virtuales para acercarlo a todos aquellos interesados en el mundo maya. Y, lo que no es menos importante, se ha intentado respetar el carácter sagrado que el lugar tiene para las comunidades indígenas que habitan la zona. Precisamente a este respecto, Barba comenta que “nos comprometimos a generar la información necesaria para lograr la puesta en valor del sitio sumergido, respetando los acuerdos con la comunidad de no recuperar ninguna pieza arqueológica, dado el carácter sagrado del lago y de los vestigios”.

¿FUE DESTRUIDA SAMABAJ POR UNA ERUPCIÓN VOLCÁNICA?

Pero ¿qué le ocurrió a Samabaj? ¿Cómo acabó hundida bajo las aguas el lago de Atitlán? Los investigadores creen que puesto que el lago es de origen volcánico (en sus orillas se alzan tres grandes volcanes, de más de 3.000 metros de altitud, el Atitlán, el Tolimán y el San Pedro), tal vez tuvo lugar una erupción en el pasado que causó el colapso de la parte inferior de la isla sobre la que se asentaba la ciudad, lo que hizo aumentar el nivel de las aguas y obligó a sus habitantes a abandonar el lugar en busca de una ubicación más segura.

Un arqueólogo estudia las estructuras de Samabaj, bajo las aguas del lago de Atitlán. / INAH

Los investigadores creen que puesto que el lago es de origen volcánico, tal vez tuvo lugar una erupción en el pasado que causó el colapso de la parte inferior de la isla sobre la que se asentaba la ciudad.

La expedición a esta ciudad maya sumergida ha sido impulsada por el Consejo Consultivo Científico y Técnico (STAB) de la Convención Unesco 2001 sobre la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático. En esta campaña han participado instituciones de varios países, entre ellos España, que ha estado representada por la Universidad de Cádiz (UCA) bajo la dirección del arqueólogo Felipe Cerezo. La dirección del proyecto ha corrido a cargo de la arqueóloga Helena Barba Meinecke, responsable de la Oficina Península de Yucatán de la Subdirección de Arqueología Subacuática (SAS) del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México (INAH).