Descubren la primera evidencia del uso del arco y la flecha fuera de África

Las herramientas, producidas hace 48.000 años en una cueva de Sri Lanka, pudieron ser utilizadas para cazar monos y ardillas en un entorno tropical.

Herramientas de hueso y los animales de los que fueron producidas en Fa-Hien Lena / LANGLEY ET AL.

Un equipo internacional de investigadores ha descubierto en una cueva de Sri Lanka, en el océano Índico, evidencias del uso del arco y la flecha hace unos 48.000 años, el ejemplo más antiguo de cualquier tecnología similar desarrollada fuera de África. Nuestros ancestros pudieron utilizar estas herramientas fabricadas con huesos de animales para cazar monos y ardillas entre los árboles y sobrevivir en un entorno salvaje tropical con pocos recursos. Y quizás, añaden los científicos, otras encontradas en el mismo lugar pudieron servir para fabricar redes de pesca o ropa, lo cual supondría un hallazgo igualmente asombroso.

Los orígenes de la innovación humana se han buscado tradicionalmente en los pastizales y las costas africanas o en los paisajes templados

de Europa. Los ambientes más extremos, como las selvas tropicales de Asia, se han pasado por alto en gran medida, a pesar de que fueron objeto de una profunda ocupación humana.

Sri Lanka, justo al sur del subcontinente indio, conserva evidencias claras de la presencia de nuestros ancestros desde hace unos 48.000 años. También alberga los primeros fósiles de nuestra propia especie, Homo sapiens, en el sur de Asia. Pero cómo nuestros ancestros pudieron sobrevivir en esos ambientes relativamente pobres en recursos durante el Pleistoceno ha resultado un misterio. No estaba claro cómo se las arreglaron para alimentarse de los escurridizos animales que habitaban la isla, monos y ardillas que huyen a toda velocidad y son difíciles de atrapar.

Impactos de alta potencia

Este nuevo estudio, llevado a cabo por investigadores del Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana (MPI-SHH) en Alemania, la Universidad Griffith en Australia y el Departamento de Arqueología del Gobierno de Sri Lanka, puede tener la clave. La investigación, publicada en «Science Advances», se centra en unas herramientas halladas en la cueva de Fa-Hien Lena, en el corazón de los bosques de la zona húmeda de Sri Lanka, un importante sitio arqueológico del sur de Asia que preserva también restos de nuestra propia especie. Los investigadores sospechaban que estos objetos pudieron haber sido utilizados para la caza, pero no podían confirmarlo.

Ahora, un análisis microscópico detallado de alta potencia ha dado la razón a los investigadores. «Las fracturas (en los huesos) indican daños por impacto de alta potencia, algo que generalmente se ve en el uso de la caza de animales con arco y flecha», explica Michelle Langley, de la Universidad Griffith y autora principal del nuevo estudio. «Esta evidencia es anterior a hallazgos similares en el sudeste asiático hace 32.000 años y la primera clara del uso del arco y la flecha más allá del continente africano», subraya.

El equipo encontró cuentas de concha de hace aproximadamente 45.000 años / Langley et al

Redes y ropa

Pero la innovación humana temprana no se detuvo allí. El equipo concluye que otras herramientas óseas pudieron ser empleadas para la pesca de agua dulce en arroyos tropicales cercanos, así como para trabajar la fibra con el objetivo de hacer redes o ropa. «También encontramos cuentas de colores de mineral ocre y refinadas cuentas de conchas traídas desde la costa, con una antigüedad similar a otros materiales de ‘señalización social’ encontrados en Eurasia y el sudeste asiático, hace aproximadamente 45.000 años», dice Langley. Juntos, esto revela una compleja red social humana temprana en los trópicos del sur de Asia.

Estos descubrimientos cambian lo que creíamos saber sobre el ambiente como impulsor de la tecnología y la innovación. La sabana y los entornos marinos africanos han sido considerados impulsores de los primeros experimentos culturales y de caza de los humanos del Pleistoceno. En Europa, el arte rupestre, las delicadas tallas óseas y la ropa se han visto como mecanismos clave de supervivencia para equipar a las poblaciones en expansión ante los climas fríos del norte.

«Este enfoque tradicional ha significado que otras partes de África, Asia, Australasia y las Américas a menudo se hayan quedado al margen en las discusiones sobre los orígenes del material cultural, como nuevos métodos de proyectiles de caza o innovaciones culturales asociadas con nuestra especie», dice Patrick Roberts, del MPI-SHH y coautor del nuevo estudio. «Sin embargo, durante los últimos veinte años hemos comprobado cómo los humanos del Pleistoceno ocuparon y se adaptaron a una variedad de ambientes extremos a medida que migraron más allá de África, incluidos los desiertos, los entornos de gran altitud y los bosques tropicales como los de Sri Lanka».

Especie global

El nuevo estudio destaca que los arqueólogos ya no pueden vincular desarrollos tecnológicos, simbólicos o culturales específicos en humanos del Pleistoceno a una sola región o entorno. «La evidencia de Sri Lanka muestra que la invención de arcos y flechas, ropa y señalización simbólica se produjo varias veces y en diferentes lugares, incluso dentro de las selvas tropicales de Asia», dice el coautor Michael Petraglia, del MPI-SHH . Además del aislamiento en ambientes fríos, la ropa también puede haber ayudado un papel contra los mosquitos tropicales. «Y en lugar de solo cazar mamíferos de pastizales – agrega el arqueólogo del zoológico Noel Amano, otro coautor de MPI-SHH-, los arcos y las flechas ayudaron a los humanos a conseguir pequeños animales, primates y roedores que habitan en los árboles».

Para Nicole Boivin, directora de MPI-SHH y coautora del estudio, «estas habilidades permitieron (a los seres humanos) colonizar casi todos los continentes del planeta hace unos 10.000 años, lo que nos colocó claramente en el camino de ser la especie global que somos hoy».

ABC