Un grupo de investigadores de la Universidad de Essex, en Reino Unido, y la Universidad Ludwig Maximilians de Munich, en Alemania, ha establecido en un nuevo estudio, publicado recientemente en Journal of Neurophysiology, la existencia de una “huella dactilar del dolor” en el cerebro humano. La misma tiene la función de hacer evidentes las diferencias en el procesamiento cerebral del dolor en cada persona, y podría ser de gran utilidad para saber más sobre la relación entre las experiencias sensoriales y las dinámicas neuronales.
Una huella individual y estable
En líneas generales, los especialistas hallaron que las ondas cerebrales de oscilación rápida directamente implicadas con la experiencia de dolor breve y el tacto difieren notablemente en las exploraciones realizadas en forma individual. Hasta el momento, se pensaba que estos registros, denominados oscilaciones gamma, representaban la percepción del dolor en el cerebro pero no marcaban diferencias importantes a nivel individual.
Incluso, al privilegiar los indicadores grupales y las diferencias observadas en ellos, las huellas individuales eran definidas como “ruido” en los escaneos y, por consiguiente, inmediatamente descartadas. Sin embargo, los científicos a cargo de la nueva investigación hallaron grandes diferencias en el momento, la frecuencia y la ubicación de las oscilaciones gamma en cada individuo. Además, los investigadores quedaron sorprendidos al confirmar que algunas personas no mostraron ondas en absoluto.
“Por primera vez hemos podido identificar la extrema variabilidad en la respuesta gamma entre individuos, además de mostrar que el patrón de respuesta individual es estable a lo largo del tiempo, mientras que el grupal se modifica. Esta dinámica de variabilidad grupal y estabilidad individual puede aplicarse a otras respuestas cerebrales: al caracterizarla, logramos identificar huellas individuales de dolor en la actividad del cerebro”, indicó en una nota de prensa el Dr. Elia Valentini, autor principal del nuevo estudio.
Un enigma a resolver
El estudio incluyó datos de 70 personas, desarrollándose dos experimentos con un láser utilizado para generar dolor. Los científicos identificaron que las ondas gamma de cada sujeto eran “notablemente estables” y creaban patrones individuales similares cuando se estimulaban. A pesar de esto, algunos participantes indicaron sentir dolor y al mismo tiempo no registraron respuesta gamma, mientras que otros mostraron una gran respuesta en cuanto a la actividad de las ondas.
Para finalizar, es importante destacar que aunque hasta el momento no se sabe por qué existe tal variación en cada individuo, se espera que los resultados de esta investigación sean el inicio de una serie de estudios más profundos, que puedan arrojar luz sobre esta cuestión.
Referencia
Interindividual variability and individual stability of pain- and touch-related neuronal gamma oscillations. Elia Valentini, Alina Shindy, Viktor Witkovsky, Anne Stankewitz and Enrico Schulz. Journal of Neurophysiology (2023). DOI:https://doi.org/10.1152/jn.00530.2021