Cuando ellas mandan: las especies lideradas por hembras

Las abejas, las hormigas, las hienas, las suricatas, el pez payaso y los lémures, entre otros, son animales con sociedades matriarcales.

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Es fácil caer en la tentación de pensar que en el mundo animal los machos son más grandes, más fuertes y que, por tanto, son los que dominan los grupos (organización patriarcal). Sin embargo, la realidad es muy diferente, hay un gran número de especies que viven en sociedades matriarcales.

En el matriarcado la hembra ejerce la autoridad máxima y tiene el papel predominante. Posiblemente, a más de uno el primer animal que le viene a la mente cuando se habla de este tipo de estructuras sociales sea la abeja.

Casi toda la colonia está formada por hembras, que son las encargadas de la organización, mantenimiento y expansión de la colmena, tan sólo necesitan a los zánganos para satisfacer las necesidades reproductivas de la reina.

Algo parecido sucede en el caso de las hormigas en donde el papel de los machos se reduce exclusivamente a esa esfera, y una vez que cumplen la función para la que están diseñados mueren. En estos animales tenemos un caso extremo, las colonias de hormigas amazónicas –Mycocepurus smithii– compuestas exclusivamente por hembras.

También disponemos de ejemplos en el mundo marino. Así por ejemplo, las orcas viven en grupos liderados por hembras, en los cuales las crías permanecen durante toda la vida con sus madres, incluso cuando tienen descendencia. De esta forma, se da la particularidad de abuelas orcas cuidando de sus nietas.

El pez payaso (Amphiprion bicinctus) –también conocido como pez de las anémonas- es un pequeño pez marino que vive en sociedades matriarcales especialmente singulares, formadas por un macho y una hembra adultos y varios juveniles.

En el supuesto de que la hembra desaparezca el macho altera sus niveles hormonales y su comportamiento, transformándose en una hembra. El objetivo de esta metamorfosis es restaurar el equilibrio previo y evitar el fracaso reproductivo, para ello es preciso, además, que uno de los peces juveniles adopte el rol del macho.

Desde las hienas hasta los elefantes

La organización matriarcal también la encontramos en mamíferos terrestres como las hienas manchadas, en donde las hembras no sólo son más grandes, sino que también son más fuertes.

La hiena es la líder del clan, que se encuentra arropada por el resto de las hembras dominantes, y será su cría la que herede el estatus de superioridad. Cuando matan a una presa son las hembras dominantes las que se alimentan en primer lugar y los machos comen exclusivamente lo que ellas les dejan, si no fuera suficiente no tendrán más remedio que buscar algún resto abandonado en la sabana.

Los suricatas son mamíferos que habitan en la región del desierto de Kalahari y en las llanuras sudafricanas. Suelen vivir en manadas de varias decenas de individuos en las que las hembras alfa son las que dominan y dirigen el grupo.

En el caso de los elefantes también es la hembra la que se encuentra en la cúspide de la jerarquía social. Las manadas de estos animales suelen estar comandadas por la hembra de mayor edad, la más experimentada.

Nuestros primos también viven en una sociedad matriarcal

Los parientes vivos más cercanos al Homo sapiens son los bonobos (Pan paniscus), los cuales, y a pesar de que los machos son más fuertes y más grandes que las hembras, también viven en un sistema matriarcal.

A diferencia de los chimpancés, son pacíficos y resuelven sus conflictos con favores sexuales, de forma que son de las pocas especies que mantienen este tipo de relaciones sin una finalidad reproductiva.

Los bonobos no son los únicos primates que viven en sociedades matriarcales, también la encontramos en los lémures. Estos mamíferos se caracterizan por un dimorfismo sexual muy pequeño, siendo muy complicado diferenciar a los machos de las hembras.

Los lémures viven en grupos de unos veinte ejemplares, en los cuales las hembras muestran una clara dominancia social, aunque numéricamente se encuentren en inferioridad.

En alguna ocasión los zoólogos han observado que si un macho contraria a una hembra puede verse empujado o abofeteado por ella, la cual es la que primero se alimenta y la que tiene prioridad durante los momentos de aseo corporal.

Quizás los guionistas de «Los pingüinos de Madagascar» deberían haberse planteado que el rey Julien -el divertido lémur de cola anillada- hubiese sido un personaje femenino.

ABC