Conexiones significativas: la fascinante relación entre Carl Jung y el físico Wolfgang Pauli
September 12, 2020 El Mundo , NoticiasCarl Gustav Jung y Wolfgang Pauli sostuvieron una de las relaciones intelectuales más admirables del siglo XX.
Carl Jung, el alumno de Freud y una de las figuras centrales de la espiritualidad del siglo XX, conoció en la década de 1930 al físico Wolfgang Pauli, uno de los físicos más brillantes de su época y una de las principales figuras en el campo de la mecánica cuántica. Aun cuando sus campos de conocimiento y actividad fueron claramente distintos, la relación entre Jung y Pauli fue más que una mera amistad: fue una relación entre colaboradores y entre paciente-terapeuta, en la que hubo influencia mutua.
A algunos les sorprenderá saber que los sueños que son interpretados en el libro Psicología y alquimia, una de las obras principales de Jung, son los sueños de Wolfgang Pauli. Jung presentó en este libro la idea de que la psique humana tiene una tendencia o un telos hacia la integración o la totalidad, la cual se manifiesta a través de símbolos. Este proceso de integración o individuación puede compararse con un proceso alquímico o con la formación de un mandala: en términos de Jung, una especie de centro en el que se sintetizan los opuestos y se establece el sí mismo de una manera armónica con el universo.
El libro Synchronicity: The Epic Quest to Understand the Quantum Nature of Cause and Effect, escrito por el físico e historiador Paul Halpern, narra los pormenores de la relación entre estos dos grandes intelectuales del siglo XX. Halpern narra cómo Pauli recurrió a Jung después de un divorcio y en un momento en el que bebía mucho alcohol (curiosamente, Jung tuvo después una gran influencia en el desarrollo de la terapia de Alcohólicos Anónimos).
Jung tuvo suficiente ascendiente sobre Pauli como para que este se interesara por la parapsicología, por eventos extrasensoriales y por las nociones de “sincronicidad” y “conexiones acausales” en las que profundizó el psiquiatra suizo. En particular, Pali relacionó esto con la noción de entrelazamiento en la física y con el problema de la medición, o el aparente efecto del observador en lo observado. Juntos desarrollaron la noción del unus mundi, una unidad subyacente de la cual emergen las conexiones.
En su obra, Halpern explora la idea de la sincronicidad y la posibilidad de que existan conexiones sin causalidad, un tema que se discute ampliamente en la mecánica cuántica. Halpern cuenta que Pauli acumuló una biblioteca de libros esotéricos, de misticismo oriental y demás. Algo que, por lo demás, no es del todo raro entre físicos, particularmente en su madurez o vejez: también Heisenberg, Schrödinger y, más recientemente, David Bohm exploraron en sus últimos años de vida ideas más cercanas a la religión y a la filosofía que a la ciencia.
Cabe mencionar por último que la influencia de Jung en una persona de la talla intelectual de Pauli no puede considerarse tampoco algo extraño, pues su poderosa personalidad fue enormemente atractiva y admirada por numerosos escritores, artistas y eruditos en general de la primera parte del siglo XX. Hermann Hesse, Henry Corbin, Gershom Scholem, Mircea Eliade y varios más pueden contarse entre esta pléyade que, en su momento, estuvo cerca de Jung. Este capítulo en particular de la historia de las ideas podría contarse a través de las reuniones del “Círculo de Eranos”, un grupo de discusión intelectual dedicado a los estudios humanísticos y religiosos, así como a las ciencias naturales, fundado en Suiza y vigente desde 1933, que en sus inicios estuvo dirigido por el eminente filósofo y teólogo Rudolf Otto, la teósofa Olga Fröbe-Kapteyn y el propio Jung.
Aunque Jung actualmente es visto con cierto desprecio por la academia y el mundo intelectual, no hay duda de que fue una figura de gran importancia. Es seguramente su inclinación abierta al misticismo –o a lo numinoso; un término que, de hecho, tiene importantes resonancias en la obra de Rudolf Otto– lo que hace que muchos intelectuales no se sientan cómodos tomando en serio el trabajo de Jung. Sin embargo, muchos de estos intelectuales, sin confesarlo y sin el valor de explorarlo, seguramente también tienen intuiciones de una realidad más vasta y posiblemente numinosa de la que el mainstream de la ciencia acepta.