Concluyen que es una falacia no considerar que Plutón es un planeta
September 8, 2018 El Universo , NoticiasLos partidarios de la definición geofísica de planeta han presentado un artículo donde ponen en duda los criterios de la Unión Astronómica Internacional (IAU)
En el instituto probablemente le dijeron que Plutón es el último de los planetas del Sistema Solar: uno muy pequeño y lejano. Pero en 2006, la Unión Astronómica Internacional (IAU), una agrupación de las sociedades astronómicas nacionales que aglutina a 10.000 astrónomos en todo el mundo, definió por primera vez el significado de la palabra «planeta». A raíz de esto, el viejo Plutón quedó relegado a una categoría mucho más insignificante: la de planeta enano. Atrás quedó su glamur, compartido con Júpiter o Marte. Ahora este mundo forma parte de una triste categoría, con docenas de objetos cuyo nombre apenas es conocido por el público.
Desde entonces, un núcleo duro de científicos planetarios, encabezados entre otros por Alan Stern, líder de la misión «New Horizons» de la NASA, –¿adivina usted qué planeta enano exploró esta misión en 2015?–, tiene abierta una guerra contra la IAU para acabar con esta nueva clasificación. A su lado combaten científicos planetarios que usan el concepto de planeta para referirse a lugares como Encélado o Titán, satélites de planetas de pleno derecho. Ahora, en la que es una batalla más, algunos de ellos han vuelto a buscar un punto flaco en la definición de planeta de la Unión Astronómica Internacional. En un artículo publicado en Icarus, una investigación dirigida por Philipz Metzger, de la Universidad de Florida Central en Orlando (EE.UU.), ha asegurado que, en realidad, nadie, ni siquiera la IAU, usa correctamente el concepto de planeta aprobado en 2006.
«La definición de la IUA define el término de planeta basándose en un concepto que nadie usa en su investigación», ha dicho Metzger en un comunicado de su universidad. De hecho, ha señalado, desde tiempos de Galileo se dice que Titán y Europa son planetas, por mucho que estén orbitando Saturno y Júpiter, respectivamente.
Un planeta, según la IAU
Según la IAU, un planeta es un objeto que gira en torno al Soly que tiene tanta masa como para que la gravedad lo comprima y le proporcione una forma redonda. Además ha de ser el objeto dominante en su entorno, de forma que su vecindario esté «limpio» de otros cuerpos. Y es aquí donde surge el problema que señala Metzger.
«Es una definición resbaladiza. Ellos (la IAU) no dijeron qué querían decir con limpiar su órbita. Si lo interpretas de forma literal, entonces no hay ningún planeta, porque ninguno tiene su órbita limpia». ¿Se refiere a que no hay lunas? ¿Asteroides, cometas o restos cercanos? ¿Tiene la Tierra su órbita limpia?
En concreto, la IAU establece que el principio de limpieza de la órbitase cumple si un planeta, como por ejemplo Saturno, domina gravitacionalmente sobre el entorno, y bajo su influencia no hay cuerpos (lunas) de tamaño comparable. En el caso de la Tierra, se considera que por tener nuestro planeta un diámetro cuatro veces mayor que la Luna este criterio se cumple. Pero no así en Plutón, que tiene un diámetro dos veces mayor que Caronte, una de las 5 «lunas» que orbitan junto a él.
Metzger ha repasado la literatura científica de los últimos 200 años y asegura haber encontrado tan solo una publicación, hecha en 1802, que recurra al criterio de limpieza de órbita para definir un planeta. Además este artículo está basado en un planteamiento que hoy en día se considera erróneo.
Kirby Runyon, coautor de la investigación y científico del Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins (en Maryland, EE.UU.), ha dicho que la definición es errónea y que la literatura científica muestra que la limpieza de la órbita no es un criterio estándar que se use para distiguir asteroides de planetas, tal como la IAU aseguró en 2006.
«Hemos demostrado que es una reivindicación falsa», ha dicho Runyon. «Por tanto, es una falacia aplicar el mismo razonamiento para Plutón».
Un planeta, según la definición geofísica
La alternativa fue recuperada el año pasado por Kirby Runyon, y esgrimida en 2006, cuando Plutón fue descatalogado como planeta: se trata de la definición geofísica de planeta. Según esta concepción, cualquier cosa redonda, más pequeña que una estrella y que no sufre reacciones nucleares en su interior, es un planeta.
Esta definición tiene en cuenta las características geofísicas de los objetos. De acuerdo con ella, Plutón volvería a ser un planeta, y junto a él, otros muchos pequeños mundos entrarían en esta categoría, como ocurriría con los pequeños Ceres, Caronte y Sedna. Los satélites de los grandes planetas, muchos de ellos con corteza, núcleo y complejos ciclos geológicos, también entrarían en esta categoría. Esto afectaría a Titán o a Europa, satélites de Saturno y Júpiter, e incluso a la Luna.Todo ampliaría la lista de planetas hasta los 110.
Una de las ventajas de esta definición, aparte de su sencillez, es que le daría a ciertos mundos el glamur de planetas, lo cual despertaría más el interés del público, según Runyon. A fin de cuentas no es lo mismo hablar de una misión a Ceres, el planeta enano o el asteroide gigante, que al planeta Ceres.
Para Metzger, su propuesta de definición geofísica, basada en la redondez de los planetas, no es arbitraria. Según ha dicho, cuando un cuerpo tiene una forma redonda, se activa su geología: «Resulta que es un importante hito en la evolución de los cuerpos planetarios. Aparentemente, cuando esto ocurre, se inicia una activa geología».
Por eso, ha señalado, Plutón tiene un océano subterráneo, una atmósfera compuesta por varias capas, compuestos orgánicos, evidencias de antiguos lagos y cinco lunas. «Es mucho más dinámico y vivo que Marte», ha dicho Metzger. «El único planeta que tiene una geología más compleja es la Tierra».
Una antigua polémica
La decisión de la IAU se produjo después de dos semanas de intensos debates. Su definición tiene en cuenta la posición actual de los objetos, algo que a su vez depende de cómo se formó el Sistema Solar. De acuerdo con esta decisión, en la actualidad hay ocho planetas.
Con motivo del intento de reavivar el debate que protagonizó Runyon, Noemí Pinilla, científica planetaria española, explicó a ABC que la propuesta geofísica no va a acabar con el debate. Y que le parecía simplista no tener en cuenta la historia de formación del Sistema Solar.
En todo caso, recordó que las definiciones solo son «herramientas de clasificación» (en realidad son un instrumento, pero no alteran la naturaleza de lo que se designan). Y pronosticó que, a medida que aprendamos más, habrá que ampliarlas.
La «triste» historia de Plutón
Desde su descubrimiento, el 18 de febrero de 1930, Plutón ha tenido algo parecido a varias crisis de identidad. Poco a poco, se fue observando que su masa no era tan grande y que era más pequeño de lo previsto. Se llegó a pensar que podía ser un asteroide o un cometa y, ya en 1978, se descubrió que en realidad no tenía nada que ver con ese hipotético planeta X que estaba detrás de las anomalías en la órbita de Urano, tal como sugirió Percival Lowell. Su masa era demasiado pequeña como para eso.
En 1992 los astrónomos comenzaron a descubrir miles de cuerpos helados y pequeños planetas en el vecindario de Plutón, una enorme región que luego se conoció como cinturón de Kuiper. Mucho más cerca de la Tierra, se empezó a descubrir grandes objetos en el cinturón de asteroides, como Ceres, Pallas, Juno y Vesta, que tenían la entidad de pequeños planetas.
La «puñalada» a Plutón no tardó en llegar. En 2001 el Museo Americano de Historia Natural de Nueva York le sacó de la lista de planetas del Sistema Solar, lo que provocó un auténtico revuelo. En 2005 se descubrió un supuesto planeta llamado Eris y que era mayor que Plutón.
El 24 de agosto de 2006, la Unión Astronómica Internacional (IAU) tomó cartas en el asunto y decidió por fin cuáles debían ser las características de un objeto para ser considerado como planeta. Así que ese día Plutón fue oficialmente eliminado como planeta y considerado desde entonces como planeta enano. Una categoría ocupada por docenas de objetos.