Cómo fluctúa el optimismo a lo largo de la vida

Ante unas circunstancias de la vida razonablemente buenas y sin darse cambios extremos que lo expliquen, ¿cómo varía el nivel de optimismo de la persona a lo largo de su vida? Una investigación lo ha explorado y las conclusiones son un tanto polémicas.

Poder mantenerse en buena forma física mediante de una vida sana y activa es un buen ingrediente para conservar el optimismo a través de los años. / Becky Rentz / CDC / CDC Connects, Theresa Roebuck)

El equipo de William Chopik, profesor de la Universidad Estatal de Michigan (MSU), en la ciudad estadounidense de East Lansing ha realizado el mayor estudio de este tipo para determinar cómo el nivel de optimismo de las personas oscila en las diferentes etapas de la vida, si no se dan circunstancias extraordinarias, y cuál es la influencia sobre su grado de optimismo frente al futuro ejercida por los sucesos felices o trágicos que típicamente ocurren durante una vida normal transcurrida en condiciones aceptables.

En el estudio se analizaron los datos de 75.000 estadounidenses, alemanes y neerlandeses entre las edades de 16 y 101 años para medir su nivel de optimismo y sus expectativas sobre el futuro. Los investigadores tuvieron en cuenta sucesos típicos de la vida como: matrimoniodivorcioun nuevo trabajojubilacióncambios en la salud y fallecimiento de una pareja, un padre o madre o un hijo o hija.

“En contra de lo que podría creerse, y esto es lo más sorprendente, encontramos que los sucesos realmente difíciles como las muertes y el divorcio no cambiaron las expectativas de una persona sobre su futuro”, explica Chopik. “Esto demuestra que mucha gente probablemente suscribe el mantra de ‘la vida es corta’ y se da cuenta de que debe centrarse en las cosas que le hacen feliz y mantener el equilibrio emocional”.

Otro resultado llamativo del estudio es que independientemente de las buenas y malas circunstancias de la vida, desde el momento en que las personas tienen 15 años hasta casi los 60 o incluso los 70, se vuelven más y más optimistas. “Hay un enorme trecho de la vida durante el cual uno se mantiene constantemente mirando hacia el futuro”, explica Chopik. “Parte de eso tiene que ver con experimentar el éxito tanto en el trabajo como en la vida. Encuentras un trabajo, conoces a tu pareja, logras tus objetivos y así sucesivamente. Te vuelves más autónomo y tienes algo de control sobre tu futuro, así que tiendes a esperar que las cosas salgan bien”.

Los resultados del estudio muestran que, a medida que las personas envejecen, sobre todo en la fase de la ancianidad, surge un cambio importante: disminuye el optimismo. Este cambio probablemente está impulsado por preocupaciones relacionadas con la salud y por saber que la mayor parte de la vida ha quedado atrás. Aunque los ancianos no son pesimistas de pleno derecho, el cambio es significativo. La edad de jubilación es cuando la gente puede dejar de trabajar, tener tiempo para viajar y dedicarse más a sus hobbies, pero lo que el equipo de Chopik ha visto es que la mayoría de la gente no piensa que su vida vaya a mejorar a partir de ese momento.

Chopik destaca que uno de los resultados más impresionantes del estudio fue el que reveló lo muy resistente que es la gente frente a la adversidad. “A menudo pensamos que los sucesos trágicos que nos ocurren en la vida nos alteran completamente como personas, pero ese no es realmente el caso”, explica Chopik. En general, no se cambia de modo fundamental como resultado de experiencias terribles; las personas a las que se les diagnostica una enfermedad grave o las que pasan por crisis de otros tipos todavía se sienten positivas sobre el futuro y lo que la vida les depara”.

NCYT