Científicos, desconcertados por unos rayos cósmicos extremadamente poderosos

Los grandes misterios del universo nos rodean todo el tiempo. Uno de esos misterios son los rayos cósmicos, hechos de pequeños pedazos de átomos. Estos rayos no son dañinos para la vida en la superficie de la Tierra.

C BY 2.0 / Dave Young / the milky way galaxy and our galactic centre

Sin embargo, algunos llevan tanta energía que los físicos están desconcertados por el objeto que podría haberlos creado en el universo. Debido a que los rayos cósmicos no suelen viajar en línea recta, ni siquiera se sabe de dónde vienen.

Los físicos de todo el mundo tienen en marcha varios experimentos de gran magnitud dedicados a resolver el caso.

Aunque no se sabe de dónde vienen, o cómo llegan aquí, se puede ver lo que sucede cuando estos rayos cósmicos golpean la atmósfera de nuestro planeta casi a la velocidad de la luz.

Cuando las partículas de los rayos cósmicos chocan con los átomos en la parte superior de la atmósfera, estallan, desgarrando los átomos en una violenta colisión. Las partículas de esa explosión siguen estallando, en una reacción en cadena de bola de nieve. Parte de esta nieve atómica incluso golpea el suelo.

“Nuestros colegas físicos teóricos están perplejos” sobre cómo se energizan estas partículas, dijo Charles Jui, un físico de la Universidad de Utah, EEUU. “Tampoco podemos averiguar de dónde vienen”, agregó.

La partícula de rayos cósmicos de mayor energía jamás registrada, llamada partícula Oh-My-God, tenía unos dos millones de veces más energía que el protón más reforzado propulsado por el Gran Colisionador de Hadrones, el acelerador de partículas más potente del mundo.

“Nadie sabe qué hay en el universo capaz de dar a una partícula subatómica tal energía”, afirmó Antonella Castellina, astrofísica del Observatorio Pierre Auger, en Argentina.

Más que eso, los científicos están desconcertados de cómo una partícula así puede llegar a la Tierra. Se cree que las partículas con una energía tan elevada interactúan con la radiación sobrante del Big Bang y la creación del universo, lo que debería ponerles freno antes de que lleguen a nosotros.

Lo que creó la partícula Oh-My-God y los rayos cósmicos igualmente poderosos es un misterio completo y desconcertante para los científicos de hoy.

Hay algunos proyectos enormes en marcha para entender mejor de dónde vienen estos rayos cósmicos.

Los experimentos se están llevando a cabo en la Universidad de Drexel en Pensilvania, así como en Utah, donde los científicos llevan a cabo un estudio llamado ‘despliegue de telescopios’, y también en el observatorio Pierre Auger en Argentina, y en el Observatorio IceCube en la Estación del Polo Sur en la Antártida.

El problema de buscar las fuentes de estos rayos cósmicos de tan alta energía es que los rayos no siempre viajan en línea recta. Los diversos campos magnéticos de la galaxia y del universo los desvían.

Sin embargo, hay algunos resultados de las investigaciones.

El Observatorio Pierre Auger cuenta con algunos datos no concluyentes de que algunas de estas partículas de alta energía provienen de galaxias en explosión estelar, que son galaxias que están formando estrellas a un ritmo muy rápido.

Por otro lado, el grupo de la Universidad de Utah ha concluido que cerca de un cuarto de los rayos cósmicos más poderosos observados provienen de un círculo de aproximadamente un 6% del tamaño del cielo nocturno, cerca de la constelación de la Osa Mayor.

Los científicos del Observatorio IceCube publicaron una evidencia de que las galaxias llamadas blazares generan algunas de estas partículasde alta energía. Los blazares tienen agujeros negros supermasivos en el centro que desgarran la materia en sus partes constituyentes, y luego expulsan las partículas subatómicas como un cañón láser al espacio.

“Este es uno de los fenómenos más violentos del universo”, dijo Charles Jui, un físico de la Universidad de Utah.

La existencia de rayos cósmicos de alta energía muestra que nuestra comprensión del universo es lamentablemente incompleta, escribe Vox.

Sputnik