Borisov, el segundo visitante interestelar, ha venido para «morir»

Astrónomos polacos aseguran que su paso cercano al Sol ha provocado la aceleración de su desintegración.

Imagen de Borisov / NASA / ESA / David Jewitt / Paul Kalas

El cometa Borisov fue el segundo cuerpo llegado de más allá del Sistema Solar captado por la tecnología humana ha venido a nuestro vecinadrio cósmico a «morir». Según se aleja del Sol, el llamado 2I / Borisov ha arrojado hasta en dos ocasiones grandes cantidades de material de su superficie, lo que según astrónomos de la Universidad Jagiellonian en Cracovia y la Universidad de Varsovia significa que el cometa se está desintegrando.

«Este comportamiento es un fuerte indicativo de una fragmentación en curso del núcleo», escribieron los investigadores polacos responsables del hallazgo en un mensaje publicado en Astronomers Telegram, tal y como recoge Sciencealert.

El objeto interestelar Borisov llamó la atención del mundo por primera vez a fines de agosto del año pasado, cuando se descubrió oficialmente que viajaba a través del Sistema Solar. Más tarde, los científicos estudiaron detenidamente los datos de observación y encontraron imágenes del cometa que datan desde diciembre de 2018. Esta gran cantidad de datos adicionales apoyó conclusiones sobre los orígenes interestelares del cometa y permitió una predicción más precisa de su futura trayectoria, que aún será visible desde los telescopios humanos durante alrededor de un año.

Los astrónomos estaban particularmente interesados en ver lo que sucedería después de que el cometa llegase al perihelio, su aproximación más cercana al Sol, el 8 de diciembre de 2019. Y esto es porque existen dos tipos de cometas: los que vienen del Cinturón de Kuiper o más cerca y tienen un periodo orbital de menos de 200 años, lo que les hace más resistentes a su paso cercano al Sol; y los que llegan de lugares más lejanos, como la nube de Oort, y que cerca de la estrella se suelen desintegrar. ¿Cuál sería el comportamiento de Borisov?

Aunque se preveía que podría pertenecer a la segunda clase y, de hecho, todos los datos apuntaban a ello, su comportamiento no estaba del todo claro. En el caso de desintegrarse, esto se vería como un cambio de brillo en el cometa. Y precisamente esto fue lo que descubrieron los astrónomos entre el 5 y el 9 de marzo pasados, cuando el cuerpo se iluminó dos veces. Y, aunque suene triste, en realidad se trata de una oportunidad única, ya que a medida que se vaya desintegrando, las observaciones de su espectro revelarán pistas sobre su química interna, incluido su núcleo.

Y esto es sumamente importante, más aún después de que el primer viajero interestelar, Oumuamua, que fue captado saliendo de nuestros dominios cósmicos después de cruzarse dejase más interrogantes que respuestas (se dijo desde que era un asteroide a una nave espacial varada, sin saber aún hoy a ciencia cierta qué era ese cuerpo). Con esta información podremos saber cuestiones como diferencias y semejanzas de los cometas entre sistemas estelares y si los ingredientes de la vida son comunes en nuestra galaxia.

ABC