Aumentan los signos de vida en el sistema solar

El reciente descubrimiento de fosfina en Venus y de hielo fresco en Encélado, el sexto satélite más grande de Saturno, aumenta las posibilidades de encontrar vida extraterrestre en el sistema solar.

¿Existen aún posibilidades ciertas de hallar vida extraterrestre en el Sistema Solar? Cuando todo parecía orientado hacia los exoplanetas, el descubrimiento de fosfina en las nubes de Venus, así como el hallazgo de hielo fresco en el hemisferio norte de Encélado, el sexto satélite más grande de Saturno, ha puesto en alerta a los científicos. ¿Será que aquello que buscamos tan lejos está más cerca de lo pensado? Un artículo publicado en The Conversation explora las posibilidades de cuatro candidatos potenciales: Marte, Europa, Encélado y Titán.

La NASA parece claramente enfocada a continuar la búsqueda de vida en los exoplanetas: “el candidato ideal es un mundo rocoso del tamaño de la Tierra, ubicado cómodamente dentro de la zona habitable de su estrella”. Queda claro que no habla del Sol, sino de planetas extrasolares. Por eso define que “la apuesta más segura podría ser estrellas similares al Sol, con planetas de tamaño comparable y órbitas comparables a las de la Tierra”.

Sin embargo, según Gareth Dorrian, investigador post-doctoral en la Universidad de Birmingham, Inglaterra, todavía podemos ilusionarnos con hallar vida extraterrestre en el Sistema Solar. En orden de importancia según las posibilidades, el científico cree que Marte, Europa (luna de Júpiter), Encélado y Titán (satélites de Saturno) son los cuatro astros con mayores probabilidades de albergar alguna forma de vida alienígena.

El eterno planeta rojo

Marte ha sido desde siempre el candidato natural para encontrar vida fuera de la Tierra. Posee un día de 24 horas y media, casquetes polares que se modifican con las estaciones y un paisaje muy similar al que se puede apreciar en algunas partes de nuestro planeta.

Según Dorrian, la esperanza estaría principalmente centrada en posibles reservas de agua debajo de la superficie marciana, teniendo en cuenta las actuales y complejas condiciones atmosféricas. El científico también resalta la detección de un lago debajo de la capa de hielo del polo sur del planeta rojo y la presencia de metano en la atmósfera, un gas que podría indicar que puede o pudo haber vida en Marte.

La luna blanca de Júpiter

En el caso de Europa, satélite de Júpiter descubierto por Galileo Galilei en 1610, sus probabilidades aumentan si tenemos en cuenta que se trata de un astro geológicamente activo, al igual que la Tierra.

Asimismo, la enorme capa de hielo que cubre este satélite podría albergar por debajo otra capa de agua no congelada, la cual estaría en condiciones de proteger formas de vida subterránea que escaparían de las radiaciones y otras condiciones poco amigables de Europa.

Los géiseres de Encélado

Aunque orbita Saturno, Encélado posee algunas condiciones similares a las de Europa, sobre todo la capa de hielo que cubre toda su superficie y la existencia de una segunda capa de agua subterránea no congelada.

Pero el detalle que más ha llamado la atención de los investigadores son sus géiseres, enormes chorros de agua provenientes del interior del astro como los que se aprecian en la Tierra, pero que en este caso llegan hasta el espacio debido a la debilidad del campo gravitacional de esta luna de Saturno.

Las nuevas imágenes de infrarrojos obtenidas por la nave Cassini de la NASA revelan que esos enormes chorros de agua se dan en ambos hemisferios del sexto satélite más grande de Saturno. Los científicos deducen que no solamente el área norte está cubierta de hielo fresco, sino que el mismo tipo de actividad geológica ha ocurrido en ambos hemisferios.

Además de la presencia de una reserva de agua subterránea, que estaría confirmada en función de estos géiseres, el año pasado se descubrieron también rastros de compuestos orgánicos en las columnas que brotan de la superficie de este satélite de Saturno: según los científicos, podrían ser los componentes básicos de los aminoácidos, los precursores de las formas de vida terrestres.

Un mundo anaranjado y nebuloso

Titán es la luna de mayores dimensiones de Saturno. Presenta una espesa niebla de color anaranjado, y se la conoce por ser la única luna del Sistema Solar con una atmósfera sustancial.

Su distancia del Sol genera un clima gélido, con temperaturas superficiales de -180 grados centígrados. A pesar de esto, la presencia de elementos como el nitrógeno ha alentado a los especialistas a pensar que podría albergar alguna forma de vida, aunque con una química diametralmente opuesta a la que presentan los organismos vivos en la Tierra.