Así afecta Internet al cerebro
August 30, 2019 Noticias , TecnologíaLa tecnología ha tenido un impacto monumental en nuestro día a día. ¿Qué pasa con nuestro cerebro?
Parece mentira que Internet lleve entre nosotros menos de tres décadas, pues la tecnología ya ha tenido un impacto inmenso en la humanidad: en la forma de comunicarnos, de fomentar las relaciones y proporcionarnos información.
Pero hay un detalle sobre el que los científicos no están seguros: ¿qué efecto tiene Internet sobre el cerebro humano? Una nueva revisión realizada por investigadores de cinco universidades de Estados Unidos, el Reino Unido y Australia ha intentado encontrar la respuesta.
La teoría dice que la neuroplasticidad, o la capacidad del cerebro de cambiar estructuralmente con el tiempo, significa que las experiencias y lecciones que obtenemos del uso de Internet podrían estar teniendo un eco significativo en él.
Identificar y comprender estos cambios en niños y adultos jóvenes es particularmente importante ya que sus cerebros aún se están desarrollando. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya ha expresado su preocupación, recomendando que los niños menores de 5 años no pasen más de 1 hora al día al frente de cualquier tipo de pantalla.
El estudio, que fue publicado en la revista World Psychiatry, tuvo en cuenta tres áreas: la capacidad de atención y concentración; procesos de memoria; y cognición social. Al examinar numerosos hallazgos de estudios anteriores, los investigadores pudieron analizar si Internet estaba resultando beneficioso o perjudicial en cada uno de estos casos.
Multitarea
Respecto a la multitarea digital, la evidencia mostró que hacer varias cosas a la vez en internet no mejoraba la capacidad de los individuos para realizar múltiples tareas en otros lugares. De hecho, podría aumentar la probabilidad de que las personas se distrajeran mucho más.
“El flujo ilimitado de mensajes y notificaciones de Internet nos alienta a mantener constantemente una atención dividida, lo que, a su vez, puede disminuir nuestra capacidad para mantener la concentración en una sola tarea”, explica Joseph Firth, líder del trabajo.
Sin embargo, se necesita más investigación para descubrir los efectos inmediatos y duraderos de este tipo de comportamiento en los jóvenes.
Luego, estudiaron la memoria. Mientras que las generaciones anteriores tenían que almacenar datos mentalmente, los humanos actuales hacemos uso de Internet. En realidad, esto puede proporcionar algunos beneficios al cerebro, lo que le permite centrarse en otras tareas más ambiciosas, teorizan los investigadores. “Dado que ahora tenemos la mayor parte de la información objetiva del mundo literalmente a nuestro alcance, esto parece tener el potencial de comenzar a cambiar las formas en que almacenamos, e incluso valoramos, los hechos y el conocimiento en la sociedad y en el cerebro”.
Pero, de nuevo, se requiere más investigación sobre los efectos cognitivos a largo plazo de confiar en Internet para obtener datos.
¿Mejoras sociales?
La interacción social fue el último elemento de investigación. El equipo descubrió que el cerebro parece procesar las interacciones online de una manera sorprendentemente similar a las de la vida real. Esto puede ser beneficioso para las personas mayores que luchan con sentimientos de aislamiento. Pero los jóvenes, por otro lado, parecen ser más susceptibles a las consecuencias sociales que surgen de las interacciones en internet, como la presión de grupo y los sentimientos de rechazo.
La revisión no logró encontrar un vínculo causal entre el uso de Internet y la mala salud mental. Sin embargo, los investigadores notaron que los avances como las redes sociales pueden funcionar como una forma de terapia para los jóvenes con problemas de salud mental.
Todavía queda mucho por aprender
“Los hallazgos de este documento resaltan cuánto más tenemos que aprender sobre el impacto de nuestro mundo digital en la salud mental y la salud del cerebro”, aclara John Torous, coautor del estudio. “Ciertamente, hay nuevos beneficios potenciales para algunos aspectos de la salud, pero necesitamos equilibrarlos con los riesgos potenciales“.