Arqueólogos israelíes resuelven el misterio de las esferas de piedra prehistóricas

Los artefactos de piedra cuidadosamente formados en esferas formaron parte de la vida cotidiana de los primeros humanos durante más de dos millones de años.

Han sido desenterrados por arqueólogos en África Oriental, el hogar ancestral de la humanidad, y se encuentran en sitios prehistóricos a lo largo de Eurasia desde el Medio Oriente hasta China e India. Sin embargo, los expertos han estado desconcertados por su función desde los primeros días de la investigación de nuestra historia evolutiva.

Ahora, un equipo internacional de arqueólogos dirigido por la investigadora arqueológica de la Universidad de Tel Aviv, Ella Assaf, ha producido pruebas de que estos enigmáticos artefactos fueron utilizados para un propósito muy específico: romper los huesos de grandes animales para extraer la nutritiva médula que hay en su interior.

El estudio, publicado la semana pasada en la revista PLOS ONE, destaca cómo una elegante solución tecnológica que permitió a los homínidos aumentar su ingesta calórica perduró durante cientos de miles de años y continuó utilizándose incluso cuando nuestros antepasados desarrollaron nuevas técnicas y crearon sociedades más complejas.

Los investigadores analizaron bolas de piedra con forma, también llamadas esferoides, encontradas en la Cueva de Qesem, un sitio prehistórico justo al este de la moderna ciudad de Tel Aviv que estuvo habitada desde hace 400.000 a 200.000 años. El descubrimiento de alrededor de 30 de estos artefactos en esta cueva en particular fue un rompecabezas envuelto en un enigma para los arqueólogos. No sólo la función de las esferas permanecía oscura, sino que su presencia allí se consideraba anacrónica, porque estos artefactos se encuentran normalmente en sitios mucho más antiguos.