Analizan unas huellas que indican la presencia del hombre en Huelva en el Pleistoceno Medio, 200.000 años antes de lo que se pensaba

El investigador y técnico del SGI de Radioisótopos de la Universidad de Sevilla, Jorge Rivera, ha participado en este hallazgo único en Europa. Tras aplicar la técnica de la luminiscencia ópticamente estimulada a unas huellas de homínidos encontradas en Matalascañas en 2020, se ha podido determinar que en realidad tienen casi 200.000 años más de lo que se sospechaba. Esto significaría que individuos preneandertales habrían vivido en la zona de Doñana durante el Pleistoceno Medio, hace unos 295.800 años.

Han aplicado la técnica de la luminiscencia ópticamente estimulada en los laboratorios del Centro de Investigación, Tecnología e Innovación de la Universidad de Sevilla / CITIUS

El investigador y técnico del SGI de Radioisótopos de la Universidad de Sevilla, Jorge Rivera, ha participado en un increíble hallazgo único en Europa. Tras aplicar la técnica de la luminiscencia ópticamente estimulada en los laboratorios del Centro de Investigación, Tecnología e Innovación de la Universidad de Sevilla (CITIUS) y en el CENIEH, a unas huellas de homínidos encontradas en Matalascañas en 2020, se ha podido determinar que en realidad tienen casi 200.000 años más de lo que se sospechaba. Lo que significaría que individuos preneandertales habrían vivido en la zona de Doñana durante el Pleistoceno Medio, hace unos 295.800 años.

La investigación, liderada por el catedrático de Paleontología de la Universidad de Huelva Eduardo Mayoral, ha sido publicada por Scientific Reports, una de las publicaciones del grupo Nature, el pasado 19 de octubre.

La técnica

La datación por luminiscencia ópticamente estimulada (OSL) es una técnica que, aplicada a sedimentos, permite determinar el tiempo transcurrido desde éstos fueron expuestos a la luz por última vez. Para ello, se llevan a cabo dos mediciones, una de luminiscencia y otra de radiactividad.

En las medidas de luminiscencia se analizan los minerales de cuarzo, y en ocasiones de feldespato, que contienen los sedimentos. Cuando están enterrados, estos minerales se comportan como “dosímetros naturales”, acumulando la radiación que reciben de los isótopos radiactivos de su entorno. En el laboratorio, los cristales de cuarzo o feldespato del sedimento se exponen a un estímulo externo (luz con una determinada longitud de onda) y se libera la radiación acumulada, obteniéndose una señal de luminiscencia, a partir de la que se determina una dosis de radiación equivalente a la acumulada durante el periodo de enterramiento. Mientras están expuestos a luz, la propia radiación solar, elimina cualquier señal previa de luminiscencia que pudieran emitir estos minerales.

En las medidas de radiactividad, los sedimentos se analizan por espectrometría gamma de alta resolución. Esta técnica multi-elemental permite determinar las actividades de los principales radioisótopos naturales, con las que finalmente se calcula la tasa de dosis que aporta el entorno a los minerales anteriormente analizados.

Determinada la dosis equivalente, expresada en Gray (Gy), y la tasa de dosis, expresada normalmente en Gray por cada mil años (Gy/ka) la edad de los sedimentos, en miles de años, se obtiene dividiendo estos términos 1:

En el Servicio de Radioisótopos de CITIUS se han llevado a cabo las medidas de espectrometría gamma y las medidas de luminiscencia, en colaboración con el CENIEH, que han permitido establecer las dataciones publicadas en este estudio.

Hito científico

El hallazgo en junio de 2020 de unas huellas de homínidos con más de 106.000 años de antigüedad junto a El Asperillo (Matalascañas, Huelva) fue toda una revolución para el mundo científico hasta considerarse uno de los más importantes hallazgos de ese año. Pero ahora, la publicación de esta nueva investigación ha confirmado lo que ya algunos expertos sospechaba entonces: esas huellas eran mucho más antiguas y tienen 200.000 años más de los que se pensaba. Si antes se situaba en el Pleistoceno Superior, ahora se apunta directamente al Pleistoceno Medio, y a una antigüedad de 295.800 años, lo que las convierte en un registro único en Europa,ya que no existe un yacimiento mejor en todo el mundo por número, antigüedad y extensión que el de la playa de El Asperillo en cuanto a huellas fósiles de homínidos.

Tras la recogida de dos tomas en los distintos niveles, y otras dos posteriores para contrastar los primeros resultados, la edad de los restos fósiles ha quedado definida y apunta al Pleistoceno Medio, a un momento crucial entre distintos estadios climáticos, entre una época cálida que fue el MIS 9 (360.000-300.000 años), en transición al MIS 8 (300.000-240.000 años) en la que se produjo una importante glaciación.

La antigüedad, así, se precisa hasta los 295.800 años, con un margen de error de 17.800 años, según los datos recabados de las cuatro muestras de niveles sedimentarios en los acantilados de El Asperillo donde fue encontrado el conjunto, inicialmente de 87 huellas, que ahora cuenta con un registro de al menos 300 pisadas, de las que se consideran bien conservadas un 10%. A excepción de las de Matalascañas, se apunta que no se conocen otras huellas de homínidos entre los estadios climáticos MIS 9-MIS 8 del Pleistoceno Medio. Y por ello se cuestiona que correspondan a neandertales.

¿Pero son neardentales?

Si en un principio se pensaba en neandertales, ahora se pone en duda. La principal hipótesis que manejan los científicos es que sean individuos de linaje neandertal, entre los que se han asociado el homo heidelbergensis y el homo neanderthalensis. Es posible la hipótesis de que se trate de homínidos preneandertales. Precisamente por ello, las huellas de Matalascañas cobran ahora un valor mayor por su aportación a los registros fósiles de homínidos en el Pleistoceno Medio, muy pobre en Europa por la escasez de yacimientos con pisadas. Hasta ahora, según se recoge en el artículo de Nature, sólo se han encontrado huellas de este periodo en Terra Amata y Roccamonfina (Italia), fechado entre 380.000 y 345.000 años atrás, con registros de Homo heidelbergensis. Son los únicos más antiguos que el de Huelva en esta era. Tras estos, los yacimientos de Biache-Vaast (Francia) y Theopetra (Grecia), de hace 236.000 a 130.000 años, atribuidas a Homo neanderthalensis. En este contexto, el rango de longitud de todas las huellas encontradas en Matalascañas, de entre 14 y 29 centímetros, encuentra similitudes en otros puntos europeos, como en Theopetra (14-15 centímetros), Roccamonfina (24-27 cm) y Terra Amata (24 cm).

En cualquier caso, los expertos desatacan la singularidad del descubrimiento de Matalascañas, cuya nueva datación ha cuestionado los paradigmas existentes y ha requerido de un profundo análisis antes de aceptar sus conclusiones.

Equipo internacional

El artículo ‘New dating of the Matalascañas footprints provides new evidence of the Middle Pleistocene (MIS 9-8) hominin paleoecology in southern Europe’ es el resultado del trabajo de un equipo internacional de científicos dirigido por el catedrático de Paleontología de la Universidad de Huelva, Eduardo Mayoral, junto al profesor Antonio Rodríguez y el catedrático de Estratigrafía Juan Antonio Morales, todos del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Facultad de Ciencias Experimentales, y miembros al mismo tiempo del Centro de Investigación Científico Tecnológico (CCTH) de la UHU, además de Jérémy Duvau, investigador del Museum National d’Histoire Naturelle (Francia); Ana Santos, de la Universidad de Oviedo; Ricardo Díez-Delgado, de la Estación Biológica de Doñana-CSIC; Jorge Rivera, de la Universidad de Sevilla; Asier Gómez-Olivencia, de la Universidad del País Vasco; e Ignacio Díaz, de la Universidad de Río Negro (Argentina).

Referencia bibliográfica:

Mayoral, E., Duveau, J., Santos, A. et al. New dating of the Matalascañas footprints provides new evidence of the Middle Pleistocene (MIS 9-8) hominin paleoecology in southern Europe. Sci Rep 12, 17505 (2022). https://doi.org/10.1038/s41598-022-22524-2

DesQbre