Altos Labs, la nueva idea loca de Silicon Valley para vivir eternamente

La empresa, que investigará la reprogramación celular para rejuvenecer el cuerpo, ha recaudado más de 200 millones de euros y se rumorea que sus inversores incluyen a Jeff Bezos y Yuri Milner. Gracias a sueldos de lujo, ha contratado a algunos de los científicos más importantes del campo, incluidos dos españoles.

Alamy, Getty (Bezos)

En octubre del año pasado, un gran grupo de científicos llegó a la enorme mansión de Yuri Milner en Los Altos Hills (EE. UU.). Se sometieron a un test de coronavirus (COVID-19) y llevaban mascarillas mientras se reunían en un teatro de la finca para una conferencia científica de dos días. Otros se unieron por videoconferencia. El tema: cómo se podría utilizar la biotecnología para rejuvenecer a las personas.

Milner es multimillonario nacido en Rusia que hizo su fortuna en Facebook y Mail.ru y lanzó los glamurosos y elegantes premios Breakthrough Prizes valorados en tres millones de dólares (2,52 millones de euros) y que son concedidos cada año a destacados físicos, biólogos y matemáticos. Pero el entusiasmo de Milner por la ciencia ha tomado una nueva y provocativa dirección. A medida que avanzaban las sesiones científicas, distintos expertos subían al escenario para describir intentos radicales de rejuvenecer a los animales.

Según algunas personas familiarizadas con los planes, esa reunión fue el germen de la formación de la nueva y ambiciosa empresa dedicada al antienvejecimiento Altos Labs. Altos quiere desarrollar tecnología de reprogramación biológica, una forma de rejuvenecer las células en el laboratorio que algunos científicos creen que podría extenderse para revitalizar cuerpos de animales enteros y, con el tiempo, prolongar la vida humana.

La nueva compañía, establecida en EE. UU. y en Reino Unido a principios de este año, creará varios institutos en lugares como el Área de la Bahía y San Diego en EE. UU., Cambridge en Reino Unido y Japón, y está reclutando un gran equipo de científicos universitarios con salarios de lujo y la promesa de poder realizar su investigación sin restricciones sobre cómo envejecen las células y cómo revertir ese proceso.

A algunas personas la empresa les ha dicho que sus inversores incluyen al hombre más rico del mundo, Jeff Bezos, quien renunció como CEO de Amazon en julio y unas semanas después arriesgó su vida al meterse en una cápsula de cohete para llegar al espacio exterior. MIT Technology Review confirmó que Milner y su esposa Julia han invertido en Altos a través de una fundación.

Altos seguramente será comparada con la empresa dedicada a la longevidad Calico Labs, lanzada en 2013 por el cofundador de Google, Larry Page. Calico también contrató a los científicos de élite y les dio presupuestos generosos, aunque hay dudas sobre los avances reales de esta spin-out de Google. Además, Calico ha creado un laboratorio centrado en la reprogramación y publicó su primer preprint sobre ese tema este año.

Entre los científicos que se dice que se unirán a Altos se encuentra el biólogo español del Instituto Salk en La Jolla (EE. UU.), Juan Carlos Izpisúa Belmonte, que ha ganado su gran renombre por investigaciones que mezclan embriones humanos y de mono y que ha predicho que la esperanza de vida de los humanos podría incrementarse unos 50 años. Salk no ha querido dar ningún comentario.

También se unirá al equipo el profesor de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA, EE. UU.) y desarrollador de un “reloj biológico” que puede medir con precisión el envejecimiento humano, Steve Horvath.  El investigador japonés quien compartió el Premio Nobel de 2012 por el descubrimiento de la reprogramación Shinya Yamanaka, será el principal científico no remunerado y presidirá el consejo asesor científico de la nueva empresa.

El gran descubrimiento de Yamanaka fue que, con la adición de solo cuatro proteínas, conocidas como factores de Yamanaka, las células pueden recibir instrucciones para volver a un estado primitivo con las propiedades de las células madre embrionarias. En 2016, el laboratorio de Izpisúa Belmonte aplicó estos factores a ratones vivos enteros, logrando signos de reversión de edad y creando la reprogramación como un posible “elixir de la vida”.

Los resultados de tales experimentos con ratones, aunque tentadores, también resultan aterradores. En función del nivel de reprogramación, algunos ratones desarrollaron tumores embrionarios muy malignos denominados teratomas, mientras que otros mostraron signos de que sus tejidos se habían vuelto más jóvenes.

Aunque hay muchos obstáculos que superar, existe un potencial enorme“, escribió Yamanaka en un correo electrónico, en el que confirmó su participación en Altos.

¿Crisis de la mediana edad?

Se suele decir que los jóvenes sueñan con ser ricos y los ricos sueñan con ser jóvenes. Esa paradoja es la que las personas como Milner, con 59 años, y Bezos, con 57, pueden sentir intensamente. Forbes actualmente clasifica a Bezos como la persona más rica del mundo, con un patrimonio neto de alrededor de 200.000 millones de dólares (168.323 millones de euros). La riqueza de Milner se estima en 4.800 millones de dólares (4.040 millones de euros).

La oficina de inversiones del fundador de Amazon, Bezos Expeditions, no respondió a nuestro correo electrónico en busca de comentarios.

Las personas familiarizadas con la formación de Altos afirman que al principio el interés de Milner en la reprogramación era filantrópico. Después de la reunión en su casa, la organización sin ánimo de lucro Milky Way Research Foundation patrocinada por Milner otorgó subvenciones de tres años, de un millón de dólares anuales, a varios investigadores de la longevidad. Las propuestas fueron consideradas por un consejo asesor que incluyó a Yamanaka y a la científica Jennifer Doudna, quienes compartieron el premio Breakthrough Prize en 2015. Y en 2020 la investigadora recibió el Nobel por el descubrimiento conjunto de la edición del genoma CRISPR.

Pero, en algún momento durante 2021, surgió un nuevo plan para que la investigación avanzara aún más rápido al convertir esa idea en una empresa bien financiada, que actualmente es Altos. Ese esfuerzo tomó forma bajo la dirección del antiguo jefe del Instituto Nacional del Cáncer y empresario Richard Klausner, quien antes había ayudado a crear otras empresas como Juno Therapeutics y la de pruebas para detectar el cáncer Grail. También es conocido por organizar grandes y lucrativas apuestas financieras en nuevas biotecnologías.

Según el registro de Altos Labs en Reino Unido, Klausner es el CEO de la nueva empresa. Klausner no respondió a los intentos de contactarlo por correo electrónico y teléfono. Igual que Milner, Klausner también vive en Los Altos Hills.

Varias start-ups están trabajando en la tecnología de reprogramación, como Life Biosciences, Turn Biotechnologies, AgeX Therapeutics y Shift Bioscience en Reino Unido, aunque sus esfuerzos aún no han generado ningún tratamiento probado en personas en ensayos clínicos.

“Los inversores están recaudando cientos de millones de dólares para invertir en reprogramación, específicamente dirigida a rejuvenecer partes o todo el cuerpo humano”, asegura el investigador de la Universidad de Harvard (EE. UU.) David Sinclair, que en diciembre pasado informó que había logrado devolver la vista a ratones mediante esta técnica.

Sinclair describe el campo como “incipiente”, pero cree que ofrece una promesa única. Y explica: “¿Qué más se puede hacer para revertir la edad del cuerpo? En mi laboratorio estamos investigando los principales órganos y tejidos, como, por ejemplo, la piel, los músculos y el cerebro, para ver cuáles podemos rejuvenecer“. Sinclair afirma que no participa en Altos, pero sí habló en la reunión de 2020 y se presentó para el premio de Milky Way.

Un negocio científico

Altos aún no ha hecho un anuncio oficial, pero se registró en Delaware (EE. UU.) este año y su presentación de la renta de junio en California indica que la empresa ha recaudado al menos 270 millones dólares (227,24 millones de euros), según el profesor de la escuela de negocios de la Universidad de Columbia Británica (Canadá) que revisó ese documento Will Gornall. Además de Bezos y Milner, puede que la empresa cuente con otras figuras tecnológicas adineradas y otros capitalistas de riesgo como inversores.

Altos ha contratado también al científico Peter Walter, cuyo laboratorio en la Universidad de California en San Francisco (EE. UU.) se dedica a una molécula que muestra efectos extraordinarios sobre la memoria. Asimismo, se une al grupo el especialista en reprogramación que recientemente renunció como director del Instituto Babraham en Reino Unido, Wolf Reik (el centro dijo que Reik había aceptado un trabajo “con otra organización de investigación” que se cree que es Altos). Walter y Reik no han querido hacer ningún comentario.

Al menos al principio, Altos financiará a los investigadores sin expectativas inmediatas de productos o beneficios. Según una persona informada por Klausner y Milner, el resultado inicial de la empresa será la “gran ciencia”.

Altos busca a profesores universitarios ofreciéndoles salarios de estrellas de deporte de un millón de dólares al año o más, además de acciones, y les evita la molestia de pedir becas. El investigador del Instituto de Investigación Biomédica en Barcelona (España), que confirmó haber aceptado la oferta de trabajo de Altos, Manuel Serrano, aclaró que la empresa le pagaría entre cinco y diez veces más de lo que ganaba en la actualidad.

Serrano, quien planea mudarse a Cambridge en Reino Unido para acudir a las instalaciones de Altos en el país, afirma: “La filosofía de Altos Labs es realizar investigación impulsada por la curiosidad. Es lo que yo sé hacer y me encanta. En este caso, a través de una empresa privada, tenemos la libertad de ser audaces y explorar. De esta manera, esto me rejuvenecerá”.

Cualquier tratamiento contra la gran enfermedad del envejecimiento podría valer miles de millones de dólares, pero Altos no cuenta con ganar dinero al principio. Serrano detalla: “El objetivo es entender el rejuvenecimiento. Yo diría que la idea de conseguir ingresos en el futuro existe, pero no es el objetivo inmediato”.

En 2013, Serrano fue uno de los primeros científicos en diseñar genéticamente ratones para producir los factores de Yamanaka. Todos desarrollaron tumores cuando sus células volvieron a la etapa embrionaria. Aun así, el trabajo insinuó que el tiempo se podría invertir dentro de un animal vivo. “Se introducen los factores y ellos hacen la magia. Es muy simple experimentalmente, aunque no se entienda“, admite Serrano.

La gran pregunta es cómo usar la reprogramación para ver si puede rejuvenecer a los animales de manera segura sin matarlos, y si el proceso se puede llevar a cabo con fármacos comunes, en vez con ingeniería genética. Serrano añade: “Para mí, no es realista usar los factores de Yamanaka de forma clínica. Implican la introducción de genes, algunos de los cuales son oncogénicos. Es difícil pasar eso por el filtro de las agencias reguladoras”.

Algunos expertos creen que la inversión en las técnicas antienvejecimiento es algo que las agencias de financiación gubernamentales no pueden hacer con la suficiente rapidez. “Si ve algo a lo lejos que parece un montón gigante de oro, habrá que correr rápidamente hacia él”, opina el director científico de Gordian Biotechnology, Martin Borch Jensen. Para acelerar la investigación, Jensen afirma que este año otorgará 20 millones de dólares (16,8 millones de euros) en las subvenciones “Impetus” con fondos de donantes.

Y añade: “Hay una gran apuesta en la actualidad. Es como: ‘Veamos si la reprogramación funciona. Veamos si los relojes moleculares pueden ser biomarcadores”. Si funciona, tendrá un impacto inmenso“.

¿Demasiado pronto?

Algunos investigadores se preguntan si la reprogramación es una tecnología que realmente pueda beneficiarse de cientos de millones de dólares en inversiones comerciales.  El profesor de la Universidad de Lausana (Suiza) Alejandro Ocampo, que antes trabajaba en el laboratorio Salk de Izpisúa Belmonte, no confía demasiado en que la tecnología de reprogramación esté lista para convertirse en medicina a corto plazo.

El investigador opina: “Creo que el concepto es sólido, pero hay mucho bombo. Está muy lejos de la aplicación real. Es algo arriesgado y dista mucho de ser una terapia humana”. Un problema consiste en que la reprogramación no solo provoca que las células se vuelvan más jóvenes, también cambia su identidad; por ejemplo, convierte una célula de la piel en una célula madre. Eso es lo que hace que esta tecnología sea demasiado peligrosa para probarla en personas.

A Ocampo también le preocupa que haya demasiado dinero y demasiadas empresas intentando acceder a esta área de investigación. Y añade: “Creo que se está moviendo demasiado rápido. No sé si deberíamos tener cinco u ocho empresas de reprogramación, me parece demasiado pronto. ¿Cuántos estudios se han realizado de reprogramaciones in vivo? Tantas como el número de empresas”.

Por otro lado, la técnica tiene un efecto indiscutible y repetible en experimentos de laboratorio cuando se aplica a células individuales. “Se puede tomar una célula de una persona de 80 años e, in vitro, invertir su edad en 40 años. No hay otra tecnología capaz de conseguir eso“, admite Ocampo.

Además, la reprogramación también se reconoce como un proceso clave que ocurre naturalmente cuando un óvulo fertilizado se convierte en embrión y, nueve meses después, da lugar a un bebé. De alguna manera, el ADN de los padres se limpia, se renueva y se reinicia. Después del nacimiento de billones de crías de animales durante 1.000 millones de años, Ocampo cree que se puede decir que “la reprogramación es uno de los experimentos que más se ha reproducido”.

Altos también trabajará con una tecnología relacionada para medir la edad relativa de una célula o de una persona. Esa técnica del reloj biológico, creada por Horvath, implica medir las marcas “epigenéticas” en los genes. Estas características moleculares activan y desactivan los genes, pero su patrón se descontrola a medida que las personas envejecen. Ese biomarcador del envejecimiento sería una forma importante de medir el efecto de cualquier fármaco desarrollado para la longevidad o la reversión de la edad. Resulta difícil realizar un estudio médico que demuestre la extensión de la vida, ya que llevaría demasiado tiempo, pero en su lugar se podría emplear un biomarcador.

También existe una fuerte conexión científica entre los relojes del envejecimiento y la reprogramación, ya que esta parece funcionar remodelando las marcas epigenéticas en el genoma de una célula a un estado inmaduro o simple. Eso significa que Altos trabajará en la primera línea tanto para causar el rejuvenecimiento como para medirlo.

Joven y rico

Se dice que Bezos tiene un interés desde hace bastante tiempo en la investigación de la longevidad, y ya había invertido en otra empresa de antienvejecimiento Unity Biotechnology. Se rumorea desde hace meses que el multimillonario está causando un impacto sísmico en el campo.

Aunque MIT Technology Review no pudo confirmar el alcance de su participación en Altos, lo que sí es seguro es que envejecer está en su mente. En su última carta a los accionistas de Amazon, Bezos incluyó una cita rumiando sobre la muerte y la decadencia que había encontrado en un libro del biólogo Richard Dawkins: “Evitar la muerte es algo en lo que hay que trabajar… Si los seres vivos no trabajan activamente para prevenirla, con el tiempo se fusionarían con su entorno y dejarían de existir como seres autónomos. Eso es lo que pasa cuando mueren”.

Bezos quería decir que las naciones, las empresas y los individuos deberían luchar para seguir siendo distintos, originales y únicos. Rebobinar el reloj a sus días de juventud podría ser una forma de lograrlo.

MIT