Grandes genios que fracasaron en la escuela

De la misma manera que un expediente académico brillante no garantiza el éxito, uno manifiestamente deficiente tampoco el fracaso. De hecho, la historia de la humanidad está llena de grandes genios que fracasaron como estudiantes. Para comprobarlo tan solo hay que echar un vistazo a las biografías de algunos de los mayores referentes intelectuales de todos los tiempos. He aquí diez ejemplos:

Albert Einstein

Sus problemas para memorizar llevaron a pensar a sus padres que nunca llegaría a nada. Un pensamiento que se agudizó cuando la Escuela Politécnica de Zúrich les comunicó que su hijo había sido rechazado como consecuencia de sus malos resultados en letras en la prueba de acceso.

Charles Darwin

El británico no solo fue un mal estudiante de niño. Su particular viacrucis con los estudios le acompañó también durante toda su etapa como estudiante de medicina en la universidad. Cuando todo apuntaba a que acabaría dejándolo todo para ordenarse sacerdote, las letras le revelaron su verdadera vocación.

Thomas Edison

Varios de los maestros de este genio, considerado como uno de los mejores inventores de la historia, llegaron a pensar que era incapaz de aprender como consecuencia de su enorme capacidad de distracción. Su periplo escolar, con tres expulsiones de por medio, no pudo ser peor.

Miguel de Unamuno

El que fuera uno de los mayores exponentes de la Generación del 98 llegó a suspender la asignatura de literatura. Un hecho que, además de marcar a aquel profesor para siempre, sirvió para dejar al aire vergüenzas del sistema educativo español de finales del siglo XIX.

John Gurdon

“No escucha”, “no asimila bien” o “sus resultados son insatisfactorios”. Estas son algunas de las lindezas que tuvieron que escuchar los progenitores del premio Nobel de Medicina de 2012 de boca de sus profesores durante la época de formación del biólogo.

Pablo Picasso

El paso por la escuela del padre del cubismo no fue tal y como hubieran deseado sus padres. De niño, lejos de aplicarse, el malagueño se abstraía de las lecciones dibujando en cualquier lado. Una actitud que le acarreó un sinfín de castigos que, según se supo más tarde, aprovechó para seguir practicando con el lápiz.

Winston Churchill

Además de ser un alumno rebelde, el que acabaría convirtiéndose en primer ministro del Reino Unido, repitió un curso en primaria y suspendió dos veces el examen de ingreso a la Academia Militar de Sandhurst. Tal y como revelaría más adelante a través de una de sus frases más célebres, lo suyo nunca fue un problema de capacidad: “Siempre me ha gustado aprender. Lo que no me gusta es que me enseñen”.

Charles Chaplin

Su precocidad artística -se cree que debutó por primera vez ante el público con tan solo cinco años– le impidió llevar una vida escolar como la del resto de chicos de su edad. Centrado desde muy joven en su carrera interpretativa, son varias las biografías que definen al británico como un “mal estudiante”.

Bill Gates

Los padres del cofundador de Microsoft tuvieron que incentivarle económicamente para conseguir que se esforzase con los estudios. Según él mismo ha contado en más de una ocasión siempre fue un “mal estudiante”. De ahí que nadie se sorprendiera en su casa el día que comunicó que dejaba la carrera.

Steve Jobs
Durante su etapa de estudiante fue suspendido en varias ocasiones por su mal comportamiento. La desesperación de sus padres fue tal que hasta llegaron a pagarle para que hiciera los deberes. Aunque acabó llegando a la universidad, el cofundador de Apple acabó desertando antes de finalizar.

El Mundo