Madame Tussaud: la mujer que convirtió los horrores de su vida en un negocio millonario
October 19, 2018 El Mundo , NoticiasMadame Tussaud aprovechó las terribles experiencias que vivió en su juventud, el gusto por lo macabro de la época y su gran imaginación para construir un imperio mundial de figuras de cera.
Marie Grosholtz, conocida a través de la historia como Madame Tussaud, fue una escultora nacida en 1761 en la ciudad de Estrasburgo, Francia, en el seno de una familia pobre. Su legado fueron sus creaciones de cera que, hoy en día, se exhiben en los Museos de Madame Tussaud de decenas de ciudades del mundo.
Pero la historia de las esculturas de Marie Grosholtz, y de cómo llegó a convertirse en una de las mujeres más influyentes de su época, guarda un lado oscuro. Y es que los años en los que vivió la artista estaban llenos de horrores.
Una infancia difusa
Las ejecuciones y castigos públicos formaban parte de un dantesco espectáculo típico durante cientos de años en las calles de Londres.
Algunos relatos relacionan a Marie con la condena a muerte por guillotina, basándose en la afirmación de que su padre era verdugo público, profesión que se transmitía de generación en generación; pero la versión más difundida reza que el padre de Marie era un soldado alemán afincado en Inglaterra.
Siguiendo esa línea argumental, el historiador Richard Cavendish explica en History Today que Marie Tussaud nunca conoció a su progenitor, Joseph Grosholtzsu, debido a que éste murió dos meses antes de su nacimiento.
Tras perder la mandíbula inferior en el campo de batalla, la pieza tuvo que ser sustituida en quirófano por una especie de plato de metal. Pese a todos los esfuerzos, el hombre, desfigurado por el incidente, falleció.
Sus inicios en el modelado con cera
Su madre, ya viuda, viajó a Berna, en Suiza, para trabajar en casa del joven doctor Philippe Curtius como ama de llaves. Curtius moldeaba esculturas de cuerpos humanos con cera de abejas para el estudio de la anatomía, y, sin saberlo, se convertiría en el responsable de cultivar la vocación de Marie.
Años después, el médico se fue a vivir a París y abandonó su carrera de medicina para dedicarse al modelado de cera como expresión artística. Marie y su madre le acompañaron en su nueva aventura.
Una de las obras más famosas de Curtius fue la de Madame du Barry, la amante del rey Luis XV, pero también realizó muchas otras, algunas muy alejadas de fines académicos. Según cuenta el portal Henry Poole, el primo del Rey Luis XVI le pidió que moldeara unas figuras eróticas para exhibirlas en la Rue Saint-Honoré.
En esa época, la joven Grosholtz se convirtió en su aprendiz y, con el tiempo, dejó de ver al talentoso escultor como un mentor para considerarlo un miembro de su familia. Philippe fue la única figura paterna que tuvo durante su infancia.
Supuesto amorío con Voltaire
Cuando Curtius comenzó a codearse con la clase alta, tuvo contacto con personalidades influyentes del momento. Marie, que se movía en las mismas esferas, conoció a muy temprana edad a François Voltaire, un filósofo y escritor francés al que escogió para realizar su primer retrato en cera.
Su bisnieto, John Theodore Tussaud, aclara en su libro The Romance of Madame Tussaud’s, todos los rumores acerca de esta supuesta relación.
Sus años en Versalles
A Madame Tussaud la han acusado en diversas ocasiones de auto publicitarse a base de mentiras y exageraciones. En sus memorias afirmó que vivió un tiempo en el Palacio de Versalles, mientras daba clases de arte a Madame Elizabeth, la hermana del rey; pero hasta ahora no se ha comprobado si, efectivamente, durmió en alguna de sus 700 habitaciones.
La revista de historia Journal 18 cuestionó tal aseveración, bajo la sospecha extendida de que muchos de los hechos de su vida pudieran haber sido inventados por ella misma para hacer más interesantes sus memorias.
A la guillotina
Al parecer, sus vínculos con la aristocracia la llevaron a prisión durante el Reinado del Terror en pleno auge de la Revolución Francesa.
Acusada de monárquica, fue condenada a muerte por los revolucionarios, pero el doctor Philippe Curtius consiguió un indulto de última hora que le salvó la vida. Se dice que fue compañera de celda de Josephine de Beauharnais, la primera cónyuge de Napoleón Bonaparte.
Para demostrar su lealtad a la revolución, tuvo que esculpir máscaras mortuorias de los nobles ejecutados. Le llevaban los cuerpos recién asesinados para que ella hiciera los moldes.
De Grosholtz a Tussaud
Marie Grosholtz se casó con el ingeniero François Tussaud en 1795, con quien tuvo dos hijos, François y Joseph, pero años más tarde lo abandonó para comenzar su imperio de cera, en una época en la que no eran habituales ni las mujeres emprendedoras, ni las mujeres artistas.
Su extraña colección de cabezas cortadas, asesinos moldeados en cera, doncellas de hierro y guillotinas la convirtieron en una artista muy famosa. Tanto que logró abrir su propia exhibición permanente en la calle Baker Street de Londres.
François murió solo y sin dinero, pero su apellido perduró gracias a su esposa.
La Cámara de los Horrores
Tussaud se dio cuenta de que a la gente le llamaba la atención las escenas sangrientas y supo sacarle provecho. Aunque esa macabra atracción por la muerte no era algo que pudiera reconocerse a todas voces en pleno siglo XVIII, se hacía evidente a través del éxito que tenían las esculturas de cabezas cortadas.
La artista construyó una habitación especial para mostrar las desgracias que tuvo que vivir, y otras tantas que inventó su imaginación. La llamó la Cámara de los Horrores. Para entrar había que pagar seis peniques adicionales.
National Geographic explicó que esa ala específica del museo se hizo tan popular, que poco a poco se fueron añadiendo dioramas de escenas de crímenes y otros artefactos de terror para atraer a más visitantes.
El museo original bombardeado
El 9 de septiembre de 1940, tal y como cuenta West End at War en su artículo Madame Tussauds, Marylebone Road, una bomba hizo explosión cerca del museo, en la intersección de Marylebone Road, Chiltern Street y Allsop Place, destruyendo 352 moldes de cabezas.
Una reportera del Daily Express escribió acerca de los daños ocasionados por la bomba:
“Fue una broma macabra pisar sobre los brazos y torsos de cera desgarrados. Naturalmente, esperaba que Hitler estuviera roto, pero poco le había pasado”.
El edificio sufrió graves daños, pero fue restaurado completamente y reabierto al público poco tiempo después. En la restauración, se le añadió un planetario.
Una muerte silenciosa
Madame Tussaud estuvo rodeada de horrores durante toda su vida, y cualquiera pensaría que tendría una muerte poética que podría ser inmortalizada en su propio museo, pero la realidad fue muy diferente. La escultora francesa murió a los 89 años mientras dormía, según el relato de sus hijos.
Sin embargo, un estudio publicado en la revista Lancet Respiratory Medicine reveló que probablemente murió de neumonía, o de otra enfermedad respiratoria. Sugieren que probablemente los hijos de la artista que cambiaron el relato para dar a Tussaud la imagen de una mujer fuerte que estuvo dirigiendo su negocio hasta el último día de su vida.
Un año antes de su muerte, en 1849, Madame Tussaud se hizo un autorretrato de cera, que hoy en día es exhibido en la entrada del museo de Londres. Hay otro parecido en la colección de Berlín, pero no es de su autoría.
Su último gran reclamo
Como apuntó el Daily Mail tras la destrucción parcial del museo de Baker Street tras la detonación de una bomba, una de las figuras que no sufrió casi ningún daño fue la de Adolf Hitler, el primer responsable de tal desastre.
Pero la suerte del dictador entonces no iba a durar toda la vida. En 2008, un policía retirado se dio el gusto de decapitar a su estatua de cera.
Unos minutos después de la apertura del museo de Madame Tussaud en Berlín, Frank L. decapitó la escultura de cera del dictador alemán entre los aplausos de muchos y la estupefacción de otros.
Todas las máscaras mortuorias de la Revolución Francesa, y gran parte de las escenas de tortura e imágenes sangrientas esculpidas por Madame Tussaud reposan en la Cámara de los Horrores del museo en Londres, y atraen a cientos de turistas cada año.