Identifican el remanente de una supernova observada en 1987

Dos instrumentos del telescopio espacial James Webb han permitido confirmar que el remanente de la Supernova 1987A es una estrella de neutrones. El estallido producido por la supernova fue visible desde la Tierra.

El estallido de la Supernova 1987A fue visible desde la Tierra a simple vista. /NASA, ESA, and A. Angelich / NRAO / AUI / NSF

En 1987, una estrella con una masa 20 veces superior a la de nuestro Sol explotó de una forma tan violenta que su estallido pudo verse por algunas semanas y a simple vista desde el hemisferio sur de la Tierra.

Ahora, un grupo de científicos ha conseguido identificar por fin el origen de esta explosión estelar llamada supernova: un objeto enormemente denso llamado estrella de neutrones, según concluyen en un estudio publicado por la revista Science.

37 años buscando la evidencia

Gracias a dos instrumentos del telescopio espacial James Webb (JWST, por sus siglas en inglés) de la NASA, se pudo observar la supernova en longitudes de onda infrarrojas y se detectaron indicios químicos reveladores de átomos de argón y azufre, indicadores que comprueban que se trató de una estrella de neutrones recién nacida.

“Después de haber seguido la supernova y buscado el objeto compacto durante más de tres décadas, es emocionante encontrar por fin las pruebas que faltaban sobre la estrella de neutrones, gracias al JWST”, declaró el autor principal y profesor de astrofísica Claes Fransson, de la Universidad de Estocolmo (Suecia).

Un fenómeno visible desde la Tierra

Esta explosión estelar, conocida como Supernova 1987A, se produjo a 160.000 años luz de la Tierra, en la Gran Nube de Magallanes, una galaxia enana vecina de nuestra Vía Láctea. La estrella, debido a su gran masa, tenía una vida relativamente corta, de unos 20 millones de años, mucho menos que la de nuestro Sol.

La luz de la explosión se vio desde la Tierra el 24 de febrero de 1987, un día después de que se detectara un estallido de neutrinos, partículas subatómicas producidas en grandes cantidades cuando colapsa el núcleo de una gran estrella. Era la primera vez desde 1604 que una supernova era visible a simple vista.

Explosiones importantes para formar vida

Las estrellas con una masa al menos ocho o diez veces superior a la del Sol terminan su vida en una supernova, lanzando gran parte de su materia al espacio tras el colapso del núcleo estelar, pero dejando un remanente.

Dependiendo del tamaño de la estrella condenada, este remanente puede ser una estrella de neutrones o un agujero negro, un objeto cuya atracción gravitatoria es tan fuerte que ni siquiera la luz puede escapar.

Aunque resultan catastróficas, estas explosiones son las principales fuentes de elementos químicos como el carbono, el oxígeno, el silicio y el hierro que hacen posible la vida.

Los investigadores trabajan ahora para determinar de qué variedad de estrella de neutrones se trata: un tipo de rotación rápida llamado púlsar con un fuerte campo magnético o una más “tranquila”, con un campo magnético débil.

DW