Lasaña que dura 25 años, avena militar y el auge de los alimentos de supervivencia

Las filas de preppers catastrofistas han aumentado desde la pandemia, y muchos se están abasteciendo de raciones liofilizadas por si las cosas van mal.

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Estoy viendo dos platos de lasaña. Estas comidas listas para consumir, con una vida útil de 25 años, proceden de dos empresas de alimentos de supervivencia con sede en Estados Unidos. La preparación es sencilla: solo hay que añadir agua caliente. Uno puede comerse en unos 12 minutos, el otro en solo seis.

Ninguno de los dos luce especialmente apetecible. Probablemente no ayude el hecho de que yo sea quisquilloso con la comida, pero resultan difíciles de tragar. El sabor y la textura no tienen nada que ver con la lasaña real. Una es excepcionalmente salada, con un olor particularmente desagradable. La otra tiene el aftertaste de un batido de proteínas y una sensación en boca desconcertante. Sin embargo, no me estoy muriendo de hambre ni luchando por sobrevivir en medio del espacio o del apocalipsis. En esas circunstancias, supongo que serían una comida aceptable, incluso agradable.

Una tendencia en alza

Desde la pandemia, este tipo de comida de supervivencia ha tenido una gran demanda: “Covid multiplicó por diez nuestras ventas”, afirma Tim Lawlor, vicepresidente de marketing de Readywise, que puede fabricar hasta un millón de raciones al día en sus instalaciones de 9,200 metros cuadrados de Salt Lake City.

Pasamos de estar en los márgenes a ser mainstream. De repente, muchos de mis amigos me llamaban para preguntarme si podían conseguir alimentos de emergencia. Creo que ahora la gente entiende la importancia de tener un seguro alimentario, igual que tienen un seguro de auto o un seguro médico. Desde entonces ha bajado un poco, pero la gente sigue en vilo”.

El producto más vendido de Readywise es un paquete, de cuatro semanas para una persona, que se vende por 300 dólares y aporta 2,000 calorías al día. Incluye opciones para el desayuno y la cena, como mezcla para hot cakes, pasta Alfredo y chips de plátano deshidratados. “Con la comida de un mes, puedes armar un buen plan”, explica Lawlor. “Y eso es lo que quiere hacer la mayoría de la gente. Pero también tenemos una celebridad muy grande que está comprando alimentos por un valor de hasta 50,000 dólares, es decir, para cinco años”.

La mayoría de los productos Readywise pueden durar 25 años si se almacenan correctamente. Los alimentos se “liofilizan” para eliminar toda la humedad y luego se guardan en una bolsa mylar con un absorbente de oxígeno. Un gran problema es la grasa, que no dura tanto: “La razón por la que hacemos un bucket de carne por separado es que las grasas se degradan con el tiempo”, agrega Lawlor. “Las carnes tienen una caducidad de 15 años porque después de unos 15 años las grasas empiezan a degradarse”.

La liofilización consiste en congelar primero todo el agua del alimento: “A continuación básicamente reduces la presión hasta casi crear un vacío mientras aumentas ligeramente la temperatura”, explica Michael Sulu, catedrático de ingeniería bioquímica del University College de Londres. “El hielo sólido se convierte en vapor y es succionado. La baja temperatura significa que es menos probable que se dañen las proteínas y las vitaminas, frente a cualquier otra técnica.”

La grasa, sin embargo, se resiste a este proceso: “Es realmente difícil de deshidratar porque parte del agua está como incorporada en ella. Así que es más difícil eliminar el agua de la grasa y, por lo tanto, más difícil conservarla”.

Del ejército al hogar

La comida de supervivencia no es nueva. Los fabricantes más antiguos, como Mountain House (con sede en Oregón), existen desde los años sesenta. Tiene sus raíces en las raciones militares: “La comida de supervivencia y las raciones militares presentan similitudes en cuanto a la prolongación de la vida útil, el contenido nutricional y la portabilidad, pero difieren en su finalidad, sabor, envasado, técnicas de conservación, normativa gubernamental y accesibilidad”, sostiene Carla Schwan, profesora adjunta y especialista en seguridad alimentaria de la Universidad de Georgia. Las raciones militares están sujetas a estrictas normas gubernamentales, aclara Schwan. La comida de supervivencia no, lo que significa que hay mucha más variedad.

El repunte de la demanda durante el Covid ha creado espacio para nuevas empresas, como Nutrient Survival (con sede en Nevada) que se lanzó en julio de 2020 y promociona sus productos como “de grado de operaciones especiales”.

“Fui oficial en el ejército estadounidense”, afirma el CEO de Nutrient Survival, Eric Christianson. “Hemos diseñado nuestros alimentos para superar los estándares nutricionales que el ejército estadounidense ha especificado para Green Berets, Navy SEALs, Marine Raiders, y si es lo suficientemente bueno para ellos, es lo suficientemente bueno para personas como tú y yo”.

El producto más vendido de Nutrient Survival es un kit de alimentos de emergencia para 14 días que proporciona aproximadamente 1,400 calorías al día. Se vende por 315 dólares e incluye macarrones con queso, avena con manzana y canela y “crujiente de chocolate”. Es más caro que el de Readywise, pero no está en el tope de la escala: un kit similar de Mountain House, que aporta unas 1,700 calorías al día, cuesta 438 dólares.

“Nuestra mayor compra realizada por un cliente individual fue de 55,000 dólares”, comenta Christianson. “Eso es un Mercedes-Benz”. Pero los preparadores no compran solo un lote de comida: vuelven todos los meses. Cuando empecé en este negocio, me sorprendió que nuestro índice de repetición fuera del 40%. La razón es simple. No tienen todo el dinero que necesitan para comprar toda la comida que quieren. Así que guardan un poco, al igual que tú guardas un poco de dinero. Esto es realmente una inversión para ellos”. Añade que las direcciones de entrega no tienen un patrón regional específico y son en su mayoría “hogares modestos, de clase media estadounidense”.

No todos los alimentos de supervivencia están listos para comer. Algunos deben cocinarse en una olla sobre una fuente de calor, como las ofertas de My Patriot Supply, que vende un kit de cuatro semanas que proporciona 2,000 calorías al día por 237 dólares. El truco es que cada receta (incluyendo arroz pilaf con champiñones, chili con macarrones y sopa de papa) necesita cocerse a fuego lento durante 20 minutos en promedio.

Para algunos, eso no funciona: “Busco cosas que sean portátiles, que no necesiten fuego para cocinar”, comenta Christopher Jensen, un preparador de Idaho Falls. “Busco cosas que duren mucho tiempo. Muchas calorías, cosas con nutrientes… Intento conseguir alimentos no procesados, porque cuando se procesan los alimentos se pierden muchos nutrientes. El precio no es un factor importante para mí. Trato de comprar alimentos de buena calidad. Pero también cosas de las que no me vaya a aburrir”.

Jensen, un ex soldado estadounidense que dejó el ejército hace apenas unos meses, dice que tiene comida para unos dos años. Durante la pandemia, mientras estaba apostado en Italia, gastaba unos 1,500 dólares al mes en comida para almacenar.

Marq Israel, un preparador de Bradenton, Florida, comenta que algo ha cambiado en la percepción del público desde la pandemia. “Mucha gente dice: ‘Bien, quizá no estén tan locos después de todo’. Yo me dediqué de lleno al principio de la pandemia, empecé a abastecerme de cosas y a investigar mucho más, pero al haber sido antes militar y Boy Scout, siempre he sido un poco prepper”. El término se refiera a personas que se “preparan” para catástrofes, pero también para emergencias personales, como la pérdida del empleo.

¿Para qué se preparan?

“Para lo desconocido”, responde. “A corto plazo, para tormentas y cosas por el estilo, pero a largo plazo, ahora mismo no lo sé. Hay muchas especulaciones sobre lo que podría pasar. He diversificado lo que hago en cuanto a metales preciosos, defensa, alimentos, agua. Tengo mi bolsa de emergencia, pero no planeo huir a menos que sea absolutamente necesario”.

Asegura que tiene comida como para un año, escondida en varios lugares de su propiedad, de forma que si alguien entrara a robarla, no podría llevársela toda de una vez. Aclara que el valor nutricional y el sabor son factores importantes para él, y confía en Nutrition Survival. “Es fantástico. Visité sus instalaciones y tenían un lote de lasaña recién hecha que estaba delicioso”, agrega. “Los otros alimentos de supervivencia, como My Patriot Supply y Mountain House, se pueden comer. Pero, sí, es realmente comida de supervivencia. Es como el último recurso”.

Pero, ¿seguiría siendo delicioso ese lote fresco después de 25 años en un estante? Israel cuenta que ha apartado un poco, solo para ver qué pasa: “Veamos a qué sabe dentro de 25 años”.

Según Marion Nestle, catedrática de nutrición, estudios alimentarios y salud pública de la Universidad de Nueva York, como mínimo será seguro para comer. “No se me ocurre ninguna razón por la que los alimentos secos en envases completamente herméticos y cerrados no durarían mucho. Perderán algo de valor nutritivo con el tiempo, pero quedará bastante y las calorías se mantendrán”, afirma.

“Si esto es todo lo que hay, y el problema es la supervivencia, los sobrevivientes estarían encantados de tener estos alimentos. Otro asunto es si la gente puede acumular lo suficiente para una cantidad de tiempo determinada”.

Wired