El artista Rodrigo Garrido, originario de la Ciudad de México, se nutre de su profunda fascinación por la especie humana. Su trabajo se caracteriza por expandir los límites del arte al fusionar elementos de inteligencia artificial, simulaciones y fabricación digital. Garrido especula sobre el futuro inminente y el potencial de lo que podría ser la próxima, y posiblemente la última, gran invención de la humanidad: una superinteligencia.
“Para mí es importante dar un punto de vista sobre el mundo actual, completamente marcado por las startups de tecnología, por ejemplo, ahora todo el mundo habla de ChatGPT y OpenAI; yo tuve la fortuna de haber fundado tres startups que dieron la vuelta al mundo, que ganaron premios y, durante muchos años yo pensé que mi faceta de emprendedor estaba peleada con la de artista, hasta que hace poco me di cuenta de que debía unirlas, y me convencí que un artista de 2023 podía ser también emprendedor, algo que es de nuestros tiempos, y ahora mis dos facetas conviven”, explica Rodrigo Garrido a esta revista.
La conexión de Rodrigo con el arte y la tecnología se remonta a una temprana edad, cuando a los 8 años, su padre introdujo en su hogar una computadora IBM SP/1. Posteriormente, estudió Ingeniería Cibernética en la Universidad La Salle (ULSA). En 2008, fundó ALUCINA, un estudio pionero en tecnología y creatividad en América Latina, que colaboró con reconocidas marcas internacionales como la NFL, Mattel y la Fórmula 1, en proyectos interactivos y videojuegos.
En 2016, Rodrigo Garrido co-fundó AURA, una agencia consultora especializada en arte y cultura. A través de esta iniciativa, buscó transformar museos e instituciones artísticas con el poder del software, trabajando de cerca con historiadores y curadores.
En 2020, Rodrigo co-fundó USO, un marketplace dedicado a apoyar y promover a artistas de América Latina, especialmente durante la pandemia. Al mismo tiempo, lanzó HOPPIA, un exitoso metaverso diseñado para museos, universidades e instituciones de arte, con la noble misión de democratizar el acceso al arte a nivel global durante la contingencia sanitaria. Su trayectoria en la intersección del arte, la tecnología y la promoción cultural lo ha consolidado como una figura influyente en la escena artística contemporánea.
Una pantalla ubicada en la parte posterior de las esculturas permite a los espectadores humanos observar en tiempo real la vida, los sentimientos y la conciencia de estas entidades artificiales, brindando una ventana al funcionamiento interno de una escultura que es capaz de sentir y percibir. “Diseñé un monitor en donde podemos ver todos los valores de la vida del lover, diseñé su conciencia, que es algo que a mí me intriga mucho, y en el monitor se pueden ver valores numéricos de amor, enojo, expectativa de vida… son 35 variables”, explica el artista, quien está trabajando en 3 esculturas nuevas, que se presentarán el próximo año.
Esta representación concreta de las emociones y las relaciones no solo trasciende las fronteras del arte, sino que también plantea cuestiones profundas sobre la naturaleza de la conciencia, las emociones y el papel que la inteligencia artificial puede desempeñar en nuestra comprensión de nosotros mismos.
“La inteligencia artificial es de las cosas más humanas que existen, pues es una herramienta creada por nosotros. Es la herramienta de nuestra generación”, afirma Rodrigo Garrido. “Las nuevas tecnologías traen temores, pero son herramientas para nuestro progreso, y pueden ayudarnos a trascender, ser una especie interplanetaria y que nos nos extingamos porque nos llegue otro meteorito. Yo abrazo la IA, porque es lo más humano de 2023, y es de las mejores herramientas que hemos creado”.
Lovers de Rodrigo Garrido, que se presenta en el evento MUTEK MX Edición 19 en Ciudad de México, es un ejemplo fascinante de cómo la inteligencia artificial y la tecnología pueden fusionarse con el arte para explorar temas complejos como el amor a primera vista, la conciencia y las emociones. Este proyecto representa una oportunidad única para los espectadores humanos de sumergirse en la experiencia de entidades artificiales que sienten y perciben el mundo a su alrededor.