El artista holandés que reconstruyó en 3D la gran Tenochtitlan, capital del imperio Azteca
September 5, 2023 Noticias , TecnologíaHablamos con Thomas Kole, un artista digital de Países Bajos, que ha recreado en 3D la capital del imperio Azteca con tanto detalle que parece una metrópoli viva. Se pueden ver los lagos, las calzadas, la arquitectura del Templo Mayor o del palacio del tlatoani Motecuhzoma Xocoyotzin; también Tlatelolco, la cuenca, el albarradón de Nezahualcóyotl, las chinampas, Tlacopan, Azcapotzalco y hasta la ceremonia del Fuego Nuevo visto desde el Cerro de la Estrella.
Es una reconstrucción 3D de la gran Tenochtitlan. El artista digital Thomas Kole, originario de Amersfoort, Países Bajos, dibujó la capital del imperio Aztecacon tanto detalle que parece una metrópoli viva. “¿Cuál era la apariencia de esta ciudad erigida a mano sobre el lago?”, se preguntó Kole, mientras exploraba la Ciudad de México en Google Maps. Como no encontró respuestas visuales satisfactorias para saciar su curiosidad, optó por recrearlas por sí mismo con software de código abierto como Blender, Gimp y Darktable En sus tiempos libres, y durante un año y medio, basándose en fuentes históricas y arqueológicas, así como en el conocimiento de muchas personas, buscó traer a Tenochtitlan de vuelta a la vida de la manera más fiel posible.
“Mi interés crecía conforme exploraba los mapas de Ciudad de México. En primer lugar, soy originario de Europa, donde apenas aprendemos sobre los nativos americanos y las civilizaciones precolombinas. Nos enseñan que era gente muy primitiva. Pero, conforme aprendía más sobre la capital mexica, parecía que no solo era una ciudad muy grande y organizada, sino también una de las más grandes del mundo”, dice Thomas Kole, en entrevista con WIRED. “Me desconcertaba. Entonces, comencé a leer de manera constante y a profundizar en el tema. Sin embargo, no podía encontrar imágenes que saciaran mi curiosidad sobre cómo se vería exactamente la gran Tenochtitlan en ese punto de la historia. Aunque existen pinturas famosas y mapas detallados que ofrecen un contexto interesante, carecen de naturalismo y no se asemejan a imágenes realistas. Por lo tanto, aún quedaba mucho a la imaginación. Fue así como nació este proyecto, impulsado por el deseo de satisfacer mi curiosidad”, dice Kole, desarrollador de software para videojuegos. Ahora trabaja en YIPP, una empresa que crea videojuegos para museos de ciencia, centros culturales y museos de arte.
Maravillado, el artista holandés, que nunca ha visitado México, no se conformó con recrear el centro de la capital del imperio. También animó los lagos, el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl, la calzada de Tlacopan; las edificaciones residenciales y las monumentales, como Templo Mayor, en un dorado amanecer, o el palacio del tlahtoani Motecuhzoma Xocoyotzin; también el recinto sagrado de Tlatelolco. Además, la postal 3D de la gran Tenochtitlán incluye vistas de la cuenca bajo la lluvia, desde el Paso de Cortés o del albarradón de Nezahualcóyotl. También se pueden disfrutar las frescas chinampas, Tlacopan, Azcapotzalco y hasta la ceremonia del Fuego Nuevo visto desde el cerro de la Estrella. Todo lo condensó en un sitio web que bautizó como Retrato de Tenochtitlan y que puede ser leído en inglés, pero también español y náhuatl del centro de México, traducciones hechas por Rodrigo Ortega Acoltzi.
Los mexicas no contaban el tiempo en una escala infinita, como nosotros, sino en unidades cíclicas de 52 años. Cada año duraba 260 días y cada 52 años todo comenzaba otra vez. Para conmemorar el nuevo ciclo hacían una gran ceremonia: la del Fuego Nuevo, la más importante del ciclo ritual de los mexicas. Cada 52 años los habitantes de México-Tenochtitlan desechaban las imágenes de sus dioses y todos sus utensilios domésticos y apagaban los fuegos de los hogares y los templos. En esa ciudad, completamente a oscuras, los sacerdotes del fuego salían del Templo Mayor hacia Huixachtlan (cerro de la Estrella), y en la cumbre realizaban una ceremonia para encender un fuego nuevo. El ritual provocaba gran incertidumbre porque se creía que si el fuego nuevo no se encendía, el mundo se acabaría y las estrellas se convertirían en monstruos que devorarían a la humanidad. Los cinco días previos a la ceremonia, el pueblo dejaba apagar sus fuegos y destruían sus enseres domésticos, mientras esperaban la catástrofe, ayunaban y se lamentaban. Ese momento fue recreado maravillosamente en tercera dimensión por Kole.