En el año 2004, ese genio prolífico llamado Isaac Asimov, publicó una serie de cuentos y novelas cortas bajo el título “Yo, robot”. Sus tres leyes de la robótica pronto se hicieron famosas. Recientemente se ha llevado a cabo el experimento de enfrentar a la Inteligencia Artificial más avanzada, ChatGPT4, para comprobar si las leyes diseñadas por Asimov resisten la prueba de su cotejo en millones de situaciones simuladas. El diseño del genio judío salió bastante bien parado.
El tema robótico ha sido una fuente inagotable para ciencia ficción, películas y libros de distinto signo. Pero ahora nos encontramos con nuevas realidades a corto y medio plazo, ya que los algoritmos generativos están desembarcando en almacenes y fábricas con productos mucho más sofisticados, como Optimus, el robot humanoide de Tesla, o Prometeus, que en los almacenes de Amazon es perfectamente consciente de su entorno, pidiendo amablemente a un humano que se aparte cuando es necesario. Pronto podemos tener problemas laborales muy serios, cuando los humanos rechacen dejar sus puestos a las máquinas. ¡Cuidadin!
Nuevos robots
Los nuevos robots no solo realizan tareas repetitivas, sino que se abren a un conjunto completamente distinto de tareas. Covariant, es un ejemplo de “start-ups” que desarrollan software para robots. Afirma que están experimentando un fuerte aumento de demanda en sectores como moda, belleza, farmacia y alimentación.
La pandemia ha dado un muy considerable impulso a estas necesidades de automatismos. ABI Research predice que pronto habrá un promedio de diez robots en cada almacén, lo que suponen decenas de miles de nuevos robots. Se incluye ya el embolsado automático, con todo tipo de materiales que antes requerían mano de obra humana.
Los almacenes totalmente automatizados podrán ser realidad dentro de dos años en sectores como la moda, ya que la ropa es relativamente fácil de manejar por los robots. Eso significa millones de puestos de trabajo en peligro.
Reordenación de tareas
Pero el tema es más complejo de lo que parece. Los expertos advierten que si una empresa no introduce los robots pierde competitividad y se verán abocados a despedir a sus trabajadores. Se va a producir una reordenación de tareas entre humanos y robots.
Amazon y FedEx predicen que la mano de obra de cualificación media desparecerá y permanecerán los trabajos de baja y alta cualificación. Sacan el escalón de en medio. Pero no es lo mismo en EEUU que en Europa: al otro lado del Atlántico la protección al trabajador es muy escasa y en Europa mucho más inflexible. Veremos qué pasa.
Alemania instaló el año pasado nada menos que 26.000 robots, muchos de ellos en su potente industria automovilística. Ya es el cuarto país del mundo en densidad robótica, detrás de Japón, Singapur y Corea del Sur.
España, también
España está siguiendo esta estela, empujada por sus fábricas de coches. El año pasado instaló 3.800 unidades, el 12% más que el año anterior, según el reciente informe de la International Federation of Robotics (IFR). La industria del automóvil y del metal supuso el 50% de todas las instalaciones de robots en 2022. Somos el segundo país europeo en producción de coches. Nos va mucho en ello.
La clave está en que sepamos gestionar bien en enorme salto de productividad que la robótica avanzada va a traer, de manera que los trabajadores humanos se beneficien.
Y aquí reside la gran ocasión: es la oportunidad de oro para introducir la tan debatida Renta Básica Universal y de esta manera dar el gran salto hacia la justicia distributiva y hacia una sociedad libre de la pesada carga que el Homo Sapiens arrastra desde hace 120.000 años.