Pongamos un podólogo en nuestra vida
Convendría acudir cada cierto tiempo al podólogo para revisar la piel, la coloración de uñas, la temperatura, el tipo de sudoración, la sensibilidad, etc., sin esperar a que se haya desarrollado ya alguna patología. Concretamente en niños, es esencial la exploración biomecánica para prevenir futuras deformidades en pies y en su apoyo.
¿Y a los adultos? ¿Qué signos deben alertarnos de la necesidad de acudir al podólogo? Entre otras cosas, la formación de heridas que no cicatrizan de manera normal, pero también las lesiones derivadas de patologías venosa y arterial (úlceras, dilataciones venosas, etc.).
La podología tiene muchas ramas. La quiropodología, por ejemplo, dedicada al tratamiento de callosidades y uñas. Ojo aquí, porque hay que diferenciar lo que es la quiropodia (tratamiento podológico) y la pedicura, un tratamiento estético dirigido por un profesional sin conocimientos universitarios en materia de salud.
La cirugía podológica en España es un referente a nivel europeo y mundial. Se ocupa de cirugía osteoarticular de afecciones de uñas, juanetes, dedos en garra, etc. Se realiza bajo anestesia local, en régimen ambulatorio, y el paciente suele salir caminando.
En cuanto a la ortopodología, se encarga del diseño y adaptación de plantillas en alteraciones biomecánicas, como puede ser pie plano, cavo, disimetrías… Se trata de compensar ese apoyo incorrecto dentro de un calzado adecuado, buscando mejorar la colocación del pie. Así se evita que se agraven las lesiones que provocan las sobrecargas musculares derivadas del esfuerzo adicional que supone compensar un mal apoyo.
Otra especialidad es la podología forense. Se dedica a analizar las huellas en la escena del crimen y permite analizar las posibles características de sujeto criminal.
El podólogo es una pieza fundamental en un equipo multidisciplinar deportivo. La podología deportiva trata lesiones de atletas y su posible repercusión a nivel de tobillo, rodilla, cadera y columna. Lo hace, sobre todo, desde el estudio de la huella y la marcha. Así es como trata de evitar que los deportistas desarrollen patologías provocadas por una mala colocación del pie al impactar contra el suelo. Elegir un adecuado calzado deportivo, unido al diseño de un soporte plantar a medida, mejora considerablemente el rendimiento de atletas y deportistas y previene la aparición de esguinces, fascitis o sobrecargas musculares.
Con todo, a la podología le queda un largo camino por recorrer. Sobre todo porque, aunque numerosos problemas podológicos se tratan en el sistema público de salud, no los suele abordar un especialista.