Científicos de la Universidad de Curtin, en Australia, han descubierto que antiguas colisiones de enormes asteroides y otros cuerpos produjeron cráteres prácticamente imperceptibles en la Luna, debido a las condiciones geológicas existentes durante el período de formación inicial del satélite. Los nuevos datos ofrecen una perspectiva única sobre la evolución del sistema Tierra-Luna.
De acuerdo a una nota de prensa, una Luna muy joven se habría formado con un océano de magma global que se enfrió durante millones de años, conformando finalmente el satélite que hoy podemos apreciar. Dadas las características de ese magma, los asteroides y diferentes cuerpos chocaron contra una superficie blanda: esto explica por qué no habrían dejado huellas tan severas y evidentes.
Los cráteres invisibles
Según el nuevo estudio, publicado recientemente en la revista Nature Communications, los grandes cráteres de impacto, también denominados cuencas de impacto, que se crearon durante la solidificación del océano de magma en la Luna hace más de 4.000 millones de años, tendrían que haber producido cráteres de aspecto diferente. Los investigadores sostienen esta hipótesis al compararlos con los cráteres formados posteriormente en la historia geológica lunar.
El problema es que los impactos más antiguos se habrían registrado durante períodos en los cuales el magma lunar no tenía aún la suficiente solidez: esto significa que habría poca evidencia geológica o geofísica de cómo se produjo la colisión. Sin embargo, estos «cráteres invisibles» pueden igualmente arrojar luz sobre las huellas geológicas más antiguas de la Luna.
Impactos más intensos
Los astrónomos australianos han encontrado discrepancias entre las teorías vigentes sobre los impactos en la Luna y las observaciones registradas mediante distintos instrumentos. Al parecer, el período de tiempo en el cual se produjo la solidificación del océano de magma lunar podría haberse extendido lo suficiente como para experimentar parte de las colisiones más intensas con asteroides y distintos cuerpos, que caracterizaron al proceso inicial de la evolución del Sistema Solar.
Descubrir evidencias de esas enormes colisiones, que habrían quedado sepultadas por el tiempo a partir de los cambios geológicos lunares, sería crucial para comprender en profundidad la formación y evolución de los planetas, entre ellos por supuesto la Tierra. Al mismo tiempo, podrían confirmar que el flujo de impactos y colisiones durante los períodos iniciales de formación de la Tierra y la Luna fue mayor al indicado por las teorías actualmente en vigencia.
Teniendo en cuenta que los cráteres lunares conformados mientras el océano de magma de la Luna aún se estaba solidificando pueden escapar a las tecnologías de teledetección, es probable que la cantidad y magnitud de los impactos de asteroides y otros cuerpos durante la época más temprana de la evolución Tierra-Luna hayan sido muy superiores a lo indicado hasta hoy.
Una historia a descubrir
El registro de cráteres lunares se emplea como un indicador fiable para caracterizar al «bombardeo» de asteroides que sufrieron tanto la Tierra como la Luna durante el comienzo de su historia. Sin embargo, la datación de cráteres de impacto, los estudios sobre la dinámica de asteroides, las muestras provenientes de la Luna, las simulaciones de formación de cuencas de impacto y los modelos de evolución lunar estarían indicando que existe un «vacío» en el registro de los impactos más antiguos.
A futuro, los investigadores creen que será posible reinterpretar los datos y aplicar nuevas tecnologías para hacer «visibles» a los cráteres formados en las primeras etapas de la evolución de la Luna, obteniendo nuevas precisiones sobre su creación y en torno a la influencia de estos procesos en la formación de la Tierra primitiva.