Si las máquinas tuvieran conciencia, ¿lo sabríamos?

Expertos en neurociencias ven «posible» que haya máquinas que la tengan en un futuro, pero coinciden en la necesidad de profundizar en el conocimiento de sus niveles.

Si fuéramos capaces de crear máquinas con autoconciencia ¿cómo podríamos saber si realmente la tienen? Durante años, la ciencia se ha resistido a estudiar la naturaleza de la conciencia humana. Ahora, éste ya ha dejado de ser un tema tabú y los expertos en diferentes disciplinas intentan encontrar parámetros comunes para responder a muchas preguntas que siguen en el aire. ¿Cómo emerge esa conciencia? ¿Cuáles son los mecanismos subyacentes que la mueven? ¿Cómo evaluar los niveles de conciencia? Cerca de 250 profesionales de todo el mundo reunidos en una conferencia celebrada en el Caixafòrum en el marco del Human Brain Project (HBP) intentan encontrar una «teoría unificada» que permita avanzar en este conocimiento.

El siguiente paso será, según indica la responsable del equipo de Neurociencia de sistemas del Instituto de Investigación Biomédica August Pi i Sunyer (Idibaps) y organizadora local del evento, Mavi Sánchez, crear modelos de máquinas capaces de emular el funcionamiento del cerebro. La neurocientífica, experta en realidad virtual, asegura que un primer reto es encontrar parámetros comunes que nos permitan evaluar los niveles de conciencia humana. «Después, más adelante, nos centraremos en cómo estudiar la creación de modelos de máquinas capaces de tener conciencia», añade la especialista.

«Es una posibilidad, hay que considerar la opción de que haya máquinas conscientes en el futuro», precisa el científico Johan Storm, de la Universidad de Oslo (Noruega).

Cómo comunicarse con pacientes en coma

«Se están investigando interfaces de ordenador que permitan leer la actividad cerebral o permitir que ésta controle el mundo exterior, lo que sería útil para pacientes con parálisis cerebral o que se encuentren en coma», apunta Storm. En este sentido, el experto en neurología de la conciencia de la Universidad de Liege (Bélgica), Steven Laureys, hace hincapié en las enormes aplicaciones clínicas de estos avances tecnológicos.

Laureys recuerda que en una Europa envejecida, donde uno de cada tres ciudadanos se enfrentará a patologías cerebrales en algún momento de su vida, el estudio de la consciencia cuando existen daños cerebrales es uno de los principales ámbitos de investigación de este colectivo de expertos.

El neurólogo, que lidera la investigación centrada en pacientes en coma en la universidad belga, subraya que «es muy complicado comunicarse con personas en estado comatoso porque la consciencia es algo privado e íntimo».

Su equipo trabaja para encontrar «métodos fiables y consistentes» que permitan medir el grado de consciencia en estos enfermos y una de las técnicas que aplican en este sentido es la lectura de las respuestas cerebrales ante preguntas simples.

Estimulación cerebral

El científico belga también trabaja en un proyecto de estimulación cerebral no invasiva (con electrodos externos) para recuperar la conciencia. Aunque el paciente no pueda moverse ni responder verbalmente a lo que se le pide, su cerebro sí que reacciona y, a través de electrodos aplicados sobre la piel, los científicos pueden identificar qué partes del órgano se activan y establecer códigos que se puedan traducir, por ejemplo, en un «sí» o un «no».

Por su parte, la coordinadora ética del Human Brain Project, la experta en neuroética Kathinka Evers, considera que «las teorías científicas no vienen desnudas de interpretaciones, y hay que reflexionar sobre cómo aplicar los descubrimientos de forma beneficiosa para la sociedad».

Sobre la posibilidad de que un robot tenga conciencia, Evers precisa que «en los humanos hay una relación entre materia y conciencia, pero en las máquinas se desconoce si hay relación y cuál es, por lo que no se puede medir, y es imposible de saber».

ABC