La motivación intrínseca es mucho más poderosa que la extrínseca, pero también más difícil de alcanzar

Para cualquier comportamiento dado, nuestras motivaciones pueden tener dos naturalezas radicalemente distintas: extrínseca e intrínseca.

La motivación intrínseca es el impulso que viene desde adentro, sin ninguna recompensa externa ostensible. La actividad se hace porque es inherentemente agradable y no por una recompensa anticipada, fecha límite o presión externa.

La motivación extrínseca, por el contrario, depende de los inputs exteros, de las recompensas que vienen de fuera. Los propósitos de año nuevo suelen ser más extrínsecos que intrínsecos, y por eso apenas podemos completar un 20 % de ellos, de media.

Pasajero VS estable

Las recompensas extrínsecas son pasajeras. Son muy eficaces a corto plazo, pero tienden a disiparse a largo plazo. Con todo, las desventajas de las recompensas extrínsecas no terminan ahí: también pueden tener un impacto negativo en nuestro impulso intrínseco.

Esto se puede ver, por ejemplo, en el arte infantil. A la mayoría de los niños les encanta dibujar. Entrega a un niño con una pila de papeles en blanco y un juego de colorear, y todo irá rodado. Algunos dibujarán durante horas y horas, sin interrupción y sin necesidad de motivación extrínseca.

Pero ¿cómo hacer que un niño deje de dibujar? Manifestándole simplemente que se le entregará una recompensa por cada dibujo que completen. Porque la forma más eficaz de detener este comportamiento es darles una recompensa extrínseca. Hay un ligero repunte cuando se da la recompensa por primera vez, pero a partir de ahí todo es cuesta abajo. A medida que las recompensas empiezan a acumularse, su impulso disminuye constantemente. Y en poco tiempo, el niño pierde completamente el interés en la actividad. Y esto es algo que también sucede con los adultos.

Con la motivación extrínseca encontraremos que:

  • resulta más difícil concentrarse;
  • se está tentado de retrasar la tarea;
  • se quiere completar la tarea con un grado de calidad suficiente para obtener la recompensa, pero no importa que sea perfecta o alcance la excelencia;
  • se va a estar mucho más negado a hacerla si no hay recompensa.

Por contraposición, la motivación intrínseca es como una fuente inagotable. Impulsa el comportamiento desde dentro. Nos involucramos en el comportamiento debido a un amor por él mismo, independientemente de su valor instrumental. En ese sentido, el comportamiento se integra con nuestra identidad. No dependemos de recompensas: la recompensa es hacerlo, sin más, porque nos hace felices o porque nos completa de algún modo.

Tenedlo en cuenta a la hora de diseñar vuestros nuevos propósitos para el año 2021:

Actualmente no hay una ‘teoría unificada magistral’ para explicar el origen o los elementos de la motivación intrínseca. La mayoría de las explicaciones combinan elementos del trabajo de Bernard Weiner sobre la ‘teoría de la atribución’, el trabajo de Bandura en ‘auto-eficacia’ y otros estudios concernientes al ‘lugar del control’ y ‘la teoría de la meta’.

Xataka