Los árboles con hongos infecciosos impiden que crezcan cerca otros de la misma especie

Un equipo de investigación de la Universidad de Jaén ha demostrado que los hongos patógenos marcan la distribución de los árboles en el bosque mediterráneo, pues los adultos infectan a los que nacen en su alrededor de la misma especie o de otras.

Bosque mediterráneo. / F. Descubre

El estudio permite comprender la estructura espacial de las masas boscosas y, por tanto, mejorar la gestión de estos ecosistemas. En el trabajo han colaborado la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC), la Estación Experimental del Zaidín (EEZ-CSIC), el Centro de Investigaciones sobre Desertificación (CIDE, CSIC-UVEG-GV) y el Instituto Interuniversitario de Investigación del Sistema Tierra en Andalucía (IISTA) (España).

El estudio aborda por primera vez estas relaciones planta-patógeno dentro del bosque mediterráneo, aunque ya se conocen en sistemas agrícolas y de interés comercial. “El papel que pueden desempeñar en ecosistemas naturales ha estado ignorado y más en el mediterráneo, eje de nuestro trabajo”, señala a la Fundación Descubre el investigador del Departamento de Biología Animal, Vegetal y Ecología de la Universidad de Jaén Antonio J. Perea, autor del estudio ‘Pathogen life-cycle leaves footprint on the spatial distribution of recruitment of their host plants’, publicado en la revista Fungal Ecology.

El investigador indica que la transferencia de patógenos desde un adulto irá eliminando a los brotes de su especie que crecen bajo su copa, lo cual crea un espacio para la presencia de árboles de otros tipos. “También puede darse el caso de hongos que afecten a dos, tres, cuatro e incluso cinco especies de plantas distintas, pudiendo generar efectos similares”, señala Perea. “Uno de los casos donde la infección puede saltar de una especie a otra diferente es el de enebros y majuelos, dos especies que pueden ver comprometido su estado sanitario y el de su descendencia por el mismo hongo patógeno”.

Otro caso comprobado es el del quejigo. Los adultos trasladan un hongo a brotes cercanos, proceso que queda reflejado en la baja probabilidad existente de encontrar agrupados árboles de gran porte.

El trabajo se realizó en un bosque mixto de la Sierra Sur de Jaén, donde los expertos establecieron parcelas fijas de 100 x 100 metros y georreferenciaron todos los adultos y las plantas de cada especie. Además, se anotó la presencia o ausencia de los hongos patógenos típicos en cada uno de los individuos muestreados.

La georreferenciación permite descubrir criterios espaciales, o sea patrones que desvelan la distancia entre los puntos. “Por ejemplo, cómo afecta la separación entre adultos y plántulas al porcentaje de infección de éstas”, señala Perea. Las pautas encontradas se asemejan a la establecida para sistemas tropicales, en los cuales la alta riqueza vegetal deriva de una relación negativa, ya sea por los patógenos infectados de padres a hijos, o bien por los herbívoros. Esta explicación parece funcionar en ecosistemas mediterráneos, indica el investigador sevillano.

La investigación puede emplearse en la gestión forestal, afirma el científico de la Universidad de Jaén, pues ayuda a comprender el porqué y el cómo se estructura espacialmente una comunidad de plantas. “Es decir, es más probable que un majuelo aparezca junto a un pino o una encina, pero menos probable que aparezca junto a un enebro”, indica como ejemplo.

El investigador considera que al ser una temática a la que no se le ha prestado demasiada atención, sobre todo en sistemas mediterráneos, el campo de trabajo es amplio. Así, la segunda fase del estudio cuenta ya con la hipótesis de partida. Dado que los patrones de infección son del año 2014, abordarán en breve el análisis de muertes de todas las especies muestreadas. En el caso de que coincidan las pautas de mortalidad e infección, los investigadores determinarán si la causa es por los hongos patógenos.

NCYT