El cerebro humano está diseñado para responder en las situaciones límite, en los momentos de mayor compromiso emocional y físico o cuando necesitamos imperiosamente cambiar de estrategia y salir de nuestra “zona de confort”. Así lo demuestra un trabajo desarrollado por un grupo de investigadores franceses de distintos centros académicos y de investigación, que se describe en un artículo de la revista Medical Xpress.
Los estudios previos habían confirmado que una de las situaciones más complejas y estresantes para todos los animales, incluyendo los humanos, se concreta en los entornos más inestables. Se trata de esas situaciones en las que es imprescindible tomar decisiones rápidas y correctas para salir de un problema grave, que pone en juego nuestra estabilidad emocional o física.
Es el caso de un animal que está escapando de su depredador en pleno campo. Cuando siente que su vida corre peligro porque su cazador ya lo está alcanzando, debe tomar una decisión drástica e instantánea: trepar un árbol, sumergirse en un río o inmovilizarse en el mismo lugar para intentar camuflarse con el entorno y pasar desapercibido. A los seres humanos nos sucede lo mismo, ya sea en los momentos de apuro o cuando tenemos que cambiar obligatoriamente de rumbo en nuestras vidas.
Los especialistas ya sabían que la corteza prefrontal medial (mPFC) es el área del cerebro encargada de este tipo de decisiones, pero no conocían el papel que cumplía cada una de las partes de la misma ni tampoco la forma en la que se integraban para crear una red neuronal específica. La nueva investigación desarrollada por neurocientíficos franceses avanza en ese sentido.
Toma de decisiones
Para descubrir este mecanismo, los científicos estudiaron el comportamiento eléctrico de la corteza prefrontal medial en pacientes epilépticos, a través de electrodos implantados en profundidad. Mientras tanto, los voluntarios eran evaluados en distintas actividades relacionadas con la toma de decisiones.
Posteriormente, analizaron los resultados con herramientas de última generación y descubrieron al detalle el mecanismo cerebral. En un primer término, el sector ventral de la mPFC analizó la confiabilidad de las decisiones que se estaban tomando.
La red continuó en otras áreas a las que se enviaron señales, comunicando el grado de confianza que se sintió en ese momento. Por último, el sector dorsal de la corteza prefrontal medial recibió todos los estímulos, evalúo los resultados y diseñó nuevas estrategias.
Un sistema predictivo
Un punto clave que destacaron los investigadores es que esta red constituye un mecanismo de codificación y predicción, ya que por un lado clasifica las expectativas y posibilidades frente a una decisión y, posteriormente, intenta predecir la mejor alternativa para salir del inconveniente.
Además, el cerebro diseña estrategias proactivas que preparan a la persona para que tome la mejor decisión posible en ese momento.
Para finalizar, los neurocientíficos agregaron que los estudios de electroencefalografía intracraneal de la actividad neuronal de los participantes también evidenciaron que el sistema descubierto analiza si es necesario explorar nuevas alternativas y cambiar o si, por el contrario, lo mejor es sacar provecho de una opción ya conocida para poder adaptarse a las exigencias del entorno.