Una estrella muerta emite una mezcla de radiación nunca vista
July 28, 2020 El Universo , NoticiasIntegral contribuye a desvelar el origen de las ráfagas rápidas de radio.
Una colaboración global de telescopios, incluido el observatorio espacial de alta energía Integral de la ESA, ha detectado una mezcla única de emisiones de radiación procedente de una estrella muerta de nuestra galaxia, algo nunca visto en este tipo de estrellas y que podría resolver un misterio cósmico de larga data.
El hallazgo tiene que ver con dos interesantes fenómenos cósmicos: los magnetares y las ráfagas rápidas de radio. Los magnetares son remanentes estelares con unos de los campos magnéticos más intensos del universo. Cuando se “activan”, pueden producir breves emisiones de radiación de alta energía que no duran ni un segundo, pero son miles de millones de veces más luminosas que el Sol.
Las ráfagas rápidas de radio son uno de los mayores misterios sin resolver de la astronomía. Descubiertas en 2007, estallan con un brillo enorme en ondas de radio durante unos pocos milisegundos antes de desvanecerse y muy raramente se vuelven a ver. Se desconoce su verdadera naturaleza y jamás se había detectado una emisión así dentro de la Vía Láctea, con origen conocido, o que emitiera un tipo de radiación distinto de las ondas de radio… hasta ahora.
A finales de abril, SGR 1935+2154, un magnetar descubierto hace seis años en la constelación de Vulpecula (la Zorra) tras una emisión sustancial de rayos X, volvió a entrar en acción. Poco después, los astrónomos vieron algo asombroso: este magnetar no solo emitía los habituales rayos X, sino también ondas de radio.
“Detectamos con Integral la emisión de rayos X de alta energía del magnetar el día 28 de abril”, apunta Sandro Mereghetti, del Instituto Nacional de Astrofísica (INAF–IASF) de Milán (Italia) y autor principal de un nuevo estudio sobre esta fuente basado en datos de Integral.
“El sistema de alerta de Integral avisó automáticamente del descubrimiento a los observatorios de todo el mundo en cuestión de segundos. Esto sucedió horas antes de que se disparasen otras alertas, lo que permitió a la comunidad científica actuar con rapidez y explorar esta fuente con mayor detalle”.
Aquel mismo día, los astrónomos detectaron una breve emisión sumamente brillante de ondas de radio desde la dirección de SGR 1935+2154 con el radiotelescopio CHIME de Canadá, en el mismo intervalo de tiempo que la emisión de rayos X. Unas horas más tarde fue confirmada por el proyecto estadounidense Survey for Transient Astronomical Radio Emission 2 (STARE2).
“Hasta ahora nunca habíamos visto una explosión de ondas de radio, como las de las ráfagas rápidas de radio, procedente de un magnetar”, añade Sandro.
“Lo que es más importante, la cámara IBIS de Integral nos ha permitido ubicar con exactitud el origen de la ráfaga, asociándola claramente con el magnetar”, señala Volodymyr Savchenko, del Centro de Datos Científicos de Integral en la Universidad de Ginebra (Suiza) y coautor del estudio. “La mayoría de los demás satélites que participan en el estudio colaborativo de este evento no fueron capaces de medir su posición en el firmamento, algo crucial para identificar que la emisión realmente procedía de SGR1935+2154″.
“Esta es la primera vez que las observaciones permiten vincular los magnetares con las ráfagas rápidas de radio”, explica Sandro. “Se trata de un descubrimiento importantísimo y nos ayudará a poner de relieve el origen de estos misteriosos fenómenos”.
Este vínculo apuntala la idea de que las ráfagas rápidas de radio provienen de los magnetares y demuestra que las explosiones de estos objetos fuertemente magnetizados también pueden detectarse a longitudes de onda de radio. Los magnetares cada vez gozan de mayor popularidad entre los astrónomos, ya que se cree que desempeñan un papel clave en distintos eventos transitorios en el universo, desde supernovas superluminosas hasta energéticos brotes de rayos gamma.
Lanzado en 2002, Integral transporta un conjunto de instrumentos capaces de observar y tomar imágenes simultáneamente de objetos cósmicos en rayos gama, rayos X y luz visible. En el momento de la explosión, el magnetar se hallaba en el campo de visión de 30 x 30 grados del instrumento IBIS, por lo que el paquete de software del sistema de alerta del satélite, operado desde el Centro de Datos Científicos de Integral en Ginebra, lo detectó automáticamente y alertó de inmediato a observatorios de todo el mundo. Al mismo tiempo, el Espectrómetro de Integral (SPI) también detectó el brote de rayos X junto a otra misión espacial, el Telescopio de Modulación de rayos X Duros Insight (HXMT) chino.
“Este tipo de estrategia colaborativa en varias longitudes de onda, así como el descubrimiento resultante, subraya la importancia de coordinar de forma rápida y a gran escala los esfuerzos de investigación científica”, añade Erik Kuulkers, científico del proyecto Integral de la ESA.
“Al combinar las observaciones desde la parte de alta energía del espectro hasta las ondas de radio, y tanto desde nuestro planeta como desde el espacio, los científicos han sido capaces de resolver un misterio que existía desde hacía mucho tiempo en la astronomía”.