El impacto de una segunda ola puede ser devastador para la salud mental del personal sanitario

Fueron llamados ‘héroes sin capa’ durante los peores momentos de la pandemia de COVID-19. A las patologías físicas de aquellos contagiados por el virus, se une una salud mental deteriorada. Una revisión de artículos, publicada en el Journal of Affective Disorders, analiza su efecto y qué pasaría ante una segunda oleada de la enfermedad.

Trabajadoras del Hospital Clínic de Barcelona en plena pandemia. / Francisco Àvia | HC

¿Está preparado nuestro personal sanitario para una segunda ola de la pandemia? A esta pregunta intenta responder un nuevo trabajo, publicado en el Journal of Affective Disorders, sobre el impacto de los coronavirus (SARS, MERS y COVID-19, de manera separada y conjunta) en la salud física y mental de estos trabajadores.

“Lo que más llama la atención es lo alto que ha sido el efecto en la salud mental de los profesionales, no solo en la crisis del COVID-19 sino también en la del SARS y en la del MERS”, explica Gonzalo Salazar de Pablo, investigador predoctoral de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y del Instituto de Psiquiatría, Psicología y Neurociencia del King´s College de Londres y uno de los autores.

“Sin embargo, también nos ha sorprendido la baja frecuencia de síntomas de estrés postraumático en aquellos expuestos al COVID-19, aunque sospechamos que es posible que aumente de manera considerable en los próximos meses”, continúa. “Algunos científicos se refieren a este posible efecto a medio-largo plazo como la cuarta ola”.

Los profesionales han estado expuestos a una gran cantidad de estrés y eso ha llevado a problemas psicológicos importantes. Entre ellos, más de uno de cada cuatro ha tenido síntomas depresivos o de ansiedad

La nueva investigación, que engloba una revisión de artículos, ha tenido en cuenta a cualquier trabajador sanitario: médicos y enfermeros, pero también auxiliares de enfermería, personal administrativo, personal de limpieza.

Sobre las consecuencias para la salud física, lo más frecuente ha sido que aquellos profesionales con una infección por coronavirus desarrollen fiebre (75,9 %), tos (47,9 %), mialgias o dolores musculares (43,6 %),  escalofríos (42,3 %), fatiga (41,2 %), dolores de cabeza (34,6 %), disnea o dificultad respiratoria (31,2 %), dolor de garganta (25,3 %), náuseas o vómitos (22,2 %) y diarrea (18,8 %)

A nivel psicológico, los profesionales han estado expuestos a una gran cantidad de estrés y eso ha llevado a problemas psicológicos importantes. “Entre ellos, más de un tercio han tenido problemas de insomnio y burnout –trabajador quemado o agotado–. Más de uno de cada cuatro han tenido síntomas depresivos o de ansiedad. También han sufrido estigma debido a su profesión y el contacto con el virus”, añade Salazar.

“Es importante que los profesionales dispongan de atención psicológica de manera rápida en caso de que aparezcan problemas de salud mental. Creo que sería bueno implantar medidas preventivas que intentaran mejorar la resiliencia y optimizar las medidas de afrontamiento de los sanitarios”, afirma.

Qué ha dejado ver esta crisis

A pesar de tener una de las mejores sanidades del mundo, los autores se plantean si esta crisis ha servido para poner de manifiesto la precariedad del personal sanitario.

“Nuestra sanidad es tan buena precisamente porque, aunque los profesionales tienen una carga de trabajo muy alta, están dispuestos y acostumbrados a trabajar al 100 % y con los recursos justos. Ahora bien, cuando se eleva la demanda de manera drástica no hay margen de maniobra y la situación no es sostenible. Básicamente, el sistema se colapsa”, apunta Salazar.

“La sociedad tiene una labor importante. Hemos pasado por una situación difícil, con muchas limitaciones y queremos olvidar lo que ha ocurrido, pero es momento de ser responsables”, explican los autores

El experto deja claro cómo se puede ayudar a estos trabajadores: “La sociedad tiene una labor muy importante. Se verán obligados a decidir si realizar una actividad de ocio o no, ponerse una mascarilla o no… Hemos pasado por una situación difícil, con muchas limitaciones y queremos olvidar lo que ha ocurrido, pero es momento de ser responsables”.

“Respecto a las administraciones públicas, en el caso de los profesionales sanitarios lo más importante es que se establezcan medidas de seguridad. No queda tan lejos cuando no se disponía de suficientes equipos de protección personal de calidad”, añade el psiquiatra.

SINC