El consumo de paracetamol podría influir en la sociedad haciéndola menos empática y más egoísta
January 15, 2020 Bienestar , NoticiasEl paracetamol es uno de los fármacos más consumidos y prescritos debido a la eficacia y seguridad que tiene. Podemos encontrar este principio activo en múltiples formatos, en comprimidos, comprimidos efervescentes, cápsulas, sobres…
Sin embargo, un estudio reciente sugería que el consumo de este fármaco sí que podría estar ocasionando efectos sociales, pues podría estar reduciendo la empatía de la personas mientras lo están tomando.
Empatía
Llamamos empatía a la participación afectiva de una persona en una realidad ajena a ella, generalmente en los sentimientos de otra persona. Es decir, que la empatía es uno de los elementos principales para consolidar nuestras relaciones con los demás, y también un freno de nuestro egoísmo o nuestro narcisismo. Pero ¿y si el paracetamol estuviera reduciendo este rasgo psicológico tan importante?
En un estudio dirigido por Dominik Mischkowski, 114 participantes recibieron 1.000 miligramos de paracetamol o un placebo. Después de una hora, los participantes observaron cuatro escenarios que describían a dos hombres y mujeres que tuvieron una experiencia positiva. Mientras observaban cada escenario, los participantes calificaron cuán de positivos experimentaron los escenarios, cuánto placer pensaban que experimentaban las personas que aparecían en cada escenario, cuánto placer experimentaban los propios participantes ante estos escenarios y cuánta empatía tenían por las personas que aparecían en ellos.
El estudio encontró que, si bien el paracetamol reduce el placer personal y los sentimientos empáticos, no tiene ningún efecto sobre las percepciones del placer y la positividad.
Medicamentos y estado de ánimo
Todos estamos familiarizados con los efectos de muchas drogas ilegales, sin embargo los fármacos que prescriben los facultativos también pueden llegar a tener importantes efectos en la conducta de los pacientes. Desde el paracetamol hasta los antihistamínicos, las estatinas, los medicamentos para el asma y los antidepresivos, hay cada vez más evidencia de que pueden hacernos más impulsivos, más enfadados o más inquietos, y cambiar otros parámetros de nuestra personalidad.
Un caso extraño fue el del Pramipexole un medicamento que se suministraba en 2001 para tratar a los enfermos de Parkinson: muchos de los pacientes, incluso los que nunca habían manifestado interés por el juego, se tornaron ludópatas.
Técnicamente, el paracetamol no está cambiando nuestras personalidades, porque los efectos solo duran unas pocas horas y pocos de nosotros lo tomamos continuamente. Pero Mischkowski enfatiza que necesitamos estar informados sobre las formas en que nos afecta.