Curiosidades sobre los delfines
December 25, 2019 El Mundo , Noticias¿Todos los delfines tienen aleta dorsal? ¿Es verdad que los delfines se llaman por su nombre? ¿Cuál es la especie más grande que existe?
Los delfines (Odontoceti) son uno de los grupos más hermosos de mamíferos acuáticos. La mayoría de las especies de delfines viven en el agua del mar y se pueden encontrar en todos los océanos del mundo, pues solo unas pocas especies viven en agua dulce de Asia y América del Sur.
Estos mamíferos acuáticos pertenecen al infraorden “Cetacea”, un grupo de animales que incluye ballenas, delfines y marsopas.
Como uno de los animales favoritos entre los observadores de vida silvestre, los delfines son muy conocidos por su agilidad y su comportamiento lúdico. Son muy inteligentes -no dejan de sorprender a los científicos por sus capacidades de aprendizaje y cognición- y sociables y una de las especies más emblemáticas del mundo marino.
La especie de delfín más grande (la orca) crece hasta más de 9 metros de largo, mientras que el más pequeño, el delfín de Héctor o delfín de cabeza blanca (Cephalorhynchus hectori) mide solo 1,3 metros de largo.
El hábitat vivo de cada especie juega un papel importante en su tamaño general ya que los hábitos de alimentación suelen marcar la diferencia del tamaño incluso dentro de la misma especie.
Independientemente del lugar en el que vivan, los delfines tienen que llegar a la superficie del océano para respirar a diferentes intervalos de tiempo. Este ciclo puede durar hasta 30 minutos en algunas especies grandes.
El color de la piel de los delfines es azul grisáceo, pero también puede ser negro, blanco, gris claro, azulado e incluso rosado o la combinación de esos colores varía según la especie. Sin embargo, en todos los casos, su piel es muy sensible a los impactos y otros elementos que puedan estar en el agua.
La aleta dorsal de un delfín (ubicada en la parte posterior del delfín) actúa como una quilla cuando el animal nada, dándole al delfín control direccional y estabilidad dentro del agua. Pero no todos los delfines tienen esta aleta dorsal; por ejemplo, el delfín septentrional sin aleta (Lissodelphis borealis), como su nombre indica, carece de aleta dorsal.
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Los delfines no siempre vivieron en el agua: hace millones de años, los antepasados de los delfines deambulaban por la tierra. Los delfines que conocemos hoy evolucionaron de los mesoniquios, un orden extinto de ungulados parecidos a los lobos que tenían dedos en forma de pezuñas al final de cada pata. Pero hace unos 50 millones de años, estos animales ancestrales decidieron que el océano era un lugar más adecuado para estar, por lo que regresaron al agua y evolucionaron hacia los delfines que vemos actualmente. La evidencia de esta historia evolutiva es palpable en los delfines actuales, pues los delfines adultos tienen huesos de dedos remanentes en sus aletas, así como huesos de patas vestigiales.
Aunque los delfines nariz de botella o delfín mular son los más conocidos y reconocibles, hay otras 43 especies de delfines. La mayoría de las especies viven en océanos templados y tropicales, pero algunas viven en océanos o ríos más fríos. Dependiendo de su especie, los delfines pueden variar considerablemente en sus atributos físicos y comportamiento, como el caso de la orca, que puede llegar a medir de 6 a 8 metros de largo y pesar unos 4.000 kilos.
No se trata de ningún superpoder, pero sí que es cierto que los delfines usan la ecolocalización para ver el mundo que les rodea. Esta facultad les permite calcular la distancia, la forma, la densidad, el movimiento y la textura de un objeto. Su sónar es el mejor dentro del reino animal, y también es superior al del murciélago o al artificial. Tienen la increíble capacidad de emitir sonidos con una frecuencia de 120 kHz. Para poner esto en perspectiva, los humanos con una audición excelente pueden escuchar sonidos con frecuencias que van desde 20 Hz a 20 kHz. Sin embargo, los delfines generalmente reciben resultados óptimos cuando el objeto está a una distancia no mayor de 200 metros de ellos.
Aunque algunas especies de delfines tienen hasta 100 dientes, no los usan para masticar. Usan sus dientes únicamente para sostener los peces y luego se los tragan. Los delfines grandes como la Orca pueden consumir hasta 225 kgs de pescado al día. Generalmente trabajan en equipo para rodear un banco de peces y conseguir que estén lo más repletos posible. Luego, surcan el centro de la concentración de peces y comen todo lo que necesitan. E incluso se turnan para hacer esto para que los peces no se dispersen y todos tengan la oportunidad de comer satisfactoriamente.
Los científicos han descubierto que los delfines desarrollan sus propios silbidos individuales (nombres) para identificarse a sí mismos y a otros miembros de su manada. Dado que la visibilidad es a menudo pobre en el océano, los delfines dependen del sonido para transmitir mensajes y comunicarse. Sin embargo, lo que no se sabía era la complejidad de su comunicación y la conciencia que poseen estos animales. Y es que la identidad es muy importante para los delfines puesto que son animales sociales que viven en grupos.
Como son mamíferos, los delfines deben permanecer en la superficie del océano para poder respirar. Para dormir, suben a la superficie, dejando al descubierto sus espiráculos, y apagan un lado de su cerebro mientras mantienen activa la otra mitad para continuar respirando y mantenerse alerta. En lugar de dormir durante varias horas a la vez, descansan un hemisferio de su cerebro durante 15 a 20 minutos y toman estas “siestas” varias veces al día. Al descansar un hemisferio de su cerebro a la vez, los delfines pueden continuar nadando, respirando y observando a los depredadores. Así que si alguna vez has escuchado la frase de “dormir con un ojo abierto”, ya sabes a qué lo puedes asociar.
Aunque los científicos marinos han estudiado y grabado vocalizaciones de delfines durante décadas, muchos aspectos del lenguaje de los animales y cómo se comunican aún se desconocen. Los científicos aún no han desglosado las unidades individuales de los sonidos de delfines, y todavía están buscando una Piedra Rosetta que vincule las vocalizaciones de los animales con su comportamiento. Mediante el uso de nuevas tecnologías, incluidos algoritmos y grabadores de alta frecuencia que funcionan bajo el agua, los científicos esperan finalmente descubrir el misterio del lenguaje de los delfines.
Los delfines son depredadores carnívoros. Usan sus dientes para sostener a su presa, pero luego se la tragan entera y la rompen en pedazos pequeños. Son comedores relativamente ligeros. Consumen una amplia gama de animales, incluidos peces, calamares, crustáceos, camarones y pulpos; incluso es posible verles seguir barcos pesqueros para disfrutar de los “desechos” arrojados por la borda. La orca, la especie más grande de delfínido, también puede comer mamíferos marinos como focas o aves marinas como pingüinos.
A pesar del hecho de que la madurez sexual es variable entre las especies de delfines, los machos generalmente alcanzan la madurez a los 11 años y las hembras alrededor de los 5 o 7 años. Dado que los genitales están ocultos en los machos y las hembras, ambos sexos tienen una hendidura genital, pero las hembras también poseen una hendidura mamaria a cada lado. Los delfines hembra tienden a ser sexualmente receptivos durante la mayor parte del año y generalmente son los que inician el cortejo para el apareamiento. Justo antes de que ocurra el apareamiento, el macho a menudo frota o acaricia a la hembra en el cuello y muestra una postura de “curva en S”.
Dependiendo de la especie, la mayoría de los delfines hembra gestan a sus crías durante 9 a 17 meses antes de dar a luz. Curiosamente, las crías salen con la cola primero, en lugar de la cabeza, por lo que no se ahogan durante el proceso de parto. Después de amamantarlas durante uno o dos años, la cría generalmente se queda con su madre durante los siguientes años, antes de aparearse y tener sus propias crías.
La vida útil de los delfines varía mucho según la especie. La mayoría de los delfines en la naturaleza viven durante algunas décadas y, según el Instituto de Estudios de Mamíferos Marinos, la esperanza de vida de los delfines en cautiverio es similar, de 20 a 35 años en libertad y de 25 a 40 años en cautividad. Eso sí, el delfín más longevo en cautividad llegó a vivir 61 años. Se llamaba Nellie y vivía en un parque de entretenimiento marino de Florida. Murió en 2014.
Sabemos que el pez globo tiene fuertes toxinas. Aparentemente, los delfines también lo saben, y lo usan para beneficio recreativo. Normalmente, la toxina del pez globo es mortal. Sin embargo, en pequeñas dosis, la toxina actúa como un narcótico. La BBC filmó a un grupo de delfines jugando suavemente con un pez globo, pasándolo entre los miembros de la manada durante 20-30 minutos, y luego merodeando por la superficie aparentemente hipnotizados por su propio reflejo. Locuras de juventud.
Los delfines destacan por formar grandes familias. Ya hemos visto que les encanta cazar, jugar y nadar juntos, debido a que son animales muy sociales. Tanto es así que pueden llegar a formar grupos de mínimo 1.000 ejemplares
Ya hemos hablado de lo sociables que son estos animales. En 2015, los científicos del Instituto Oceanográfico Harbor Branch de la Florida Atlantic University publicaron una investigación en la revista Marine Mammal Science sobre las redes sociales de los delfines. Después de pasar más de seis años rastreando 200 delfines en la laguna Indian River de Florida, los científicos descubrieron que los delfines tienen amigos. En lugar de pasar el mismo tiempo con los delfines a su alrededor, los animales se segregan en grupos de amigos. Al igual que los humanos, los delfines parecen preferir la compañía de ciertos compañeros más que otros.
Los delfines son animales sociales y juguetones, crean amistades para toda la vida y viven en manadas con docenas de delfines. Les encanta nadar a través de anillos de burbujas hechos a por sí mismos y surfear las olas. Pero también hay un propósito más profundo para este tipo de comportamiento: los delfines juegan porque es un factor importante en el desarrollo cognitivo de las crías de delfín, y es clave para que se familiaricen con otros miembros del grupo.