Somos la mayor amenaza de nuestra especie
November 8, 2019 Bienestar , NoticiasLa extinción no nos preocupa porque no esperamos un gran futuro para la humanidad.
Los riesgos de extinción humana por causas naturales son relativamente altos, pero son mayores por las actividades humanas. Esa eventualidad no nos preocupa demasiado porque no esperamos un gran futuro para la humanidad.
La estimación se basa en los 200.000 años de historia del homo sapiens y en las diferentes amenazas que ha sufrido la vida en la Tierra a lo largo de su existencia.
Los científicos han pensado que la extinción de la humanidad podría provenir de fenómenos naturales, como los impactos de asteroides y gigantescas erupciones volcánicas, tal como ya ha ocurrido en el pasado de la Tierra, así como de riesgos que aún se desconocen.
Hace 252 millones de años tuvo lugar la conocida extinción masiva del Pérmico-Triásico, que acabó con el 95 % de las especies marinas y el 70 % de las especies de vertebrados terrestres. Un estudio publicado en abril pasado en Nature Communications ha determinado que esa Gran Mortandad se debió a erupciones volcánicas.
Hace 65,5 millones de años, un único meteorito de 10 kilómetros de diámetro impactó sobre la península mexicana de Yucatán, terminó con los dinosaurios y afectó a casi el 70 por ciento de las especies terrestres, según determinó otro estudio publicado en 2010 en la revista Science.
Riesgo limitado
Para los investigadores de Oxford, eventualidades de ese tipo representan un riesgo significativo para la extinción de la especie humana en el futuro, teniendo en cuenta que más del 99 por ciento de las especies que han existido sobre nuestro planeta ya ha desaparecido.
Consideran que sus estimaciones son consistentes con las tasas de extinción de mamíferos, la esperanza de vida típica de las especies de homínidos, la frecuencia de riesgos bien conocidos y de extinciones en masa.
Añaden sin embargo que sus cálculos no han tenido en cuenta los riesgos derivados de peligros que nuestros antepasados nunca enfrentaron, como los provocados por un cambio climático inducido por la acción humana o por una guerra nuclear o biológica, que ciertamente representan amenazas existenciales para nuestra propia especie y para otras formas de vida.
Aunque no hay precedentes de ejemplos previos de extinciones de homo sapiens, los investigadores consideran que los riesgos antropogénicos son mayores que los naturales, ya que si el peligro de extinción natural es suficientemente bajo, eso implica mayores riesgos relativos de fuentes antropogénicas, según explican en su artículo.
¿Qué pensamos sobre nuestra extinción?
Otro estudio realizado también en la Universidad de Oxford por otro equipo de investigadores ha profundizado en la eventualidad de la extinción humana, pero desde una perspectiva subjetiva: cómo percibimos esa amenaza.
Este estudio, de índole más psicológica, preguntó a 2.500 personas procedentes tanto del Reino Unido como de Estados Unidos, qué pensaban sobre la eventualidad de la extinción de nuestra especie.
Les pidieron que consideraran tres escenarios posibles, de mejor a peor: que la humanidad sobrevive sin sufrir una catástrofe importante; que padece una catástrofe que aniquila al 80 por ciento de la población humana y, por último, que una catástrofe causa la completa extinción de nuestra especie.
Los encuestados debían establecer qué escenario preferían para el futuro humano. Y lo primero que dejaron claro es que la completa extinción de nuestra especie no sería la peor opción que podría pasarnos.
También se les preguntó sobre la posibilidad de que esos tres escenarios se aplicaran, no a la especie humana, sino a otra especie animal. En este supuesto, los encuestados consideran más trágico que perezca el 80 por ciento de esos animales, que la posibilidad de que esa especie se extinga completamente.
Otra curiosidad: los encuestados solo consideraban trágica la total extinción de nuestra especie si eso suponía renunciar a un escenario en el que la humanidad habría conseguido vivir en un futuro mucho mejor que cualquier presente.
Lo sorprendente es que para muchos encuestados la extinción de nuestra especie es algo que probablemente ocurra en los próximos 15 años, si bien no la consideran una preocupación significativa sobre su futuro, ni tampoco esperan medidas políticas preventivas. Es decir, no se toman en serio su propio vaticinio.
La revista norteamericana de periodismo alternativo Vox, que analiza la encuesta, llega a una conclusión sorprendente: en realidad, no esperamos un gran futuro para la humanidad.
Por eso no nos desespera la posibilidad de nuestra extinción. No sería algo trascendente para la evolución. Y esta creencia se integra en el esquema cultural que propicia nuestra desaparición.
Estas dos investigaciones son relevantes en los presentes momentos, cuando, tal como informamos en otro artículo, más de 11.000 científicos han evocado con profusión de datos que el cambio climático se ha convertido en una amenaza real para la supervivencia de la especie humana.