Localizan, con apenas unos días de diferencia, la procedencia de una segunda y lejana emisión de radio
July 4, 2019 Misterios , NoticiasEs la segunda vez en menos de una semana que se consigue determinar el punto de origen de una de estas misteriosas y potentísimas señales.
Hace menos de una semana, un equipo de investigadores australianos anunciaba en Science que, por primera vez, habían conseguido localizar el punto de origen de una “Ráfaga Rápida de Radio” (FRB, por sus siglas en inglés). Y ahora, por segunda vez en la historia y apenas unos pocos días después del primer anuncio, otro grupo de astrónomos, esta vez del Observatorio de Radio de Owens Valley (OVRO), del Instituto de Tecnología de California, anuncia en la revista Nature que ha localizado con exactitud la procedencia de otra emisión similar.
Los FRBs se encuentran entre los fenómenos más misteriosos y potentes del Universo, y a día de hoy la Ciencia ignora por completo qué es lo que los causa. Solo sabemos que, de repente y sin previo aviso, esos poderosísimos estallidos electromagnéticos en forma de ondas de radio se encienden y se apagan casi al instante en las profundidades del Universo, muy lejos de nuestra galaxia. Y que durante ese breve momento brillan con tal intensidad que pueden ser detectados desde la Tierra incluso si se han producido a miles de millones de años luz de distancia.
El primer FRB se descubrió en 2007, y desde entonces varios telescopios en todo el mundo han conseguido localizar otros 85, aunque la opinión generalizada es que se producen continuamente y en cualquier parte. Algunos de los que hemos conseguido observar se repiten, como si se tratara de lejanísimos faros espaciales que brillan periódicamente en la oscuridad. Otros, la mayoría, solo emiten una vez. Detectarlos, pues, es difícil, y determinar su origen ha demostrado ser una tarea titánica.
Un estallido muy lejano
El nuevo estallido, llamado FRB 190523, se detectó hace apenas dos semanas, el pasado 23 de Mayo. Y según los astrónomos de OVRO se originó a 7.900 millones de años luz de distancia, el doble de los 3.600 millones de años luz a los que se encontraba el FRB anunciado la semana pasada. En todo caso, un lugar tremendamente alejado de nosotros, tanto en el tiempo como en el espacio. Baste decir que cuando se produjo la emisión y empezó a viajar en nuestra dirección, aún faltaban casi ¡¡3.000 millones de años!! para que se formaran el Sol y la Tierra.
Pero lo más sorprendente del FRB 190523, asegura Vikram Ravi, primer firmante del artículo de Nature, es que la galaxia donde se originó se parece mucho a la nuestra en términos de tamaño y edad, algo que desafía lo que se pensaba podrían ser los entornos galácticos capaces de producir esas ráfagas de radio tan intensas. “Este hallazgo -dice Ravi- nos dice que cualquier galaxia, incluso una corriente como puede ser nuestra Vía Láctea, puede generar un FRB”.
No es un magnetar
Hasta ahora, la mayor parte de lo que se sabía acerca de estos fenómenos procede de una única fuente, llamada FRB 121102, ya que allí las emisiones se han repetido cerca de 200 veces desde su descubrimiento en 2014. Y eso llevó a proponer que las Ráfagas Rápidas de Radio solo podían surgir de galaxias enanas muy jóvenes, y pobladas además por una gran cantidad de un tipo muy activo de estrellas de neutrones, los magnetares.
Por el contrario, el actual FRB 190523, igual que el anunciado la semana pasada, solo ha brillado una vez, y durante apenas unos pocos milisegundos, lo que hace que localizarlo haya sido mucho más difícil.
“La teoría de que los FRBs proceden de los magnetares -asegura Ravi- se desarrolló en parte porque el anterior FRB 121102 venía de un entorno activo de formación de estrellas, donde los jóvenes magnetares pueden formarse a partir las explosiones como supernovas de estrellas muy masivas. Pero la galaxia anfitriona del FRB 190523 es, en comparación, mucho más tranquila”.
Una explicación diferente
Las dos emisiones de estos días, ambas no repetitivas, han dejado claro, pues, que las ideas anteriores no eran correctas. Lo cierto es que poco se sabe aún sobre estas potentísimas emisiones de radio capaces de cruzar el Universo entero. Y tampoco se conoce cuál puede ser la diferencia entre los eventos únicos y los repetitivos. De lo que no hay duda es de que, a la luz de los dos últimos descubrimientos, los teóricos tendrán que “volver a sus mesas de trabajo” para ajustar el modelo basado en magnetares o encontrar, que es lo más probable, una explicación completamente diferente a la actual.