La ayahuasca ya se consumía hace mil años en rituales precolombinos

Algunos pueblos indígenas de Sudamérica preparan una bebida llamada ayahuasca, a base de compuestos psicoactivos que provocan efectos alucinógenos. Un nuevo estudio demuestra que en las ceremonias chamánicas de hace unos mil años ya se usaba este brebaje. El análisis de los restos orgánicos de un atadijo ritual ha revelado la presencia de al menos cinco componentes estupefacientes.

Bolsa realizada a partir de los hocicos de tres zorros junto a una cinta de tela. En el interior de la bolsa se han encontrado al menos tres compuestos psicoactivos diferentes. / Juan V. Albarracin-Jordan y José M. Capriles

Desde hace milenios, los pueblos precolombinos han utilizado varias especies de plantas originarias de Sudamérica por sus propiedades curativas y psicoactivas que alteraban los estados de conciencia. Sin embargo, hasta ahora, solo existía evidencia arqueológica del consumo de psicotrópicos, como el alcohol o la cafeína. El uso de otras sustancias psicoactivas ha sido más difícil de documentar.

El estudio proporciona la primera muestra química del uso ritual de múltiples plantas psicoactivas en la Bolivia precolombina

Un nuevo estudio, publicado hoy en la revista PNAS, proporciona la primera muestra química del uso ritual de múltiples plantas psicoactivas en la Bolivia precolombina, gracias al análisis de un conjunto de objetos de unos mil años de antigüedad, recuperados en una cueva en las tierras altas de los Andes, al suroeste de Bolivia.

Los científicos neozelandeses, estadounidenses y colombianos analizaron la composición química de los artefactos encontrados en el atadijo ritual: una gran bolsa de cuero con un par de tablas de madera talladas para el rapé (tabaco en polvo), un tubo de aspiración, un par de espátulas de hueso de llama, una cinta de tela, fragmentos de tallos de plantas secas unidas por cuerdas de lana y fibra, y tres bolsas unidas realizadas con hocicos de zorros.

Los resultados, obtenidos por cromatografía líquida en tándem de espectrometría de masas, revelan la presencia de al menos cinco compuestos psicoactivos en la funda hecha a base de hocicos de zorro y en los tallos de las plantas secas: cocaínabenzoilecgoninaharmina, bufotenina y dimetiltriptamina.

“Al menos tres plantas que contienen estos componentes formaban parte de la parafernalia chamánica que se remonta a hace 1.000 años. Hasta la fecha, es el mayor número de compuestos recuperados de una única pieza en esta zona del mundo”, recalcan los autores de la Universidad del Estado de Pennsylvania (EE UU), la Universidad de Otago (Nueva Zelanda) y la Universidad Mayor de San Andrés (Bolivia), entre otras.

Los chamanes tenían un sofisticado conocimiento botánico en la época precolombina

Uso de múltiples plantas

Según los investigadores, la presencia de cocaína sugiere que la bolsa contenía hojas de coca, y la huella de bufotenina apunta a que las semillas de vilca o cebil (Anadenanthera colubrina) fueron transportadas en la funda de los hocicos de zorros, molidas en las tablas de madera, e inhaladas con el tubo de aspiración.

La aparición de harmina, abundante en el yage (Banisteriopsis caapi), y dimetiltriptamina, encontrada en la chacruna (Psychotria viridis), muestra que se pueden haber usado múltiples plantas para hacer ayahuasca. Las plantas pueden haber sido consumidas como un compuesto de tabaco o elaboradas en una potente bebida, por lo que el consumo de ayahuasca en rituales chamánicos ya debía producirse hace un milenio.

El trabajo indica que los chamanes tenían un sofisticado conocimiento botánico en la época precolombina y que las múltiples plantas que se empleaban procedían de áreas ecológicas dispares y distantes en América del Sur.

SINC