Computación Así será el 6G, la tecnología que impulsará la revolución de la IA

Mientras las redes 5G se implementan en diferentes partes del mundo, ya se planean las potencialidades de la próxima generación. Un equipo de investigadores defiende que el futuro 6G permitirá que diferentes agentes de IA colaboren: por ejemplo, los coches autónomos se coordinarán para mejorar sus rutas.

Ms. Tech

Los teléfonos móviles han cambiado nuestra forma de entender y comunicarnos con el mundo y con los demás. Tanto, que cuesta pensar en una innovación que haya tenido tanta influencia en el estilo de vida durante el siglo XXI.

La última tecnología asociada a la comunicación móvil, la quinta generación de redes o 5G, ya se está implementando en distintas ubicaciones de todo el mundo. Y eso plantea una cuestión obvia. ¿Qué factores impulsarán el desarrollo de la sexta generación de la tecnología móvil? ¿En qué se diferenciará el 6G del 5G, y qué tipos de interacciones y actividades incompatibles con el 5G podrán nacer para el 6G?

Los investigadores de la Universidad Jacobs (Alemania) Razvan-Andrei Stoica y Giuseppe Abreu nos ofrecen algunas respuestas a estas preguntas. El equipo ha dibujado las limitaciones de la red 5G y los factores que creen que impulsarán el desarrollo de la 6G. Su conclusión es que la inteligencia artificial (IA) será el principal impulsor de la tecnología móvil y que el 6G será la fuerza que habilitará una generación completamente nueva de aplicaciones de IA.

Primero algunos antecedentes. Desde cualquier punto de vista, el 5G supone un avance importante en comparación con las redes 4G. Las primeras redes 5G ya ofrecen velocidades de descarga de hasta 600 megabits por segundo(Mbit/s) y tienen el potencial de ser bastante más rápidas. En cambio, las 4G generalmente funcionan a hasta 28 Mbis/s, y seguro que cualquier usuario ha sufrido que esta velocidad haya caído hasta el cero alguna vez, por razones no siempre tan claras.

La red 5G es obviamente mejor en este sentido e incluso podría reemplazar muchas conexiones de líneas terrestres. Pero los beneficios más importantes van más allá de estas primeras cifras. Las estaciones base 5G, por ejemplo, están diseñadas para manejar hasta un millón de conexiones, frente a las 4.000 de las estaciones base 4G. Eso debería marcar una diferencia en la comunicación durante algunos acontecimientos importantes como eventos deportivos, demostraciones, etcétera, y podría permitir todo tipo de aplicaciones del internet de las cosas.

Luego está la latencia, el tiempo que tardan las señales en viajar a través de una red. La red 5G está diseñada para tener una latencia de solo un milisegundo, en comparación con los 50 milisegundos o más del 4G. Cualquier gamer sabe lo importante que es eso, ya que influye directamente en el control remoto de los personajes de un juego. Además, varios operadores de telecomunicaciones han demostrado cómo la misma ventaja permite controlar drones con mayor precisión e incluso realizar una telecirugía mediante una conexión móvil. Todo esto, además, debería requerir mucha menos energía, y hay muchos indicios de que los dispositivos 5G multiplicarán por 10 la vida útil de las baterías frente a los dispositivos 4G.

Entonces, ¿cómo podría el 6G mejorar eso? La telefonía 6G, por supuesto, ofrecerá velocidades de descarga aún más rápidas. Hay quien cree que podrían acercarse al terabit por segundo. Pero, ¿qué tipo de mejoras transformadoras podría ofrecer? La respuesta, según Stoica y Abreu, es que permitirá colaboraciones rápidamente cambiantes a enormes escalas entre distintos agentes de IA para resolver desafíos complicados sobre la marcha y encontrar soluciones a problemas complejos.

Por ejemplo, el problema de coordinar vehículos autónomos en una gran ciudad. Ese es un reto importante, dado que unos 2,7 millones de vehículos entran a una ciudad como Nueva York (EE.UU.) todos los días. Los vehículos autónomos del futuro deberán tener en cuenta su ubicación, su entorno cambiante, y a otros usuarios de la carretera, como ciclistas, peatones y demás vehículos autónomos. Deberán decidir su trayectoria en los cruces y optimizar su ruta para minimizar los tiempos de viaje.

Eso es un desafío computacional importante. Requerirá que los coches creen redes sobre la marcha a velocidades de vértigo, por ejemplo, cuando se aproximan a un cruce específico, y que después las abandonen casi instantáneamente. Al mismo tiempo, formarán parte de otras redes más amplias que calculan rutas y tiempos de viaje, etcétera. “Serán necesarias enormes cantidades de interacciones para resolver grandes problemas distribuidos donde la conectividad masiva será esencial, con grandes volúmenes de datos y una latencia ultra baja más allá de lo que ofrecen las redes 5G”, explican Stoica y Abreu.

Por supuesto, esto solo es un ejemplo del tipo de colaboración que permitirán las redes 6G. Stoica y Abreu imaginan una amplia gama de desafíos distribuidos que se podrán abordar de la misma manera. Todos ellos dependerán de la generación en tiempo real de grandes cantidades de datos y de su procesamiento colaborativo.

Otra aplicación obvia es la optimización de la red, pero otras incluyen la supervisión y planificación del mercado financiero, la optimización de la atención médica y la “difusión inmediata”, es decir, la capacidad de predecir y reaccionar ante los eventos a medida que ocurren, a una escala que antes era inimaginable.

La IA está claramente destinada a tener un papel importante en nuestro futuro. Los investigadores concluyen: “Para aprovechar su verdadero poder, la clave es la IA colaborativa. Y dada la naturaleza de la sociedad móvil del siglo XXI, está claro que esta colaboración solo se logrará a través de las comunicaciones inalámbricas”.

Se trata de una visión interesante del futuro. Habrá muchos tira y afloja antes de poder trazar un conjunto de estándares 6G. Pero si Stoica y Abreu tienen razón, la inteligencia artificial será la fuerza motriz que determinará las redes de comunicación del futuro.

MIT