Ni asteroide, ni nave alienígena: esta es la nueva teoría acerca del primer visitante interestelar

Astrónomos de Yale y Caltech aseguran que la controvertida roca espacial interestelar es un cometa que oscila como un péndulo.

19 de octubre de 2017. Esta es la fecha en la que empezó el misterio en torno al Oumuamua, la primera y controvertida roca interestelar que ingresaba en nuestro Sistema Solar un mes antes de su detección en la citada data por investigadores de la Universidad de Hawai. Desde entonces se han postulado múltiples teorías para tratar de calificar al primer visitante macroscópico (unos 300 metros de largo) venido de más allá de nuestro vecindario cósmico (se calcula que lleva millones de años viajando antes de ingresar en el Sistema Solar).

Asteroide, cometa, fragmento planetario, nube de escombros e incluso nave espacial alienígena varada por el espacio, han sido algunas de las explicaciones dadas por la comunidad científica. Ahora, la Universidad de Yale y astrónomos de Caltech tienen una nueva idea: es un cometa que oscila como un péndulo, en lugar de su giro habitual.

Lo que se sabe hasta ahora

En los meses posteriores a la fecha de la primera detección del Oumuamua, el comportamiento de este objeto ha desconcertado a los astrónomos. Al principio, se creía que Oumuamua era un cometa, aunque la idea fue descartada casi de inmediato, ya que el objeto carecía de cola y coma, la «cabellera» que envuelve al núcleo y que está hecha de material evaporado de su superficie.

Por ello, los investigadorse llegaron a la conclusión de que podía ser un asteroide, aunque esta explicación no llegaba a responder del todo a la razón de su extraña trayectoria: el objeto acelera su velocidad, en lugar de disminuirla, como era de esperar. De hecho, hubo estudios que apuntaron que su comportamiento errático era debido a un choque con otro objeto.

También se planteó la «exótica» hipótesis de que se tratase de una vela ligera, una forma de nave espacial que depende de la presión de radiación para generar propulsión, similar a lo que está trabajando el proyecto Breaktrough Starshot. Así, los investigadores especularon con que esta vela ligera podía ser una enviada de otra civilización para estudiar nuestro Sistema Solar y buscar signos de vida.

La nueva hipótesis

«Ha dejado una serie de misterios a su paso», afirma en un comunicado Darryl Seligman, estudiante graduado de Yale y primer autor del estudio sobre la investigación aceptada para su publicación por la revista «Astrophysical Journal Letters». Seligman, el profesor de astronomía de Yale Gregory Laughlin y el profesor de Caltech Konstantin Batygin explican que la razón de la aceleración de Oumuamua no están de acuerdo con la teoría de la nave espacial alienígena y opinan que es bastante más mundana: en realidad se trataría de la ventilación del gas que fue calentada por el sol.

Tal «desgasificación» ocurre regularmente para los cometas, señalan los investigadores. Cuando un cometa se acerca al Sol -como en el caso de Oumuamua- y se calienta, su hielo estalla en un chorro. Las «colas» del cometa se forman cuando las partículas de polvo quedan atrapadas en el chorro y reflejan la luz solar. El problema aquí, como ya apuntó en su día la comunidad científica, es que este viajero interestelar ni tiene coma ni muestra el giro revelador que sería causado por el chorro de gas.

Y esta es su respuesta a ambas contradicciones: «En el modelo que proponemos para Oumuamua, el gas de ventilación no brota desde un solo punto fijo en la superficie -comenta Laughlin-. En cambio, los chorros migran a lo largo de la superficie, siguiendo el calor y la dirección hacia el Sol». Esto significaría que, en lugar de girar, como en un cometa típico, Oumuamua oscila de un lado a otro como un péndulo, según Laughlin.

La trayectoria del Oumuamua

Actualmente Oumuamua ha pasado más allá de la órbita de Saturno y se espera que tarde más de 10.000 años en salir del Sistema Solar de nuevo. Pero los investigadores dicen que su descubrimiento sugiere que casi todas las estrellas en la galaxia pueden expulsar tales objetos durante el proceso de formación del planeta.

Si eso es cierto, una nueva generación de telescopios, como elTelescopio de Levantamiento Sinóptico Grande (LSST) en Chile, puede ayudar a los científicos a aprender más sobre ellos. «Cuando se conecten LSST y otros telescopios nuevos, cada año se detectarán más de estos intrusos interestelares», concluye Seligman.

ABC