De qué trata la fe bahá’í y cómo se expande por Sudamérica

En 2016 se construyó un imponente templo en Santiago de Chile y desde ese entonces 1.600.000 personas lo han visitado.

Casa de Adoración Bahá’í de Sudamérica, con vista a Santiago de Chile. / Leandro Lutzky / RT

En los cerros de la comuna de Peñalolén, Santiago de Chile, puede verse un gran templo emplazado en las alturas, con vista a buena parte de la capital y su inocultable capa de humo. Inaugurada el 19 de octubre del 2016, la Casa de Adoración Bahá’í de Sudamérica atrae a fieles, turistas, amantes de la arquitectura y curiosos de distintas nacionalidades. Se trata del primer edificio sagrado de esta corriente religiosa instalado en esa región del continente americano y desde su apertura ya recibió a 1.600.000 personas.

“Algunos vienen para sacarse una ‘selfie’, porque está de moda y es imposible perderse una obra de arte de esta magnitud. Otros buscan desesperadamente una respuesta a su existencia”, comenta Francisco Amenábar desde la biblioteca, un voluntario chileno que cree en la fe bahá’í desde hace 49 años. “Aquí no hay escalas jerárquicas, nadie es más que nadie”, describe.

‘Pancho’, como lo conocen todos, también es músico y locutor. Conoció este camino espiritual en España, mientras impulsaba su carrera de artista, sin conocer siquiera esta filosofía de vida: “Era todo lo que estaba buscando”, relata uno de los pocos intérpretes de salterio que hay en el mundo, un instrumento de 120 cuerdas poco visto en Occidente, que consiguió en un bazar iraní.

Entrada al predio del templo bahá’í, en la capital de Chile. / Leandro Lutzky / RT

En cuanto a sus actividades cotidianas, dice que tiene una vida “como la de cualquiera”, no se cuida con las comidas ni tampoco la ropa.  Así, junto al templo, explica de qué se trata esta fe, desconocida por muchos.

Algunos pilares

Para decirlo de un modo sencillo, la fe bahá’í comparte características con muchas otras religiones, creyendo en el mismo dios que judíos, cristianos o musulmanes, pero plantea la unificación de todas ellas en una misma cosmovisión.

En la opinión del consultado, “espiritualmente, todas las religiones son iguales, pero cambian los principios sociales de acuerdo a las apariciones del profeta”, es decir, los mensajeros de Dios. Así, mientras en el mundo islámico se priorizan los preceptos del profeta Muhammad, la corriente bahá’í creé en las enseñanzas de Bahá’u’lláh, quien nació mucho tiempo después. A continuación, repasamos algunas de sus bases:

  • Sin países

Esta forma de ver el mundo no cree en la funcionalidad de los Estados, algo considerado como “ficticio, producto de la imaginación del hombre”, y plantea el concepto de la “sociedad planetaria”. En otras palabras, la idea del patriotismo vinculado a los nacionalismos se contrapone a esta corriente: “Somos ciudadanos del mundo”, resume Amenábar.

Casa de Adoración Bahá’í, en Santiago de Chile. / Leandro Lutzky / RT

  • Aceptan la ciencia

Otro de los puntos importantes que sientan las bases de esta comunidad “es la armonía que debe existir entre la ciencia y la religión”. De hecho, según aquella tradición, “cualquier religión que no sea capaz de soportar el análisis crítico de la ciencia, debe ser abandonada instantáneamente, porque se ha convertido en una superstición”, cita el entendido.

  • Protagonismo de las mujeres

Uno de los valores más destacables que pregona la fe bahá’í es “la igualdad de derechos y privilegios para el hombre y la mujer”, repasa Francisco. En efecto, esta corriente religiosa enuncia que la paz mundial será, prácticamente, una conquista femenina. “Por miles de años los hombres dirigieron el mundo y siempre con realidades permanentes: la guerra y la opresión de la mujer, ambas insoportables en el día de hoy”, completa.

  • La homosexualidad no está bien vista

A pesar de que algunas bases parecen modernas si las comparamos con otras religiones más antiguas, y que desde las oficinas del templo afirman que todas las personas son bienvenidas sin importar sus orientaciones sexuales, la homosexualidad “es censurada espiritualmente” y “prohibida”, e incluso es considerada como un sufrimiento o una enfermedad, según el libro Luces de Guía, donde Helen Hornby recopiló cientos de preceptos basados en escritos del profeta.

Escalera principal del acceso a la Casa de Adoración Bahá’í, en Santiago de Chile. / Leandro Lutzky / RT

“Nosotros no creemos que sea un modo de vida permisible”, concluye. Vale aclarar que la traducción fue realizada por la Asamblea Espiritual Nacional de los Bahá’ís de Ecuador y Argentina, junto a la Editorial Bahá’í Indolatinoamericana.

  • Nueva era

Por otro lado, los seguidores del templo sostienen que actualmente se está viviendo la peor convulsión social de la historia de la humanidad, “pero son los dolores del parto necesarios para que nazca un nuevo ciclo”, resume el entrevistado. Es decir, el mundo estaría atravesando un duro período de transición para conformar una “nueva civilización”.

Origen religioso

Esta fe es considerada por sus adherentes como “la más joven de la religiones independientes del mundo”. Fue durante 1844, en Persia ─hoy llamada República Islámica de Irán─, cuando Bahá’u’lláh se proclamó como el último mensajero de Dios, es decir, un profeta. En aquel territorio, mayoritariamente musulmán, el líder espiritual comenzó a sumar seguidores y sus enseñanzas tenían eco dentro del imperio y la población. Ante esta situación, “las autoridades se convirtieron en enemigos brutales de los bahá’ís y mataron a más de 20.000 de ellos”.

Así, el máximo referente del grupo fue exiliado durante 40 años, con prisión y apedreadas incluidas. “Durante su encierro, escribió más de 100 volúmenes donde se sentaron sus bases para un nuevo orden mundial”, comenta ‘Pancho’. En ellos, el profeta unificó los valores de diversas religiones, destacando que todas parten del mismo origen, para conformar “una fe universal”. Luego, estas enseñanzas se expandieron por el mundo.

  • Estructura

Actualmente, los fieles cuentan con nueve templos ubicados en los cinco continentes, y todos ellos tienen imponentes construcciones, aunque se planea instalar nuevas casas de adoración en varios países, y para ello se está llevando a cabo la compra de terrenos. En Irán, lugar donde nació la religión, no poseen ninguna sede. Por otro lado, reciben fondos de fieles anónimos, y deben rechazar cualquier suma que provenga de alguien que no pertenezca a la comunidad.

Templo bahá’í de Illinois, EE.UU. / wikipedia.org / GNU

La máxima autoridad para los devotos es la Casa Universal de Justicia, ubicada en Israel, desde donde se disponen las normas para el resto de la comunidad. Aquel órgano está compuesto por nueve miembros que se eligen cada cinco años.

  • De Persia a Chile 

La pregunta del millón es cómo llegó esta exótica creencia oriental a Sudamérica. Según los registros de la Comunidad Bahá’í de Chile, en 1919 un miembro de esta corriente pisó aquel país por primera vez, aunque recién en los 40 comenzaron a afianzarse algunas comunidades. A partir de los 80 y 90 se crearon sus primeras tres escuelas, además de una radio. En el 2002 el Ministerio de Justicia chileno la reconoció como una religión independiente y años más tarde consiguieron su tan emblemática Casa de Adoración, un símbolo para los creyentes de la región.

¿Hasta dónde llegarán?

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