La Gran Barrera de Coral muestra sus armas para resistir al cambio climático un siglo

El cambio climático está provocando la muerte de la Gran Barrera de Coral. Un estudio apunta que la formación podría sobrevivir cien años más gracias a su variedad genética.

Crédito: Mikhail Matz

A pesar de la opinión de algunos políticos, el cambio climático existe, es un hecho, como señalan los científicos. Un ejemplo de hasta dónde está llegando este fenómeno es que en 2016 el 35% de la Gran Barrera de Coral murió debido al calentamiento de las aguas como consecuencia del cambio climático.

Ahora, un nuevo estudio, Potencial and limits for rapid genetic adaptation to warming in a Great Barrier Reef coral, publicado por la revista científica PLOS y dirigido por Mikhail Matz predice que la Gran Barrera de Coral podría aguantar otros 100 años más antes de morir definitivamente.

Pero para entender completamente el estudio, ¿qué es la Gran Barrera de Coral? ¿Por qué está en peligro? ¿Qué pasaría si dejase de existir? ¿Vivirá 100 años más? ¿Se puede revertir este proceso que está matando a la Gran Barrera de Coral?

¿Qué es la Gran Barrera de Coral?

La Gran Barrera de Coral “es una formación generada por organismos vivos (biogénica) constituida por varias especies de corales de consistencia calcárea porque fijan carbonato cálcico durante su crecimiento, que se extiende de norte a sur a lo largo de la costa oriental de Australia”, explica a Hipertextual Just T. Bayle-Sempere, profesor del Departamento de Ciencias del Mar y Biología Aplicada de la Universidad de Alicante.

Mikhail V. Matz y equipo

¿Por qué está en peligro?

El aumento en las temperaturas está causando, en parte, cambios en las propiedades físico-químicas del agua que afectan a la Gran Barrera de Coral, como ilustra Bayle-Sempere. También “debido a impactos antrópicos tales como vertidos ya que incrementan los nutrientes en la columna del agua y disminuyen su transparencia”, añade. “Ciertas modalidades de pesca que deterioran la estructura física del hábitat y la sobrefrecuentación humana” también “afectan”, señala el profesor de la Universidad de Alicante.

¿Qué pasaría si deja de existir?

No es la estructura física la que se vería afectada, ya que “seguiría existiendo, al menos en sus macrocaracterísticas”, según señala Bayle-Sempere. Pero sí se perderían “las especies bioformadoras de corales”.

“Seguiría funcionando como cualquier hábitat rocoso submarino actual, con nuevas especies colonizando el espacio dejado por los corales y encima de estos muertos”, afirma el profesor de la Universidad de Alicante. Aunque a nivel de biodiversidad, habría menos corales, pero estos serían reemplazados por organismos bentónicos (que viven fijados a un sustrato). Así pues, “el balance sería neutro”, comenta Bayle-Sempere. Sobre la población de peces, señala, que se verían afectados los que tienen una relación muy estrecha con los corales, como por ejemplo si los usan de refugio, mientras que el resto no tendría este problema.

¿Vivirá 100 años más como apunta el estudio?

El coral común de la Gran Barrera de Coral (Acropora millepora) tiene suficiente diversidad genética para sobrevivir, al menos, 100 años antes de sucumbir al calentamiento global, según el estudio publicado por Mikhail Matz, investigador de la Universidad de Texas en Austin (Estados Unidos) y su equipo.

El modelo utilizado por los investigadores predice una adaptación rápida de los corales, a pesar del blanqueamiento cada vez más grave que se está produciendo en la Gran Barrera de Coral debido al estrés que produce el calentamiento global en el protozoo que vive en simbiosis con él y le da su color.

“Algunos genotipos de las especies de coral más tolerantes a temperaturas más altas, o a un mayor rango de variación de la temperatura, serán seleccionados por las circunstancias generadas por el cambio climático, tendrán esperanzas de vida mayores, se reproducirán más, y acabarán extendiéndose y dominando la comunidad de corales”, explica Bayle-Sempere. Por tanto, “la Gran Barrera de Coral podrá pervivir en tanto y cuanto no se superen los márgenes tolerados por esos genotipos”, señala. “Eso es la selección natural: el proceso por el cual el ambiente selecciona a los individuos más aptos y genera poblaciones más adaptadas a las circunstancias ecológicas de ese ambiente”, concluye.

Algunos genotipos de las especies de coral más tolerantes a temperaturas más altas, o a un mayor rango de variación de la temperatura, serán seleccionadas por las circunstancias generadas por el cambio climático.

En principio y, según el artículo, “la combinación de diversidad genotípica resistente a la variación térmica y la capacidad de dispersión (tasa de dispersión de una localidad a otra) de las especies pueden permitir que la Gran Barrera de Coral sobreviva 100 años más” porque se irán “seleccionando individuos más tolerantes que podrían recolonizar las diferentes localidades”, comenta Bayle-Sempere.

“La recolonización sería más intensa hacia las localidades del sur, con aguas más templadas, pero también se produciría hacia el norte, donde los individuos más tolerantes reemplazarían a los genotipos menos tolerantes, favoreciendo la pervivencia del arrecife en su conjunto al menos hasta que la temperatura supere cierto umbral”, concluye el profesor de la Universidad de Alicante.

Los corales de la Gran Barrera de Coral que sobrevivan a los cambios de temperatura podrían evitar su extinción en los próximos los 100 años tal y como apunta el estudio. Sin embargo, el futuro a largo plazo continúa siendo incierto.

¿Se puede revertir el proceso?

La única forma de evitar que la Gran Barrera de Coral continúe su camino hasta la muerte es “parando la progresión de los factores que generan la degradación”, señala Bayle-Sempere.

A corto plazo sería necesario terminar con los vertidos, las modalidades de pesca más destructivas y la sobrefrecuentación humana. “Posiblemente, si estos impactos disminuyeran significativamente, el cambio climático no tendría un impacto inmediato y se favorecería la recolonización por parte de los genotipos termorresistentes, tal y como proponen los autores del artículo”, explica Bayle-Sempere.

Hipertextual