Látex y plástico que laten

Sonqo -que significa corazón en quechua- simula el funcionamiento del ventrículo izquierdo, principal responsable del bombeo de sangre al cuerpo humano. El desarrollo, especialmente útil para la medicina nuclear, colaboraría a mejorar la precisión del diagnóstico por imágenes.

Sonqo simula el funcionamiento del ventrículo izquierdo. / Prensa UNGS.

Adivina adivinador, no está conectado a ningún cuerpo, pero late. No bombea sangre, pero es rojo. No está hecho de tejido muscular, sino de látex y plástico. ¿Qué es? Sonqo. Un simulador de corazón que finge el funcionamiento del ventrículo izquierdo, el actor principal en la irrigación sanguínea del cuerpo humano y la parte que más movimiento genera.

Conectado por pequeñas mangueras a una caja, el diseño de la Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS) en colaboración con el Servicio de Medicina Nuclear del Instituto de Oncología Ángel H. Roffo, que depende de la UBA y la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) busca colaborar en los estudios de medicina nuclear.

“Este fantoma, también llamado simulador, reproduce cómo cambia la forma y el volumen del ventrículo izquierdo y también la actividad eléctrica que genera, algo sumamente útil para la medicina nuclear”, explica el doctor en Física y profesor universitario Eduardo Rodríguez en diálogo con Agencia CTyS-UNLaM.

El diagnóstico por imágenes es una de las principales herramientas que tiene el médico a la hora de trazar un plan para tratar al paciente. Como la precisión en este tema es fundamental se suele recurrir a un fantoma a la hora de calibrar los equipos y de evaluar su desempeño.

“Además de realizar esas tareas, este dispositivo permite valorar la precisión con la cual el software del equipo calcula los parámetros fisiológicos como puede ser el volumen ventricular”, señala Rodríguez.

El fantoma se prepara para simular algo específico como puede ser un caso de necrosis o de isquemia en un lugar y tamaño bien definido y, realizando una tomografía como en cualquier paciente, se corrobora cuán bien capta esta patología cardíaca el tomógrafo.

“Cuando un paciente entra al consultorio el médico sólo ve un incógnito, no tiene las respuestas como con Sonqo, es por eso que precisa confiar en la información que arroje el tomógrafo para poder dar un diagnóstico preciso”, remarca el físico a la vez que destaca que también es un dispositivo útil para entrenar el ojo del médico, sobre todo en los que recién están arrancando en cardiología nuclear.

Tras seis meses de trabajo, el equipo – integrado por los estudiantes de Ingeniería Electromecánica Pablo Calla y Nicolás Vargas; el doctor en Física y profesor universitario, Eduardo Rodríguez; Pablo Sanabria, Patricia Yapura y Natalia Aramayo del Instituto de Oncología Ángel H. Roffo y la becaria del CNEA Victoria Bortulé- obtuvo un dispositivo rojo, elástico y muy similar a un corazón humano que ya fue distinguido en dos oportunidades.

“En el Congreso Argentino de Ingeniería Mecánica presentamos los primeros resultados más rudimentarios y nos dieron el premio a trabajo destacado, pero meses después, ya con más física médica y con información más avanzada lo presentamos en el Congreso Argentino de Medicina y ahí también fue premiado con la mención especial”, relata Rodríguez al subrayar la importancia de estos desarrollos para involucrar a alumnos avanzados de la carrera en pos de que sigan aprendiendo y aportando ideas.

Para el director del proyecto “esto es relevante porque en el mundo hay poca oferta y en Argentina no hay ninguna empresa que la ofrezca, de modo que los costos de producción serían significativamente más bajos que la importación total”.

CTYS