10 cosas que nos hubieran servido mucho escuchar cuando teníamos 20 años.

Ah, si hubiéramos tenido en cuenta a los 20, las cosas serían distintas a los 40.

Ciertamente la edad es algo relativo y para una persona con la mente abierta el mundo y todo sus deleites sigue siendo “su ostra”: disponible y accesible para ser devorado. También es cierto que algunas cosas son más fáciles de hacer con cierta frescura, con cierta maleabilidad y con menos hábitos adquiridos. A veces quisiéramos borrar el pizarrón para poder escribir algo nuevo.

En este espíritu hemos reunido aquí diez cosas que una persona con un poco más de experiencia y que reflexiona sinceramente sobre sus errores y aciertos, podría recomendar a un joven. Un ensayo en el espíritu de los consejos para jóvenes del viejo tío William Burroughs:

1. Cultiva tu atención

Esto no se puede enfatizar demasiado. Mientras que hay virtudes innatas que son difíciles de adquirir, y aunque estas pueden ayudar mucho a la facultad de atención, la atención puede cultivarse y esto es trascendental. El psicólogo de Harvard, William James, una de las mentes más brillantes de los últimos 150 años, consideró que la facultad de dirigir la atención era la facultad más importante del ser humano, la marca del genio. Es discutible, pero nos inclinamos a pensar que un dominio de la atención es aún más importante y benéfico que la inteligencia (medida por ejemplo en el IQ). Si eres capaz de poner atención, puedes aprender lo que sea. Hoy en día todo conspira en contra de esto, por lo que te recomendamos que te des un espacio para salirte del multitasking y demás y cultives tu atención. Simplemente mantén tu mente concentrada en una sola cosa. Todos los días por el tiempo que consideres. Para inspiración te recomendamos lo que escribió Simone Weil, una de las escritoras más brillantes del siglo XX.

2. Aprende otro idioma

Aprender otro idioma literalmente te abre un nuevo mundo, tanto cerebralmente como en la geografía externa. No sólo te permite acceder a una cultura y una gente distinta, te permite ver la realidad de una forma más amplia. Asimismo, se ha encontrado que hablar otros idiomas ayuda a proteger el cerebro de enfermedades degenerativas. Más que estudiar materias técnicas y científicas que seguramente nunca aplicarás -al menos de que te interesen profesionalmente- dedica tu tiempo a aprender alguna lengua. SI has cultivado tu atención no será difícil. Y, hay que decirlo, a los 20 (y más aún a los 13) es mucho más fácil que a los 40.

3. Aprende a tocar un instrumento musical (o al menos a cantar o bailar)

La música es lo mejor de nuestras vidas, es un lenguaje que nos conecta con un lado puramente emocional y que nos permite entonarnos, entrar en ritmo con el cosmos. La danza es una filosofía del cuerpo, una forma de existir. Nietzsche escribió que él “no podría creer en un dios que no supiese bailar”. Una persona que no sepa bailar tampoco provoca ese eros descomunal que lleva al éxtasis. No dejes de desarrollar algún aspecto musical, sino lo haces no serás una persona completa.

 

4. No esperes a sentirte bien para hacer las cosas

Si esperas a sentirte bien o estar en el estado ideal para hacer las cosas te perderás de la oportunidad de crecer. Sólo la adversidad, lo difícil, lo que nos exige dar un salto cualitativo y nos pone a prueba nos hace crecer. Ten esto en mente siempre. Como escribió Beckett: Fracasa… fracasa otra vez, fracasa mejor.

5. Aprende a no tomar las cosas tan en serio

Lo primero que hay que decir es que esto no entra en conflicto con la voluntad y el deseo de lograr algo. Simplemente es más benéfico no aferrarte demasiado a las cosas, a tu propia identidad, a tu éxito, a lo que piensan los demás, al destino, al mundo en sí. Todo es impermanente y morirás seguro. Hay humor en esto. Y hay inteligencia en el humor.  Ríe y disfruta. Aprende a relajarte y desde ahí actúa.

6. Colócate en situaciones donde seas vulnerable

Esto no significa que salgas a pasear al barrio más peligroso del mundo,  ¿a ver qué sucede? O que extiendas una cuerda para caminar por encima de un abismo. Significa que te abras a la posibilidad del dolor y del rechazo. Que no te limites por tus prejuicios o los conceptos de la sociedad. No tienes que ser fuerte, perfecto, seguro y demás. De hecho es más fuerte, perfecto y seguro si aceptas tus carencias, tus errores, tus miedos. Confiésale a la persona que irradia en tu mente que la amas. Pídele perdón a la persona que heriste. Habla sobre tus problemas, y eventualmente ríete de ellos con los demás.

7. La vida está off-line

Sí, el internet tiene grandes cosas -y otras no tanto-. Pero lo cierto es que lo mejor de la vida no pasará ante una pantalla. Sal de tu habitación. Pasa más tiempo en la calle. Desconéctate para conectarte con el presente, con las posibilidades que siempre están latentes cuando sales al mundo y pones atención.

8. Haz ejercicio (pero no para verte bien, sino para sentirte bien)

El ejercicio es vital para la salud, pero no tanto para la juventud. Es vital hacer ejercicio para cuando uno empieza a envejecer. Dicho eso, es muy difícil mantener una buena rutina sino se crearon hábitos en este sentido en la juventud. La clave yace en hacer algo que te guste, algo que te produzca alegría y te relaje. Piensa en esto antes de buscar ir al gym para crear músculos enormes. Un ejercicio que realmente te haga sentir bien lo podrás hacer toda la vida. Ve hacia lo profundo no hacia lo superficial.

9. Lee los clásicos (y lee filosofía y poesía)

No busques avanzar más rápido y leer las versiones actualizadas, los resúmenes o los comentarios de los grandes autores. Ve a las fuentes. Entenderás cómo lo que piensan las personas actualmente está prefigurado y moldeado por lo que pensaron las grandes mentes. No sólo leas novelas o libros de autosuperación o textos prácticos. Lee filosofía y lee poesía. Filosofía para saber vivir, para tener una dimensión ética, para hacerte las grandes preguntas y encontrar sentido. Poesía para refinar tu mirada, para sentir el mundo, para habitar poéticamente, es decir, con sensibilidad a la belleza y a la creación.

10. Piensa frecuentemente en los demás

La gran mayoría de los problemas de nuestras vidas tienen en común esto: que nos hacen pensar en nosotros mismos, en nuestro dolor, en nuestro fracaso, en nuestra inseguridad, en la expectativa, etc. Si no estás pensando en ti, difícilmente estás sufriendo. Ayudar a los demás es la mejor terapia y el mejor karma. Aprende a no ensimismarte en tus propios pensamientos. Piensa mejor en que puedes hacer que será realmente benéfico o placentero para alguien más. Da.

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